Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
De Extremadura a Baleares, de Finisterre a Melilla, García de Cortázar se ha recorrido todos los caminos de España, porque para este vasco España, como Teruel, existe.
Con sólidos argumentos, erudición a raudales y un infinito placer por el paisaje, el paisanaje, el arte y ... la cultura, a sus 75 años el historiador y jesuita bilbaíno (Premio Nacional de Historia 2008) ha recopilado todas sus andanzas por la península en un libro que es «un canto de amor» a su país en un momento, como dice él, «de desaliento colectivo». Lo ha titulado 'Viaje al corazón de España'.
–¿No teme que alguien lo llame 'Viaje al corazón del Estado español'?
–Ese es el drama de España, que le quitan hasta el nombre. Para mí tiene un grandísimo nombre que me enseñaron a amar desde mi infancia en Bilbao. España es muchísimo más que esa vejación histórica y cultural de llamarla Estado español.
–Hay quien duda de que España tenga corazón.
–Siempre hay gente cerrada. Pero yo me refiero a los que amamos el paisaje y el paisanaje español, su cultura, su literatura, su arte. Es llamativo que en un país que ha producido fenómenos tan singulares, admirables y únicos como la Escuela de Salamanca, que es el conjunto de filósofos, pensadores, teólogos y científicos probablemente más importante de la historia de la humanidad, estemos casi pidiendo perdón.
–¿Por qué será?
–Porque España ha sido un imperio importante, ha mandado mucho en el mundo y ha habido una leyenda negra que nos ha hecho mucho daño y que muchos españoles trágicamente han interiorizado. Al contrario que los ingleses, a nosotros nos afectan mucho las versiones negativas sobre nuestro país. Por eso yo en este libro hablo de España en positivo. Quiero transmitir su belleza, sus paisajes.
–¿Y cómo explica que para algunos España sea innombrable?
–Eso lo ha provocado una literatura negativa. Los nacionalismos han servido para erosionar la imagen de España y a veces una izquierda desorientada los ha apoyado pese a su ideología, que yo diría cavernícola...
–¿Se considera nacionalista español?
–No, en absoluto. Nacionalista español es el que odia al que está al lado. Yo me considero patriota, que es el que ama a su patria, su territorio, sus habitantes pero no odia a los demás. El odio a España nace de una ignorancia supina y también de que durante estos años quizás nadie ha cantado las baladas de la nación.
–Ahí está Marta Sánchez. ¿Qué le parece la letra que le ha puesto al himno?
–Me emociona su esfuerzo. Pero yo creo, y esto lo dice un cura, que para atraer a todo el mundo la palabra Dios igual se podría retocar ahí, para no caer en una división de creyentes y no creyentes.
–¿Le seduce el nuevo patriotismo civil de Albert Rivera?
–Yo entiendo que el patriotismo es civil. No sé a qué lo opone él, si al patriotismo militar o eclesiástico... Me gusta más la afirmación de un patriotismo basado en nuestras raíces culturales y justificado por lo extraordinario de nuestra aportación cultural al mundo. España se encuentra a la cabeza mundial del arte. Y esto no lo digo yo, lo dice la Unesco. Mi patriotismo es un patriotismo cultural.
–A Rivera no se le cae la palabra España de la boca. ¿No hay forma de llevar la nacionalidad con naturalidad, sin alardes?
–Entiendo lo que dice. Y eso sería lo ideal. Se da normalmente en las democracias bien asentadas, cuando no ha habido problemas tan graves como una guerra civil. Eso aquí nos ha marcado mucho y algunos tratan de prolongarlo con su mal llamada memoria histórica.
–Zaplana, Correa... ¿España es sinónimo de corrupción?
–No. Que un partido u otro pueda ser corrupto es otra cosa. Pero la corrupción es un mal que ataca a todas las democracias. Conozco muy bien Italia y otros países y no son menos corruptos. Los españoles quizá somos un poco 'viva la Virgen' y eso puede habernos llevado a tener menos sensibilidad en cuanto a los dineros públicos o la forma de organizar un partido. Hay que insistir más en la conciencia democrática. En la historia de España también ha tenido mucho peso el caciquismo y esa es una mala influencia.
–¿Ha llegado a la esencia de España, algo que nos una?
–Soy poco partidario de identidades y esencias. Prefiero hablar del desarrollos históricos. Pero sí diría que existe una pasión por la vida como también por la muerte. Nuestro peor pecado histórico tal vez sea ese pesimismo endémico. En este libro trato de acabar con él.
–Pues afirma que estamos al borde de un 'exilio moral'.
–En el sentido de que nos hemos creído todo lo negativo que han dicho de nosotros, que estamos ante una impugnación de España y eso nos hace exiliados de nuestro propio país, un país al que muchas veces no reconocemos porque no nos han enseñado a conocerlo bien. Y al que se puede agredir desde el independentismo.
–Dice que a los jóvenes universitarios les han expropiado su conciencia nacional. Usted es hombre de Universidad, ¿qué explicación le da?
–Se ha dado mucho vuelo a los nacionalismos. Y para acabar con el patrioterismo del antiguo régimen franquista en vez de enderezar ese patriotismo hacia la nación española se ha tratado de evitarla. El deseo de liquidar el patrioterismo del régimen franquista lo que ha conseguido es dejar a muchos españoles sin nación.
–¿Y cómo recuperarla?
–Por la vía de la cultura. Yo entiendo que este libro puede hacer mucho más que muchos discursos y desfiles, a través del gusto por las ciudades y los paisajes... Que este libro nos aleje de esa tontuna de pedir perdón, y de esa manía de autoflagelarnos continuamente.
–¿Pediría la nacionalidad vasca si llegan a regularla?
–Si eso llega, me consideraré extranjero en Bilbao, en mi tierra.
–¿Y si fuera compatible con la española?
–Me parece difícil tal como lo plantea el nacionalismo vasco, pero bueno, si realmente supone un reconocimiento de que mi patria es mi infancia, pero no excluyente de una patria más grande, sí la podría aceptar, cómo no... Más que mi condición vasca, mi condición bilbaína.
–La nacionalidad de Bilbao, como el mapamundi...
–Sí, je, je... Como supongo que algunos catalanes estarían pidiendo ahora la nacionalidad barcelonesa.
–¿Se ve capaz de convencer con su libro a un 'indepe' catalán?
–No creo. Lo que sí le pediría a ese independentista es que no falsifique la historia, que no afirme ese sentimiento con trampas, con mentiras, con adoctrinamientos, ejercicios de violencia, fracturas de la sociedad civil, etc. Este libro es también un gran canto a Cataluña. Espero que allí se distribuya bien... Y que no me lo quemen.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.