Pocas lecturas me impresionaron más en la niñez que la del 'Manual de los jóvenes castores'; en concreto, la del tomo amarillo de aquella enciclopedia fascinante. Desde entonces he querido ir de camping. El libro, desde luego, nos preparaba para la vida en el campo. ... Sus páginas ofrecían consejos que difícilmente ningún menor de edad podría llevar a la práctica, pero lo mismo daba: cómo hacer un techo con palos, cómo fabricar un sifón, trucos para pernoctar en caso de tormenta. Ese manual, que también informaba sobre la lengua de signos, sobre las prendas ornamentales de los 'pieles rojas' o sobre algunas recetas, ofrecía, incluso, consejos para los jóvenes que quisieran ser periodistas y apuntaba, entre otras sabias ideas, que convenía tener facilidad para la redacción y dominar la lengua materna. No daban puntada sin hilo, los castores.
Publicidad
Siempre he idealizado el mundo del camping: acostarse bajo un techo de estrellas, despertar en mitad de un paraje sobrecogedor, escuchar el murmullo del bosque. El caso es que, posiblemente porque una empezó muy pronto a ser desleal a sus deseos, nunca he dormido en una tienda de campaña, y, por ello, es probable que, durante muchos años, haya idealizado el hecho de pasar la noche bajo precarias estructuras; sin embargo, estos días, al ver las fotografías de las amigas y amigos -mucho más jóvenes que yo- que han acampado en el monte Arraiz para disfrutar del BBK Live, sentía una punzada de rara nostalgia. Creo que he extrañado a la chica que quería ir de acampada, como si fuera alguien distinto de mí, de cuyos deseos supe una vez. La mujer de cuarenta y cinco años que ahora soy teme que la experiencia pueda resultar incómoda, que a ver los baños qué tal, que a ver la espalda, que a ver el ruido. No debo de ser la única que brega con estas reservas porque el festival ha habilitado también una zona de 'glamping', con tiendas de campaña, pero de lujo: mullidas camas, sábanas y toallas limpias. Creo que yo ya estoy más para eso que para el camping al estilo de los jóvenes castores. Qué raro es todo porque, al mismo tiempo que me parece que fue ayer cuando leí el manual, tengo también la certeza de que ya pasó para mí 'la hora del esplendor en la hierba'; al menos, la de la hierba del monte Arraiz.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.