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Noches de verano a la caza de platillos volantes

Entre fantasmas ·

El locutor radiofónico Antonio José Alés convirtió hace 40 años las salidas noctunas para ver ovnis en un fenómeno de masas

Martes, 16 de julio 2019, 01:08

«Vosotros estaréis con Leopardo en el puesto de observación del Balcón de Bizkaia», nos indicaron. «Mejor no, porque seguro que tiene un encuentro en la tercera fase», respondimos mi amigo Ángel Rodríguez y yo. Eran mediados de los años 80. Nos encontrábamos en la Margen Izquierda en una reunión de planificación en Bizkaia de una 'Alerta ovni', una noche de vigilancia del cielo para intentar ver platillos volantes. Allí todos éramos unos bichos raros, empezando por los convocantes, el Grupo de Radioaficionados Ufológicos de Euskadi (GRUE). Pero mi amigo y yo lo éramos más que nadie. Representábamos a un colectivo extraño dentro de la ya de por sí exótica comunidad ufológica, un grupo que pedía pruebas a quienes afirmaban que nos visitaban extraterrestres y que fue el germen del movimiento escéptico español. Pero esa es otra historia.

Los noches veraniegas a la caza de ovnis fueron algo habitual a finales de los años 70 y buena parte de los 80, cuando las apariciones de platillos volantes ocupaban portadas en la prensa y tiempo en los informativos de radio y televisión. Yo participé en varias, incluida la primera. Nunca tuve la suerte de ver algo más que las luces de un avión, una estrella fugaz o un satélite artificial cruzando el cielo. Eso sí, gracias a aquellas 'Alertas ovni' pasé noches al raso con amigos y a la luz de las estrellas, disfrutando de ese espectáculo inigualable que es el cielo veraniego.

Millones de ojos mirando al cielo

La primera la convocó Antonio José Alés, director del programa 'Verano Noche' –'Medianoche', el resto del año– de la Cadena SER, en la noche del 14 al 15 de agosto de 1979. El espacio había nacido un año antes e iba detrás de José María García y sus diatribas futboleras, que frecuentemente invadían su horario. Había sido tal el éxito de un cóctel que mezclaba lo paranormal con los relatos de terror que el programa había pasado a formar parte de la parrilla de la SER, llegando a ser uno de los de mayor audiencia del país. Y, a través de la radio, aquella noche del verano de 1979 Alés convocó a los extraterrestres ante millones de oyentes.

Antonio José Ales, en Cadena Ibérica en los años 80.

«Atención, seres del espacio. Os hablan los hombres de planeta Tierra. Si es verdad que existís, si realmente venís del espacio lejano para conocernos o para ayudarnos, hacedlo de una vez. Porque al ser humano le molesta que alguien ande merodeando a su alrededor sin saber los motivos», dijo con su voz grave al inicio del programa. Y añadió: «Esta noche, millones de seres están contemplando el cielo... ¡Esta puede ser la mejor ocasión».

Según contaron después Alés –cuyo nombre real era Antonio José Biosca– y Andrés Madrid en la revista 'Contactos Extraterrestres', dirigida por el hoy protagonista de memes Enrique de Vicente, a partir de ese momento «ochocientos cincuenta grupos organizados vigilaban el cielo de un modo sistemático». En su libro 'Alerta ovni' (Uve, 1979), sostienen que participaron en la iniciativa «once millones de hombres, mujeres y niños, repartidos por toda la geografía nacional». Aunque la cifra pueda estar algo inflada, es posible que no lo esté tanto, ya que eran tiempos muy diferentes a los actuales.

Hace cuarenta años había en España dos canales de televisión, y el blanco y negro reinaba en los hogares (la tele en color empezó a popularizarse con el Mundial de fútbol de 1982). En la noche del 14 de agosto de 1979, el programa estelar había sido la miniserie 'Hombre rico, hombre pobre', protagonizada por Peter Strauss y Nick Nolte, y las emisiones televisivas habían acabado, como era habitual, antes de la medianoche. A partir de esa hora, a los insomnes solo les quedaba leer o encender la radio. Y la actualidad animaba a mirar al cielo.

Un ovni cruza España

Cinco meses antes, al anochecer del 5 de marzo de 1979, cientos de miles de personas habían asistido en Canarias a un espectáculo protagonizado por un objeto luminoso que había salido del mar. En agosto, fuera de algunos círculos ufológicos, nadie sabía qué había provocado aquel avistamiento masivo. Los ufólogos más sensacionalistas –los que contaban con mayor predicamento en los medios– apostaban, ¡cómo no!, por una nave de otro mundo, mientras que los más serios –desconocidos para los periodistas– apuntaban a un misil disparado desde un submarino. Años después se confirmó que el ovni había sido un misil Poseidón lanzado por el 'USS Kamehameha' hacia el campo de pruebas balísticas estadounidense del Atlántico Norte.

