![La fiebre del oro](https://s1.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/201809/11/media/oro.jpg)
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JOSEBA VÁZQUEZ
Miércoles, 12 de septiembre 2018, 00:35
Es uno de esos extraños episodios que hacen coincidir en el tiempo acontecimientos por sí solos extraordinarios, de los que resultan inusuales incluso de forma aislada. El mismo día en que la prensa australiana se hacía eco de la extracción de dos enormes rocas de ... oro, de 90 y 60 kilos de peso respectivamente, el ministro de Cultura de Italia, Alberto Bonisoli, anunciaba oficialmente el hallazgo en el subsuelo de un antiguo teatro de Como de 300 monedas romanas de idéntico metal. Los portavoces de la empresa encargada de la explotación minera se han apresurado a valorar la aparición de las dos grandes piedras como uno de esos hechos que solo suceden «una vez en la vida». Bonisoli, por su parte, ha dicho que el de las monedas doradas «es uno de los descubrimientos que marcan la historia». Nos encontramos, pues, ante una situación como para perder el sentido.
Los dos hallazgos tuvieron lugar la semana pasada y se han hecho públicos en el inicio de la presente. En el caso australiano, los dos voluminosos pedruscos de oro incrustado en cuarzo son solo una parte del total de piezas localizadas en un corte a 500 metros bajo tierra en la mina Beta Hunt en el plazo cuatro días, un botín excepcional al que se le calcula un valor global de 15 millones de dólares (unos 13 millones de euros). Solo al más grande de los fragmentos, el de 90 kilos, se le estima un precio de mercado próximo a los 3,2 millones de euros. La empresa explotadora, la canadiense RCN Minerals, calcula que contiene 2.300 onzas netas de oro «de alta ley». Dado que cada onza equivale a 31,1034768 gramos, esa veta aportaría 71,5 kilos puros del metal amarillo. De su hermana menor, la de 60 kilos, la compañía espera apurar otros 49,7.
La mina Beta Hunt, situada junto a la pequeña localidad occidental de Kambalda, a 620 kilómetros al este de Perth, extrajo en esas cuatro jornadas un total de 9.000 onzas de oro nativo, lo que suponen 280 kilos. Para entender lo asombroso del caso, baste decir que la misma explotación produjo 13.320 onzas (414,2 kilos) en el segundo trimestre completo del año.
«En mis dieciséis años de profesión nunca había visto nada ni siquiera parecido. Fue increíble», ha comentado Henry Dole, el perforador que la compañía ha acreditado como descubridor del productivo corte mineral. «Mientras lo estaba agujereando se podían ver las virutas de oro que salían por todos los lados», comentó al diario 'The West Australian'. Para el profesor Sam Spearing, director de la Escuela de Minas de la Unversidad de Curtin, el caso supone «un hallazgo extremadamente extraño y muy emocionante». Tanto que en la trama adquiere relevancia el hecho de que la mina Beta Hunt lleve un tiempo en venta. Dedicada fundamentalmente al níquel desde su apertura en 1973, la explotación atraviesa difultades económicas. «Este tipo de descubrimiento demuestra lo que siempre supimos, que esta mina tiene potencial», ha valorado Mark Selby, presidente ejecutivo de RNC, que no ha pensado en detener la venta. Al contrario, aprovecha que el oro pasa ahora en abundancia por su mina para publicitar que «este hallazgo demuestra que Beta Hunt tiene el potencial de ser una gran mina de oro en el futuro». Mientras, Selby plantea subastar entre coleccionistas las piedras recién extraídas.
Ni vender ni subastar es lo que hará Italia con las 300 monedas de oro encontradas durante las obras de demolición del Teatro Cressoni, en Como. «Veamos todo el proyecto y comprendamos el origen de estas monedas, si provienen de una villa privada o un lugar público», ha comentado el ministro de Cultura, Alberto Bonisoli. «Luego estaremos disponibles para trabajar con el Ayuntamiento de Como y darlo a conocer a la ciudad y a los turistas de la forma más completa y moderna posible», ha añadido.
Se espera que las piezas, que están siendo catalogadas y valoradas por arqueólogos del Ministerio de Patrimonio y Actividades Culturales (MiBAC), arrojen importante información sobre la antigua Roma. Las piezas datan del siglo V, la última época del imperio romano. Se encontraban en el interior de un ánfora en el subsuelo del lugar donde se ubicaba el foro de Novum Comun, ciudad fundada en el siglo I a. C. por orden del emperador Julio César.
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