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estrella vallejo
Viernes, 18 de octubre 2019, 08:51
La regulación de las viviendas de uso turístico ha sido una de las prioridades de las diferentes administraciones vascas desde la aprobación de la nueva Ley de Turismo en 2016. Pero a pesar de que el grueso de esa nueva figura de alojamiento pueda estar ... más o menos resuelta, siguen surgiendo nuevos focos. El último tiene que ver con los caseríos y inmuebles en el medio rural que también sirven de alojamiento para turistas. No están catalagados como casas rurales ni agroturismos, sino que se tipifican como 'viviendas de uso turístico', y su actividad está a un paso de prohibirse en el Parlamento vasco.
La asociación Euskal Rural Host, que engloba una treintena de negocios en este entorno, está tratando de contener que dicha prohibición siga adelante. Recientemente ha presentado un informe a los grupos de la Cámara de Vitoria y al Gobierno vasco en el que denuncia que esta limitación es un «agravio comparativo respecto de las viviendas en el medio urbano a las que se les permite la actividad», aunque sí abogan por regular de manera especifica su situación. El documento trata de argumentar que su presencia, reducida en volumen, no supone una amenaza para los agroturismos ni pone en riesgo el medio rural. Fuentes consultadas han indicado que este colectivo ha mantenido una reunión con el viceconsejero de Agricultura, Pesca y Política Alimentaria, Bittor Oroz, que podría estar valorando una alternativa a la prohibición, si bien desde el Departamento de Turismo garantizan que están a la espera de su debate y aprobación en la Cámara vasca, tal y como se había previsto.
En 2018, el Gobierno autónomo aprobó el decreto de viviendas y habitaciones de uso turístico que completaba y detallaba la Ley vasca. La cuestión es que aquel decreto incluyó finalmente la ya famosa Disposición Adicional Primera, en la que se prohibía la actividad de las viviendas o habitaciones para turistas que se encuentren en casas particulares «situadas en núcleos rurales», «en los caseríos integrados en una explotación agraria» o aquellos alojamientos que se presten en edificios que respondan a la arquitectura tradicional. Un punto que, según argumentan desde Eurokal Rural Host, se introdujo en el texto reglamentario «en contra del informe de la asesoría jurídica de la Dirección de Serviciós», el cual establecía que dicha restricción «carece de una justificación».
Como consecuencia de la movilización de este colectivo, el Gobierno vasco solicitó a la Autoridad Vasca de la Competencia (AVC) un informe al respecto que concluyó que dicho apartado «establece barreras de entrada no motivadas, necesarias ni proporcionales» y que concede «una posición privilegiada a los operadores incumbentes», es decir, a las casas rurales y a los agroturismos. Asimismo, considera que debe «eliminarse» la disposición adicional y recoge que «mientras eso no se produzca, la actividad de viviendas y habitaciones de uso turístico en el medio rural está permitido según la Ley de Turismo de 2016», de rango superior al decreto que lo prohíbe.
En un primer momento el Departamento vasco de Turismo -que entonces dirigía Alfredo Retortillo- levantó el pie del acelerador y pareció dispuesto a tener en cuenta el informe no vinculante de la AVC. Pero el pasado 5 de julio, PNV y PSE registraron en el Parlamento una proposición de ley para modificar la normativa turística y excluir a estos inmuebles. En su argumentación se refieren a que este modelo «supondría abrir una vía de afluencia de turistas a las áreas rurales, desconectada de los objetivos de preservación de sus características». Desde Eurokal Rural Host señalan que «se caracterizan por fomentar un turismo de mínimo impacto y máximo respeto por el entorno».
Gabriel Pascual es uno de los treinta propietarios que forman parte de la asociación Euskal Rural Host. Este vizcaíno decidió hace unos años «regresar a vivir al campo» e ir reformando poco a poco el caserío familiar, «sin ayudas ni subvenciones», ubicado en la localidad de Gordexola, en Bizkaia. «Soy amo de casa, me dedicó a mis cuatro hijos. Alquilar a los turistas la mitad del caserío es un complemento salarial que nos viene muy bien», reconoce.
Gabriel Pascual ve con preocupación la modificación que propone el Gobierno vasco de la Ley de Turismo al entender que «no somos competencia de las casas rurales, porque somos formatos distintos» y al mismo tiempo, por considerar que lejos de poner en riesgo el medio rural, como alerta el Ejecutivo autónomo, «hacemos todo lo contrario».
«Creo que soy un guardián de la zona y que volviendo a vivir aquí la estoy protegiendo como el que más, porque en esta zona la actividad económica es muy reducida». Él tambien defiende una regulación específica para casos como el suyo, «que no son tantos», pero una prohibición de la actividad «me parece desproporcionado e injusto».
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