«No ha sido fácil, pero he hecho mi propia cuadrilla»
Vascos de todo el mundo ·
Amenazada de muerte por las maras, huyó de El Salvador hace 15 años. «He aparcado mi carrera de psicóloga por el servicio doméstico»Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Vascos de todo el mundo ·
Amenazada de muerte por las maras, huyó de El Salvador hace 15 años. «He aparcado mi carrera de psicóloga por el servicio doméstico»Lida Nuris Henríquez, natural de El Salvador, un país que cuenta con un promedio de diez homicidios diarios, y residente en la localidad vizcaína de Getxo, es psicóloga y desde hace tres años forma parte, junto con otras cuatro mujeres más, de una cooperativa llamada ... SAD Babel. Como Lida, el resto de las socias de esta sociedad tiene formación universitaria. «Decidimos que, puesto que una vez fuera de nuestro país, si por mucha preparación y por muchos títulos que tengamos lo que nos va a tocar a la mayoría va a ser trabajar en el sector de la ayuda a domicilio, algo que tenemos asumido, que al menos sea en mejores condiciones que las que ofrece el convenio clásico, donde no hay opción de tener ninguna prestación, ni tan siquiera derecho a paro». Así que lo que Lida -la mayor del grupo con 60 años-, y sus socias hacen es apoyarse y sortear las situaciones de precariedad y vulnerabilidad que viven en este ámbito. «Nos suplimos las unas a las otras y nos organizamos para tener un mes de vacaciones pagadas al año», ejemplifica.
A Lida Nuris le han llegado a decir que su currículum está sobrecualificado, «pero la realidad es que aquí solo he logrado trabajar de psicóloga, mi oficio, como voluntaria». En Cáritas, en Médicos del Mundo, en el Ayuntamiento de Sestao... «Lo que he sacado de estas experiencias es un grupo de buenas amigas. No es fácil para una mujer de fuera como yo, pero puedo decir que tengo mi propia cuadrilla», avanza. Lida salió huyendo de San Salvador, la capital de El Salvador, hace casi quince años. «Yo trabajaba en un penal donde se encuentran los pandilleros con más alto índice de peligrosidad. ¿Ha oído hablar de las maras?», y explica. Plagados de tatuajes por el cuerpo y el rostro, los miembros de estas pandillas ejercen en el llamado Triángulo Norte de Centroamérica (El Salvador, Guatemala y Honduras) un poder superior al de la Policía y controlan una extensa red de negocios ilícitos que va desde tráfico de personas a la extorsión a pequeños negocios, secuestros o el narcotráfico. Su violencia es tal que la única salida que les queda a quienes no obedecen sus normas es abandonar estos países.
«Mi trabajo consistía en elaborar los informes psicológicos de los pandilleros. De esos informes dependía la libertad condicional de ellos y la conmutación de su pena. Como comprenderá, por el tipo de gente al que trataba, raras veces podía emitir un informe favorable. Dos compañeras mías fueron asesinadas en la calle, y yo iba a ser la siguiente. Cambié de casa, de coche, de ruta, la Policía me puso vigilancia... Pero me dijeron que me estaban siguiendo y que lo mejor era que saliera del país cuanto antes. Así que tuve que hacer las maletas y, como tenía una amiga salvadoreña en una situación parecida a la mía que había llegado cinco años antes a Euskadi, acabé aquí».
Lida, que también trató a excombatientes de la guerra en El Salvador, solicitó asilo. «Me lo aceptaron a trámite y acabé tramitando mi residencia por arraigo a los tres años». Vivió con su amiga tres meses y después se estableció en Sestao. «Si es duro venirte cuando lo eliges, imagine cuando no, como fue mi caso». Pero Lida ha salido adelante y, sobre todo, puede contarlo, aunque se ha visto obligada a aparcar su carrera de psicóloga para dedicarse a cuidar a personas. «Atendí a una señora a la que acabé considerando como una madre sustituta y ahora estoy con un señor que tiene Alzhéimer. Me han pagado justamente siempre. Mi corazón está en El Salvador, pero he dejado de considerar la idea de volver», reconoce.
Lida Nuris Henríquez nació en San Salvador, la capital de El Salvador, hace 60 años.
De formación, psicóloga. En su país trataba a excombatientes de la guerra y a los integrantes de las maras, pandilleros callejeros de extremada violencia. Aunque tiene su título homologado, aquí trabaja como cuidadora de personas.
541 salvadoreños están establecidos en Euskadi. Suponen el 0,2% de la población de origen extranjero. Son datos del Observatorio Vasco de Inmigración Ikuspegi.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.