La de ayer era una de las citas más esperadas en la agenda veraniega de la consejera Beatriz Artolazabal. La responsable de Empleo y Políticas Sociales acudió a la Conferencia Sectorial de Migraciones, una mesa donde no se sentaban desde hace tres años los responsables ... de las autonomías y el Gobierno central. El cónclave -que se prolongó durante tres horas y media- tuvo más de gesto que de solución concreta ante el acuciante problema del «desequilibrado» reparto de los menores extranjeros no acompañados, un asunto que se aplazó hasta una reunión que se celebrará a principios de septiembre por la falta de consenso. «Hay algunas comunidades que quieren cupos y otras no», admitió la ministra de Trabajo y Migraciones, Magdalena Valerio, que también descartó un proceso de regularización de inmigrantes y confirmó que «el fondo de acogida e integración no está presupuestado este año pero lo estará en las cuentas de 2019».
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Queda así en suspenso un reparto por cuotas de los 'menas', como se reclamaba desde Euskadi, Andalucía y Valencia, entre otros. «La ministra tiene buenas intenciones pese a la poca concreción. Veremos la receptividad que muestra a nuestras propuestas», valoró Artolazabal. La consejera exigió «una mayor coordinación y colaboración en la acogida urgente de migrantes, más apoyo para el programa humanitario vasco 'Harrera', que atiende a los que están en exclusión grave, una regularización más ágil y flexible de los permisos laborales y la reformulación de los ámbitos competenciales de inmigración». La delegación vasca confiaba en conocer «la planificación y procedimientos previstos por el Estado para gestionar el alto número de migrantes en tránsito, así como la estrategia con la Unión Europea» y esbozaban «un reparto equilibrado y efectivo de recursos entre todas las comunidades». Poco de eso se pudo concretar ayer, pese a que Valerio celebró que «el anterior Gobierno no hizo los deberes y nosotros sí tenemos la voluntad».
Magdalena Valerio. Ministra
Beatriz Artolazabal. Consejera
El desequilibrio entre comunidades es evidente. En Euskadi hay 713 'menas' -la mayoría de ellos en Bizkaia-, según los datos del Ministerio del Interior. Una cifra que sitúa al País Vasco como la cuarta comunidad autónoma con más adolescentes inmigrantes, tras Andalucía (2.597), Cataluña ( 1.012) y Melilla (933). En el otro extremo están La Rioja, con sólo 1, y Extremadura con 7. En total hay 7.145 menores tutelados por diferentes Administraciones. De cualquier modo, la propia Valerio admitió ayer que algunos registros están desactualizados y que «los números no cuadran». La inmensa mayoría son hombres (sólo hay entre ellos 578 mujeres) y de origen magrebí, tanto argelinos como marroquíes. En los últimos años han comenzado a aparecer algunos subsaharianos en las fuertes oleadas de migrantes en tránsito.
713 menores extranjeros no acompañados hay actualmente en el País Vasco. La inmensa mayoría de ellos está en Bizkaia.
Saturación La saturación en la red de centros que atiende a este colectivo es generalizada. Bizkaia abrió el año pasado siete instalaciones, pero continúa con aforos que duplican y triplican la capacidad permitida en cada uno de ellos.
7.145 'menas' hay en toda España. El 36,3% están en Andalucía, el 14,2% en Cataluña, el 13,1% en Melilla y el 10% en Euskadi. Hay comunidades donde su presencia es anecdótica como La Rioja, con uno, o Extremadura, con siete.
Varones magrebíes Siete de cada diez 'menas' son magrebíes (argelinos o marroquíes), aunque han empezado a llegar unos pocos subsaharianos en los últimos años. Entre los 713 del País Vasco sólo hay una decena de mujeres, mientras que de los 7.145 de toda España, hay registradas 578 chicas. Algunas afrontan el peligroso viaje embarazadas con la intención de parir en territorio español. El año pasado llegaron a España 2.177 menores, según Save The Children, y este año algunas fuentes apuntan a que ya son más de 3.000.
El portavoz del Gobierno vasco, Josu Erkoreka, calificó ayer de «desproporcionada» la presencia de menores extranjeros no acompañados en Euskadi -«particularmente en Bizkaia»- y admitió que «la situación requiere atención». La apuesta vasca pasa por «un mecanismo de distribución en el conjunto del territorio español». No entró a detallar cómo sería y se limitó a señalar que «habría que estudiarlo». Esa vía ya fue apuntada por el diputado general de Bizkaia, Unai Rementeria, quien habló hace meses de «una política de cupos». Las diputaciones sostienen la red de acogida de 'menas' y Bizkaia tuvo que abrir siete centros el año pasado para dar respuesta a la desbordante demanda. Una inversión que no ha evitado que permanezcan con ocupaciones que duplican y triplican los límites.
Erkoreka remarcó que la inmigración «requiere una implicación de todos los poderes públicos», pidió al Gobierno socialista hacerlo «a fondo» y «a las instituciones europeas coordinar con fuerza y con convicción». En la misma línea se manifestó la presidenta andaluza, Susana Díaz, que reclamó «un sistema de responsabilidad compartida». La vicepresidenta de la Generalitat valenciana, Mónica Oltra, cuestionó que «seis comunidades en exclusiva» están «absorbiendo el fenómeno migratorio» y pidió «que todas arrimen el hombro». El Gobierno vasco constató que «el paso de migrantes con destino a Europa no tiene precedentes». Un panorama que no es previsible que cambie antes de septiembre, cuando las administraciones implicadas volverán a verse las caras.
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El ministro de Exteriores, Josep Borrell, afirma en una entrevista que el diario alemán 'Handelsblatt' publicó ayer que el titular italiano de Interior, el ultraderechista Matteo Salvini, hace una política de inmigración «a costa de Europa». Borrell señaló que el líder de la Liga pone en práctica una «política de aislamiento brutal» que daña la idea de Europa y exige a cambio una política común para abordar la cuestión migratoria «unitaria y solidaria, que ordene los flujos de refugiados».
En su opinión, era «claro» que la «brutal política de aislamiento» de Italia iba a provocar que los flujos migratorios se desviaran hacia España. «Puede ser que vengan aún más inmigrantes a España», dijo el ministro de Exteriores, que indicó que, por el momento, no se pueden comparar las cifras registradas en lo que va de año en España (25.000) con las de Italia en 2017 (625.000).
Salvini no tardó en contestar a Borrell. «No responderemos a insultos por parte de Gobiernos y ministros favorables a una inmigración descontrolada. Nosotros preferimos la seguridad, la cultura y la identidad de los pueblos europeos», subrayó.
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