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El wombat en su madriguera.
En el fondo, animales

En el fondo, animales

La historia de los wombats que salvaron de los fuegos de Australia a otras especies es el último bulo tierno sobre seres irracionales. Nuestra tendencia a otorgarles características humanas data del Paleolítico

Inés gallastegui

Viernes, 31 de enero 2020, 23:53

Entre las terribles crónicas sobre la muerte de millones de animales en los incendios de Australia, hace unos días se difundió la esperanzadora noticia de que los wombats, unos robustos marsupiales herbívoros endémicos del país, estaban conduciendo a ejemplares de otras especies a sus madrigueras ... para mantenerlos a salvo de las llamas. «Solidarios», «empáticos», «generosos» y «heroicos» fueron algunos de los adjetivos que medios y redes dedicaron a estos curiosos mamíferos endémicos del país, Greenpeace se hizo eco de la entrañable historia y algún entusiasta promovió su nombramiento como miembros honorarios del Servicio Rural de Bomberos. Pero los expertos no tardaron en poner las cosas en su sitio: parece que los wombats se limitaron a compartir sus largas e intrincadas galerías subterráneas con conejos, zarigüeyas, equidnas (una especie de erizos), otros pequeños marsupiales como bettongs y ualabíes y algunos reptiles. El episodio no es más que una nueva muestra de antropomorfismo animal, o el empeño en otorgar atributos humanos a seres vivos que no lo son. Bulos sobre orcas que intentan suicidarse saliendo del agua, perros con sentimiento de culpa tras hacer una travesura o cisnes que alimentan a peces son algunos ejemplos de ese fenómeno que los científicos explican en el deseo humano de proyectar su propia forma de pensar, sentir e interpretar el mundo en las criaturas con las que compartimos el planeta.

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