«Conectar con la gente y divertirme». Este es el objetivo de los vídeos que Eugenia Shekhovtsova cuelga a diario en sus redes sociales. Esta joven ucraniana de 19 años, coreógrafa y bailarina profesional, ha convertido las calles de Bilbao en su escenario particular. Has ... podido verla con su gran altavoz, a ritmo de bachata, frente a las Calzadas de Mallona, en la plaza Unamuno, junto al Teatro Arriaga, el Guggenheim, el parque Etxebarria... Cualquier rincón es bueno para una sesión de baile bajo la atenta mirada de los viandantes.
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Llegó a Bilbao hace dos años, cuando en Ucrania se desataba la guerra. Residía con su familia en Zaporiyia; de hecho, su abuela sigue allí. Eugenia voló con sus padres a Loiu, desde Polonia, y todavía no ha vuelto a pisar su país. Aunque dejó atrás una vida, reconoce que aquí ha encontrado su sitio y quiere abrirse paso en el mundo del baile.
Una de sus últimas publicaciones en TikTok es de las pocas que no tiene que ver con el baile, pero no ha tardado en hacerse viral y ya roza los dos millones de visualizaciones. Eugenia ha recorrido las calles del centro de la capital vizcaína con un cartel bien grande en el que se puede leer «Busco novio», en mayúsculas. «Mi intención no era encontrar pareja, pero si surge algo...», comenta entre risas.
Se fijó en que otras influencers ucranianas lo hacían y pensó: '¿Por qué no hacerlo en Bilbao?' Así que se puso manos a la obra. Y aunque la capital vizcaína tiene fama, entre otras muchas cosas, de ser una de las ciudades donde menos se liga, el experimento ha sido satisfactorio. «La gente fue muy amable y divertida. Hubo muy buenas reacciones», cuenta.
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Cuándo le preguntan por qué ha elegido la bachata, ella lo tiene claro. «Como bailarina me gusta aprender y explorar diferentes bailes, y este me encanta», afirma. Eso sí, casi nunca baila sola. Entre su grupo de amigos está Artem Zubchuk, un tiktoker ucraniano y amante del baile. Se conocieron en clases de español, y desde entonces se han convertido en la pareja de baile perfecta.
En este momento no tiene trabajo, pero espera que el baile le abra alguna puerta. «En Ucrania bailaba en una escuela y daba clases, me gustaría encontrar aquí algo parecido», apunta. Mientras, dedica su tiempo a aprender el idioma, formarse y mostrarle al mundo su pasión.
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