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Por unanimidad. Sergio Gómez de Segura (Vitoria, 1974) fue elegido ayer por sus compañeros como nuevo secretario general de Erne, el «sindicato mayoritario» de la Ertzaintza. Licenciado hace 15 años en la promoción número 20 de la Policía autonómica, su primer destino fue Beasain, donde ... patrulló durante dos años. También pasó por las comisarías de San Sebastián y Tolosa antes de recalar en Tráfico Álava, su puesto definitivo, donde investigó atestados y patrulló las carreteras alavesas en la unidad de Seguridad Vial. Llevaba ocho años liberado, desde que hace dos congresos fue elegido delegado del sindicato en Álava. Criado en el barrio de El Pilar, destacó como entrenador y jugador de voleibol.
Ahora da un nuevo salto a la dirección general para sustituir al que ha sido el alma mater de Erne en los últimos 16 años, Roberto Seijo, toda una institución en la Ertzaintza que servirá de ancla, ya que permanecerá en la junta rectora hasta su jubilación, dentro de 20 meses. Nada más ser elegido nuevo secretario general, Gómez de Segura confiaba en que el sindicato tenga un «buen futuro porque tenemos buenos cimientos».
El principal reto que se impone es «concienciar y educar a las nuevas promociones que se incorporan a la Ertzaintza y las policías locales de la importancia de la lucha sindical. Hay que seguir ganando derechos. Algunos piensan que está ya todo dado, pero hay mucho trabajo por delante», insiste en sus primeras declaraciones en el cargo.
Asume que tiene «un montón de frentes abiertos». «Para volver a ser una Policía puntera y de referencia como éramos, tiene que haber una inversión fuerte del Gobierno vasco y los ayuntamientos en seguridad. Es necesario que inviertan en nuestra formación y en material». Y para ello «la Academia de Arkaute debe asumir su papel y que haya una formación real. Los reciclajes son más necesarios que nunca». Como ejemplo de ese deterioro pone a la Brigada Móvil, Protección Ciudadana y el «caduco modelo de investigación, que no está dando respuesta».
Aspira a que la Ertzaintza vuelva a sumar 8.000 efectivos. «Ahora estamos en 7.400», advierte. «Y en las policías locales, con las jubilaciones anticipadas también hay muchas carencias». «La gente lo nota en la calle», advierte.
Su primer trabajo tras el congreso será «marcar los objetivos de los 4 próximos años» y «mantener una interlocución fluida con el Departamento, que es casi nula». «Cuando pusieron a Erkoreka, un primer espada, nos pareció positivo, pero llevamos dos años y no sabemos si le pusieron para ayudarnos o para silenciarnos. Somos un sindicato incómodo, crítico e independiente».
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