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Julio César Rico
Burgos
Lunes, 1 de julio 2024, 08:39
En el cisma creado en la Iglesia Católica por las monjas clarisas de Belorado, pueblo de Burgos, gana fuerza la opción de que la salida de Pablo Rojas y Francisco José Ceacero, del convento no fue amistosa.
Las monjas excomulgadas han cambiado de obispo; echaron del convento al estrafalario Rojas y a su monaguillo, Francisco José Ceacero, y se han unido a la causa del arzobispo Carlo María Viganò, que fue nuncio del Vaticano en Estados Unidos y que acusa al Papa Francisco de «hereje y cismático» y pide que sea relevado. El prelado italiano se enfrenta también a la excomunión.
Unirse a Vigano parece la intención de las exreligiosas, o al menos es lo que dan a entender en sus 'stories' de Instagram, ya que recientemente han expresado su apoyo al díscolo exnuncio. Porque, como dicen Viganò y las diez mujeres de Belorado, ellos son la iglesia de verdad, la de «la Tradición doctrinal, moral y litúrgica ininterrumpida», desde Pio XII.
El obispo excomulgado, Pablo Rojas, devolvía la llamada que Burgosconecta le realizaba y, aunque parco en palabras, Rojas fue amable y dejaba claro que lo ocurrido en Belorado esta semana es el punto final de la relación de las ya exmonjas, excomulgadas por el Arzobispado de Burgos, con la Pía Unión.
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Aunque Pablo Rojas dice que la ruptura es de «mutuo acuerdo», su respuesta, por el tono y el contenido, no resulta convincente. Parece que quiere decir muchas cosas con la coletilla «se pude decir». Queda reforzado cuando asegura que no van a volver, ya que la ruptura es irreversible.
Qué pasó entre la noche del domingo 23 y el martes 25 de junio en el interior del convento es algo que solo saben los protagonistas. Las exmonjas ya hablaron y dieron su versión. La versión de Pablo Rojas llega ahora. Breve, porque el excomulgado mide mucho sus palabras, pero resulta esclarecedora.
¿Cómo se encuentra después de la salida del monasterio?
Bien. Yo me encuentro en Bilbao y don José está en Alar del Rey. Tanto don José como yo mismo hemos asumido con normalidad esta salida. Con total normalidad.
¿Cómo quedan espiritualmente las religiosas?
Bueno, actualmente no hay ningún vínculo de ellas con la Pía Unión. Es decir, ellas han roto esa vinculación que tenían con la Pía Unión.
¿Esto quiere decir que las religiosas están sin atención espiritual, sin misa, ni sacramentos?
La Pía Unión de San Pablo Apóstol no está atendiendo a las monjas.
Esta ruptura, ¿a qué se ha debido, según su modo de ver las cosas?
Es una decisión tomada de mutuo acuerdo, se puede decir.
¿Y tienen pensado ustedes en algún momento volver al monasterio con ellas?
La ruptura es irreversible. Y no volveremos.
¿Cree usted que les abandonan a ustedes y se alinean con el ex nuncio de EE UU Carlo maría Viganò?
Ellas han expresado en sus redes sociales su simpatía por él. Pero han borrado de las redes sociales lo que han publicado. Se declaran libres ahora.
Que las ya exmonjas y, por lo tanto, mujeres laicas que tienen prohibido usar hábito, se hayan acercado al cismático Carlo María Viganò no es una preocupación para Pablo Rojas. El obispo excomulgado, que ha vuelto a su vida ordinaria en Bilbao, sigue atendiendo las redes sociales de las mujeres enclaustradas, pese a que no tiene nada que ver ya con ellas.
Sin que haya respondido a ello, Ceacero y Rojas han sido dos marionetas en las manos de la ya exabadesa que se los ha quitado de encima cuando se ha dado cuenta de que en el pasado de los dos religiosos y en su presente hay muchas sombras.
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