El ovni de Canarias de marzo de 1979. Archivo de Vicente-Juan Ballester Olmos

En la noche del 14 al 15 de agosto de 1979 no hubo tanta suerte, aunque, según Alés y Madrid, un objeto volante no identificado había cruzado España desde Canarias hasta Girona, «siendo visto por gran número de personas» de las que habían recibido 4.974 testimonios. Ninguno procedente del País Vasco, tierra que nunca ha sido de especial interés para los tripulantes de los platillos volantes. Aunque los extraterrestres no respondieron a la llamada de Alés con la claridad exigida por este, la iniciativa tuvo un gran éxito de público.

«Proyectos similares ya se habían desarrollado en muchos otros países desde los años 50, promovidos normalmente por pequeños grupos ufológicos o por redes de investigadores-aficionados (el caso de [la revista] 'Lumières dans la Nuit' francesa y del Sky Watch británico), pero en ningún caso como este, contando con la participación activa de cientos de miles de observadores distribuidos por todos los rincones del país», recordaba Enrique de Vicente en 'Contactos Extraterrestres'. Al año siguiente, la Cadena SER convocó dos 'Alertas ovni': una del 24 al 25 de julio y otra del 14 al 15 de agosto.

Esos días también se vieron cosas en el cielo, aunque en 1980 De Vicente se mostraba sorprendentemente cauto al analizar los hechos. «Hay que anotar, desde luego, que la inmensa mayoría de las luces observadas podrían corresponderse perfectamente con objetos identificables», decía antes de precisar que podían tratarse de planetas y estrellas, aviones y helicópteros, satélites y bólidos, restos de satélites entrando en la atmósfera, la Luna... «Realmente, si se buscan ovnis en el cielo nocturno, no es tan difícil creer que se ha visto alguno», reconocía. En las 'Alertas ovni' vizcaínas en las que participé durante los años siguientes, tuve oportunidad de comprobar que cualquier cosa se convierte en misteriosa en cuanto cae la oscuridad y se quiere creer.

Una luz en la ladera del monte Argalario

La mayor parte de esas noches las pasé en los estudios de JMC Radio, la emisora de Portugalete desde la que el GRUE coordinaba las 'Alertas ovni' en Bizkaia. Mi amigo Ángel Rodríguez y yo solíamos hacer el papel de 'expertos', explicando lo que la gente veía y hablando de la historia del fenómeno ovni, mientras nuestros compañeros recorrían el territorio en coche con una emisora de radioaficionado. Cuando, al acabar el programa nos uníamos a ellos, era cuando mejor lo pasábamos.

En la 'Alerta ovni' en la que nos quisieron mandar al Balcón de Bizkaia, nos fuimos con el coche hasta el alto de Unbe. Al otro lado del valle del Nervión, en el monte Argalario, estaba la principal base de observación. De repente, una voz nerviosa salió de la emisora. Alertaba de que un objeto no identificado ascendía desde el fondo del valle del Gran Bilbao hacia la base de operaciones de los ufólogos. El ovni cambiaba de luz según subía. «Ahora, es rojo; ahora, es blanco; ahora, es rojo; ahora, es blanco…», decía un ilusionado observador. Ni corto ni perezoso, uno de nosotros cogió el micrófono y mató la ilusión: «Es un coche que está subiendo por la carretera de Argalario». Fue el primer ovni, pero no el último, que identificamos aquella noche en la que, como habíamos intuido, Leopardo vivió un encuentro en la tercera fase que para sí lo quisiera Spielberg.

«La verdad de todo lo escrito (sobre los ovnis) debe estar en el 0,05%», decía Alés en 1989. Tras diez años de éxito con 'Medianoche', por el que ganó el premio Ondas en 1979 y 1987, se fue con el programa a Cadena Ibérica hasta 1993 y de ahí paso en Onda Cero, donde colgó el micrófono en 1995. Desengañado del mundo del misterio –tuvo duros enfrentamientos con Juan José Benítez–, la voz que metió el miedo en millones de adolescentes en los años 79 y 80 se apagó en mayo de 2009. Pero las 'Alerta ovni' siguen ahí, aunque ya no son lo que eran.

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