La calidad de vida, tan abstracta y subjetiva, se puede medir. En eso lleva quince años el Instituto Nacional de Estadística, que coloca a Euskadi como la cuarta comunidad autónoma con un nivel más alto en 2023, solo por detrás de Navarra, La Rioja y ... Aragón. En el otro extremo están Ceuta, Canarias, Galicia y Andalucía. En 2022, el País Vasco ocupaba la misma posición, aunque la situación ha variado mucho en apenas cuatro años. En 2019 era la novena región.
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Ese ascenso meteórico responde a la ligera mejoría experimentada por la comunidad autónoma (ha pasado de 102,62 puntos a 103,89), pero también al demérito ajeno. Solo Murcia y Andalucía han subido de nota en estos cuatro años; el resto han ido hacia abajo, influenciados en el descenso por la pandemia. De hecho, el 2023 fue el primer año desde la crisis sanitaria que, a nivel nacional, en lugar de registrarse un descenso se contabilizó un pequeño ascenso (en 101,54 puntos, frente a los 101,40 del ejercicio anterior).
El INE, para elaborar el Índice Multidimensional de Calidad de Vida (IMCV), pondera 56 indicadores divididos en 9 categorías. Y eso también refleja que percepción y realidad no siempre van de la mano. Basta con mirar los datos puramente objetivos, en los que el País Vasco, salvo excepciones, está en cabeza, y las percepciones subjetivas de su población, en las que cae en el ranking.
Están, por ejemplo, las condiciones materiales de vida, que incluyen la renta, la población en riesgo de pobreza, las dificultades para llegar a fin de mes, los retrasos en los pagos... Pues ahí Euskadi está en cabeza. También es líder en educación (nivel de formación alcanzado por la población, abandono temprano de los estudios, formación continua...).
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La salud es otro de los aspectos en los que mejores resultados consigue, tercera por detrás de Navarra y Madrid. Se tienen en cuenta la esperanza de vida, la salud autopercibida, las necesidades de asistencia médica no satisfechas... En el área de trabajo, que mide la tasa de empleo, la de paro, los contratos involuntarios a tiempo parcial, las jornadas largas... empeora, ya que en 2022 solo Aragón estaba por delante y en 2023 el País Vasco fue cuarto, por detrás de Baleares, Cataluña y Navarra.
En el mismo lugar están el ocio las relaciones sociales, donde se mide la satisfacción con el tiempo disponible, la frecuencia de las reuniones con amigos y familiares, pero también la asistencia a eventos culturales y deportivos. En el ámbito de entorno y medio ambiente, donde Euskadi es quinta, el INE analiza la población que sufre problemas de contaminación y ruidos, el acceso a zonas verdes, la satisfacción con el lugar en el que se vive... A la hora de valorar la experiencia general de la vida –satisfacción global, sentimientos positivos, propósito...–, los vascos se colocan en la zona media-alta de la tabla, octavos.
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Como en los años anteriores, la peor posición, penúltima, solo por delante de Castilla y León, es la relacionada con gobernanza y derechos básicos -se repite el resultado de 2022 porque en 2023 no se analizó esta variable-, como la participación ciudadana y la confianza en el sistema político, judicial y policial. No es de extrañar, con esos mimbres, que en el caso de la seguridad física y personal el País Vasco sea decimoquinto al tener en cuenta las tasas de homicidios y criminalidad, pero también las percepciones de seguridad de la población. Solo Murcia, Cataluña, Madrid y Ceuta están más atrás.
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