Turquía es uno de los países de Europa con servicio militar obligatorio. AFP

Servicio militar obligatorio en Europa

¿Están los jóvenes europeos preparados para la mili?

Las propuestas para recuperarla en Francia, Reino Unido e Italia devuelve el debate a España, donde se eliinó en 2001

Viernes, 31 de mayo 2024, 00:28

La mili es para la Generación Z un concepto difuso, eso que hicieron sus abuelos y quizá sus padres, pero que en España se eliminó justo cuando ellos empezaban a nacer, en el año 2000. Así que ahora que se vuelve a hablar del servicio ... militar obligatorio en países como Francia, Reino Unido o Finlandia es inevitable preguntarse si este grupo de jóvenes y la misma sociedad está preparado para su regreso. «Es una cuestión crucial», afirma Riccardo Di Leo, investigador del departamento de Ciencias Políticas y Sociales del Instituto Universitario Europeo y coautor de un estudio 'Cultura militar y confianza institucional: evidencia de las reformas del servicio militar obligatorio en toda Europa' junto a sus colegas Vincenzo Bove, de la Universidad de Warwick, y Marco Giani, del King's College de Londres.

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«En las últimas décadas, los países europeos han tenido dificultades para reclutar y retener personal militar», describe Di Leo. Y esto se debe a varios factores que reducen el atractivo de la carrera militar, entre ellos, «una mayor competencia del mercado laboral y operaciones militares controvertidas como las de Irak y Afganistán». Pero también hay otro agente fundamental en la ecuación: los valores que promueve se alejan cada vez más de loS que tienen los jóvenes: se han vuelto cada vez más «incompatibles».

Concepto

«La mayoría de las propuestas políticas presentadas en Europa no conciben el reclutamiento como una 'escuela de guerra' si no 'de nación'»

Riccardo Di Leo

investigador del departamento de Ciencias Políticas y Sociales del Instituto Universitario Europeo

Y en este contexto, varios países europeos han puesto sobre la mesa la necesidad de instaurar la mili como una medida de atajar el alejamiento. Rishi Sunak, que se juega su continuidad en el Gobierno británico el 4 de julio, incluye en su programa la vuelta de este programa. Macron anunció en 2018 que lo iba a recuperar y este año, adolescentes de 15 a 17 años (hombres y mujeres) participan en un programa piloto para ver la viabilidad de esta mili blanda que dura un mes.

El ministro de Defensa de Alemania está elaborando un informe para elegir el modelo más convincente, aunque dentro de su propio Gobierno le miran con escepticismo. Lo que ocurre es que sus vecinos del norte (Dinamarca, Suecia, Noruega y Finlandia) cuentan con su propio servicio militar obligatorio -ahora lo que buscan es reforzar el reclutamiento-, incluido Suecia, que lo abolió en 2010 para recuperarlo siete años después. Italia también se lo está pensando. En Austria y Turquía funciona desde hace tiempo...

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La mili en Europa

  • Países que tienen mili Austria, Suiza, Dinamarca, Noruega, Suecia, Finlandia, Polonia, Estonia, Lituania, Letonia, Turquía, Grecia, Chipre, Azerbaiyán, Moldavia.

  • Países sin mili Islandia, España, Irlanda, Bélgica, Países Bajos, República Checa, Eslovenia, Croacia, Bosnia, Eslovaquia, Hungría, Rumanía, Bulgaria, Macedonia del Norte.

  • Países que se lo plantean Reino Unido, Alemania, Serbia, Italia.

  • Países con un proyecto piloto Francia

  • Países en guerra Ucrania y Rusia

La guerra de Ucrania ha tenido un papel clave en la visión de muchos de estos gobiernos pro-mili, sobre todo en aquellos que comparten frontera con Rusia, como Lituania y Letonia. ¿Se trata de entrenar en el arte militar a la población ante una eventual intervención bélica? El sociólogo y profesor de la Universidad Complutense Mariano Urraco cree que no, que el modelo moderno va más sobre «formar a la gente para que sepa qué es la guerra y que, llegado el caso, asumas, entiendas y respaldes que tu país tenga que entrar en un conflicto de este tipo».

