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Dice el refranero que «año de nieves, año de bienes». El dicho popular no se redactó pensando en las estaciones de esquí, pero se ajusta ... perfectamente a un negocio que, en ausencia de copos, corre el riesgo de derretirse. De ahí que los partes meteorológicos, que por fin anuncian nieve en las comunidades donde se sitúan las estaciones más frecuentadas por los vascos, hayan sido recibidos con alborozo por los aficionados, pero, sobre todo, por quienes viven de un sector que, en ciertas comarcas de montaña, genera hasta el 80% de la riqueza.
Este año, la nieve se ha hecho de rogar en las estaciones cercanas a Euskadi: la de Alto Campoo (Cantabria), donde la temporada de esquí tuvo que esperar hasta la semana pasada para arrancar, y la de Valdezcaray (La Rioja), aún más tardía y que abre sus pistas este sábado, ya pasado el ecuador de enero y mes y medio más tarde que el año pasado. Además de desesperar a los amantes del esquí, ¿esta tardanza hace temblar a las estaciones?
«Lo cierto es que en los últimos quince años sólo nos ha faltado la nieve para el Puente de la Constitución y las navidades en tres ocasiones. Estar abierto en esas fechas señaladas, cuando todo el mundo tiene vacaciones y ganas de esquiar, es importante, claro... Luego se puede hacer hasta abril, pero se pierde el interés», explica Gonzalo Morrás, gerente de Valdezcaray, estación que 'se nutre', principalmente, de usuarios vascos. «El 60% de nuestra afluencia proviene de Bizkaia y La Rioja», detalla Morrás. Según indica, inician la temporada, pero «con un área modesta» -más o menos, un kilómetro esquiable y espesores de entre 15 y 30 centímetros- y ayudados por los cañones de frío para crear una nieve que la meteorología les ha racaneado en las últimas semanas. «Nos buscamos la vida para no depender de las precipitaciones y el frío. Con los cañones solo necesitamos frío», comenta Morrás, aliviado de que el sector se haya librado, al menos, de una de estas dos servidumbres.
La situación de este año, argumenta, no es inusual: «Las nevadas copiosas vienen desde mediados de enero hasta principios de abril, aunque para nosotros esa normalidad no es deseable». De todos modos, aunque los esquiadores han tenido que armarse de paciencia -las pistas en Valdezcaray se pueden usar desde hoy, pero la estación lleva más de un mes abierta-, Morrás se muestra optimista respecto a esta temporada: no sólo por la llegada inminente de la deseada nieve, sino porque parece que, en líneas generales, va a haber muchos días de buen tiempo para esquiar. Es decir, jornadas de mucho frío y sin nieblas, «ya que la visibilidad es fundamental».
En Alto Campoo, en Cantabria, otra de las opciones preferidas de los vascos, también acaban de abrir sus pistas. Fue el fin de semana pasado y, por primera vez en su historia, lo hicieron únicamente con nieve artificial y con sólo 1,2 kilómetros esquiables, que confían en ampliar en los próximos días.
El sector, vapuleado cuando las altas temperaturas recortan drásticamente la temporada, ha aprendido en los últimos años a vivir sin nieve -o con nieve escasa- y vestirse de blanco de modo artificial, incluso se ha estrujado el cerebro para atraer visitantes con reclamos como el ocio familiar, gastronómico... «Las estaciones han anunciado interesantes inversiones en sus instalaciones», informa la Asociación de Estaciones de Esquí y de Montaña (Atudem), que también destaca el esfuerzo del sector por atraer usuarios «incluso en verano, con competiciones y deportes de montaña que invitan a prolongar el uso de las instalaciones».
No obstante, estas iniciativas no dejan de ser un parche y la nieve se espera como un maná. Esta semana, las previsiones se han puesto, por fin, del lado del esquí. «Va a nevar», confirma Miguel Ángel Manjón, técnico en climatología de la delegación de Aemet en el País Vasco. Casi se pueden oír los aplausos de fondo de empresarios y aficionados. Según explica, durante las navidades hemos vivido una situación impropia de la época, con un anticiclón que nos ha dejado tiempo seco y estable. «Pero ya se ha ido para las Azores y la semana que viene nos llegan borrascas y un flujo húmedo... Frío más humedad significa nieve». Así, según destaca, ya hay avisos amarillos por nevadas en La Rioja, Burgos, Navarra y Castilla y León, así que las estaciones de esquí de estas zonas se van a venir arriba. Eso sí, semanas más tarde que otras, como las del Pirineo.
Como dice el técnico de Aemet, «nunca llueve a gusto de todos... ni tampoco nieva». Por eso entiende la desesperación de los amantes del esquí, que celebran cada nevada y siempre lamentan su tardanza, «cuando lo cierto es que, en nuestro entorno, las grandes nevadas se producen en febrero, marzo y hasta en abril... Es más, se dice que en los años 40 parece que hasta nevó en mayo en Igeldo». Tirando de nuevo del refranero -tan prolífico en lo que a la meteorología se refiere-, se puede concluir que «el invierno no se lo come el lobo», siempre acaba nevando. Aunque, cuando las nieves no se dejan ver para el puente de la Constitución y de la Navidad, sí que se lleva un buen mordisco de los ingresos de las estaciones de esquí. Algunos expertos cifran este 'bocado' en el 30% de los ingresos anuales.
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