![«Con seis años un cura del colegio me obligaba a realizarle tocamientos»](https://s2.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202011/17/media/cortadas/entrevista-ernerto-gasco-kTPH-U12078586977308E-1248x1200@El%20Correo.jpg)
![«Con seis años un cura del colegio me obligaba a realizarle tocamientos»](https://s2.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202011/17/media/cortadas/entrevista-ernerto-gasco-kTPH-U12078586977308E-1248x1200@El%20Correo.jpg)
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Ernesto Gasco (San Sebastián, 1963) tenía seis años cuando sufrió abusos por parte del cura que le enseñaba matemáticas en el colegio religioso en el que estudiaba en San Sebastián. «Me obligaba a hacerle tocamientos en plena clase mientras el resto de compañeros hacía ejercicios ... en silencio», confiesa el socialista donostiarra y Alto Comisionado para la Lucha Contra la Pobreza Infantil, cargo con rango de subsecretario que depende directamente de Presidencia del Gobierno. Gasco asegura en esta entrevista que con su relato, que jamás había contado, busca «empatizar con las víctimas de abusos». También reivindica la futura ley de protección a la infancia y la adolescencia ante la violencia «para que todos juntos podamos escuchar la voz de estas víctimas, ayudar adecuadamente, parar los abusos y detener a las personas que los cometan».
- Ha desvelado que de niño sufrió abusos en el colegio religioso en el que estudiaba en Donostia. ¿Por qué se atreve a ahora a relatar este episodio de su vida?
- Sinceramente, durante muchos años de mi vida lo olvidé.
- ¿Cómo se puede olvidar algo así?
- Quizás es la forma de protegerse uno mismo, como un mecanismo de autodefensa. No dejaba de ser un niño muy pequeño, estaba en 1º de EGB (hoy Primaria). No me acuerdo cuántos años tendría, seis o siete. Es un periodo de la vida en el que todo es un juego, no tienes un concepto de lo que es la sexualidad, por decirlo de alguna manera. Y lo cierto es que hice mi vida y lo olvidé. Sin embargo, al comenzar a trabajar como Alto Comisionado para la Lucha Contra la Pobreza Infantil, abordar la ley de Protección de la Infancia y reunirme con distintas plataformas y diversas personas que han sufrido situaciones similares, con padres de esos niños..., lo recordé.
- ¿Lo identificó con su propia historia?
- Así es, pensé: 'pues si yo también lo he sufrido'. Y el hecho de contarlo tiene que ver con la necesidad que he sentido de empatizar con las víctimas, de ayudar a quienes puedan estar sufriendo situaciones parecidas o que las hayan sufrido, y que vean que el tema está mas generalizado de lo que pueda parecer. Ha habido muchos silencios.
durante primero de egb
- ¿Recuerda cómo se sentía en aquel tiempo o no llegaba siquiera a ser consciente de lo que le estaba ocurriendo?
- No lo llegas a entender hasta que no eres más mayor. Tú eres un niño que lo que hace es jugar, pero hay una persona que tiene mucha autoridad, o que para ti tiene mucha autoridad, que es tu profesor, además religioso, que te está enseñando a sumar, a restar, a multiplicar y a dividir, y que en un momento te plantea algo como si fuera un juego. En clase, porque los abusos se producen en clase delante de los demás compañeros.
- ¿Delante de toda la clase?
- Sí. Y no soy el único. Recuerdo perfectamente quiénes eran los demás. Lo que hacía era llamarte para que fueras a su mesa de profesor, que estaba situada más alta que nuestros pupitres, mientras los demás compañeros tenían que seguir haciendo ejercicios en silencio. Te ponía a su lado, de pie, porque éramos pequeñitos, y te obligaba a que le hicieras tocamientos. No había tocamientos hacia nosotros. Te hacía ver que era algo normal y te decía que no lo contaras. Luego veías que otros compañeros también pasaban por lo mismo...
- ¿Usted veía lo que les pasaba a sus compañeros?
- Sí, además era periódico.
- ¿Quiere decir que le ocurrió más de una vez?
-Sí, sí, fue un curso entero. A mí me ocurrió unas seis u ocho veces. Sé que terminó a final de curso porque uno de los compañeros se lo contó a su madre. De repente, esa persona desapareció y nadie habló más de ello. La mayoría reaccionamos con el silencio y continuamos con nuestras vidas, como si no hubiera sucedido.
- ¿El sacerdote no apareció nunca más por el colegio?
- No. Y nunca más pasó nada semejante. Yo he vivido sin acordarme de ello hasta que he empezado a abordar estos temas. Quiero por ello poner en valor que la nueva ley de Infancia va a permitir que los niños y niñas que sufran situaciones similares puedan tener un sitio donde entender que eso no es normal y que lo puedan denunciar.
- Algo impensable cuando a usted le ocurrió.
- Claro. Yo estoy hablando del año 1971, más o menos. En aquel momento no era consciente de lo que pasaba porque estamos hablando de una persona con una autoridad educativa total, en un sistema de no libertades. Por tanto, lo que se debe hacer hoy es ayudar a la gente que le pueda estar pasando algo así para que se acoja a la futura ley y que se termine con esta situación. Más allá de la condena penal, va a ser posible tener personas a las que podérselo contar con naturalidad y que no suponga un trauma para nadie.
- ¿Le ha afectado en su vida?
- Como yo lo olvidé, no me ha afectado.
- ¿No lo comentaron nunca en el colegio entre los compañeros?
- No. Éramos cuatro o cinco y ninguno lo hablábamos.
autoridad
- ¿Ni siquiera lo contó en su casa a sus aitas?
- No. Ni se me hubiera ocurrido. Con seis o siete años eres muy pequeño y tu vida consiste en jugar y aprender a escribir y a sumar. No eres consciente de nada que tenga que ver con la sexualidad porque tampoco sabes nada de ello. Ocurrió además en una época en la que nadie hablaba de estos temas.
- ¿Tampoco se lo había contado a su marido?
- A mi marido sí, pero hace poco, después de llegar al cargo de Alto Comisionado.
- ¿Qué mensaje quiere transmitir ahora con su relato?
- Creo que lo importante es que todos trabajemos para ayudar a que los menores que sufran abuso se atrevan a denunciarlo y para conseguir que esto no suceda nunca más. Ese es el objetivo de mi declaración. En su momento cuando salí del armario también fue para ayudar a otros. Pero esto me parece más importante. Tiene una connotación ética muy relevante y entre todos seguro que podemos generar un cauce de apoyo donde el niño y la niña puedan hablar con tranquilidad. Es el momento de que la sociedad pueda escuchar esa voz, ayudar adecuadamente, parar los abusos y detener a las personas que los cometan.
- ¿Haber sido víctima de abusos por parte de un sacerdote le ha generado rechazo hacia la Iglesia?
- He tenido luego muchos otros profesores, también religiosos, que actuaron correctamente y para nada se produjeron estas situaciones.
- ¿Se ha sentido arropado tras dar a conocer su historia?
- Estoy recibiendo muchísimos mensajes de apoyo, desde la familia y por parte de muchos políticos, curiosamente.
- ¿Alguno que le haya llamado la atención especialmente?
- Mi hermana... (se emociona).
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