Di Leo y sus colegas de investigación lo confirman: «La mayoría de las propuestas políticas presentadas recientemente en Europa occidental no conciben el reclutamiento renovado como una 'escuela de guerra' si no más bien como una 'escuela de nación'». Es decir, se centran en la «transferencia de valores más que en el entrenamiento militar real». Es el caso de Francia, donde los voluntarios del servicio nacional universal pueden no interactuar con las Fuerzas Armadas, o de la idea de Sunak para Reino Unido.

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De reto iniciático a salida laboral

En España, la mili antigua era un reto iniciático para quienes la hacían, recuerda José Antonio Ruiz, profesor de Sociología en la Universidad Pontificia Comillas. Para muchos de los convocados era casi «la primera vez» que salían de sus pueblos y les daba la opción de conocer gente y mundo. De ahí que algunos hablen todavía hoy con cariño de aquella época e, incluso, les sirva para iniciar conversaciones.

Esa función, en el caso hipotético de que volviera, «ya no la tendría», explica el docente. «La Generación Z está hiperinformada y tienen una visión del mundo sin fronteras en muchos sentidos, nada que ver con aquellos chavales de los setenta». De hecho, para estos últimos ir a la mili a Cádiz, Melilla o Canarias era su primer viaje. Los jóvenes de hoy tiene pasaporte casi desde el nacimiento.

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Comportamiento

«Los jóvenes no están dispuestos a dedicar parte de su tiempo a formarse militarmente. Tienen otros valores»

María Silvestre

Socióloga y profesora en la Universidad de Deusto

«La función que podría ahora cumplir tiene más que ver con lo laboral y económico. Al final, los jóvenes tienen muchos problemas para entrar en el mercado del empleo y esto les da a conocer otra salida que a lo mejor no se les ha pasado por la cabeza. También les permitiría «ascender socialmente» puesto que ahora la carrera militar es homologable a determinados niveles de estudio. Esto, en grupos de extracción social baja o en inmigrantes, puede resultar muy atractivo.

No obstante, el concepto de obligatoriedad del servicio militar provoca muchas dudas entre los expertos consultados. La socióloga María Silvestre, profesora en la Universidad de Deusto, es clara: «No creo que los jóvenes actuales estén dispuestos a dedicar parte de su tiempo a formarse militarmente». De hecho, en España y particularmente en Euskadi, «el movimiento de objeción de conciencia tuvo mucha fuerza y jugó un papel efectivo en su adiós definitivo.

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«No me has dado nada y ahora me pides tiempo y compromiso»

La mili no encaja en la visión del mundo de la Generación Z. «Si tuvieran que hacerla, la harían, claro, como se sometieron al confinamiento en la pandemia, pero choca con su forma de ver la vida», admite el sociólogo Mariano Urraco. Los jóvenes «son tremendamente individualistas» y las dinámicas sociales les empujan hacia un «egoísmo exacerbado». Sienten que la sociedad «les ha dejado a su aire» y no les ha ofrecido «un proyecto comunitario, colectivo».

La cifra

3.000 millones al año

costará el servicio nacional universal que quiere implantar Francia

Que ahora esa misma sociedad les pida implicación a través del servicio militar «no va a ser aceptado de buen grado». El argumento es claro: «No me has dado nada y ahora me pides tiempo y compromiso para aprender cosas que a ti te importan pero a mí no», recoge Urraco. Su colega María Silvestre ahonda en ello también: «Actualmente, los valores mayoritarios de la juventud no apuntan a un posible apoyo de recuperar la mili obligatoria. Prevalecen otros más proclives al pacifismo, al apoyo de medidas diplomáticas para la resolución de conflictos y a la reducción del presupuesto en armas».

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Y esto último es importante porque volver a la mili cuesta dinero. En Francia el servicio nacional universal que se está probando y de momento es voluntario costaría 3.000 millones de euros al año a partir de 2026. Y Alemania, si recupera el servicio militar obligatorio, pasaría de un 2 a un 3% del PIB en gasto militar.

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