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Joseph Allen Hynek, un astrofísico tras los platillos volantes

Joseph Allen Hynek, un astrofísico tras los platillos volantes

ENTRE FANTASMAS ·

Asesor científico de la Fuerza Aérea de EE UU en la investigación ovni, tuvo sus segundos de gloria en 'Encuentros en la tercera fase' y es la estrella de la última serie paranormal de la televisión, 'Project Blue Book'

Martes, 30 de abril 2019, 00:06

Antes que un agente del FBI, fue un astrofísico. Antes que un niño traumatizado por la desaparición de su hermana, fue un negador de la existencia de los ovnis. Antes que Fox Mulder, fue Joseph Allen Hynek. La nueva estrella de la televisión paranormal es un personaje de carne y hueso, venerado por buena parte de los estudiosos de los platillos volantes como el padre de la ufología científica. Una suerte de Pablo de Tarso que se cayó del caballo de la incredulidad a mediados de los años 60 y que ahora protagoniza 'Project Blue Book', serie del canal estadounidense History que vaya usted a saber cuándo se estrena en España.

Si ha visto 'Encuentros en la tercera fase' (1977), conoce a Hynek. Es el tipo con barba de chivo y pipa que, durante el desembarco alienígena en la base de la Torre del Diablo, se abre paso entre la multitud. El título del filme de Steven Spielberg –junto con 'Ultimátum a la Tierra' (1951), de Robert Wise, y 'The Ufo incident' (1975), la película que más ha influido en el mito ovni– está sacado de la clasificación de avistamientos que Hynek presentó al mundo en su libro 'The ufo experience' (1972). Un encuentro cercano del tercer tipo –'tercera fase' es una traducción errónea– es aquel en el que hay tripulantes de por medio. En el del segundo tipo, el objeto deja rastros sobre el terreno en forma de huellas, quemaduras... Y, en el del primer tipo, está a baja altura sin interactuar ni con el testigo ni con el entorno.

Joseph Allen Hynek (1910-1986) se pronunció por primera vez sobre la naturaleza de los platillos volantes poco después de la visión de los primeros por Kenneth Arnold el 24 de junio de 1947. «Los misteriosos discos volantes que se asegura han sido vistos por todo Estados Unidos probablemente no son objetos procedentes del espacio exterior», sentenciaba dos semanas después de la observación de Arnold. Entonces, era profesor de astronomía en la Universidad Estatal de Ohio. Un año mas tarde, la Fuerza Aérea le fichaba como asesor del proyecto Signo, el primer programa oficial de investigación ovni. Su trabajo consistía en examinar los informes elaborados por los investigadores militares para ver si había en ellos algo inexplicable. Al Pentágono le inquietaba que aquellos objetos desconocidos supusieran una amenaza para la seguridad nacional.

El 'Informe Condon'

Hynek formó parte en 1953 del Panel Robertson, patrocinado por la CIA y en el que también estuvieron el físico Luis Álvarez, luego premio Nobel, y el astrofísico Thornton Page, entre otros. Ese grupo de sabios concluyó que los ovnis no eran un peligro para EE UU –es decir, no eran cosa de los rusos– y que tampoco había pruebas de que se tratara de naves de otros mundos. Aún así, el astrofísico siguió buscando para la Fuerza Aérea explicaciones convencionales a los avistamientos de objetos extraños, y ganándose la enemistad de los ufólogos, hasta que en 1969 clausuraron el Proyecto Libro Azul, el programa militar de investigación ovni que da nombre a la serie del canal History protagonizada por Aidan Gillen, el Meñique de 'Juego de tronos', en el papel de Hynek.

Aiden Gillen como Joseph Allen Hynek, en 'Project Blue Book'.

Edward U. Condon, de la Universidad de Colorado y entonces uno de los físicos más respetados del mundo, había aceptado en el otoño de 1966 el encargo de la Fuerza Aérea de dirigir la revisión de toda la documentación oficial sobre avistamientos de platillos volantes recopilada durante más de dos décadas. Pionero de la mecánica cuántica, había encarado el estudio con una mentalidad abierta. Creía que «una prueba directa, convincente e inequívoca de la verdad de la realidad extraterrestre sería el mayor descubrimiento científico individual en la historia de la Humanidad». Y quería ser él quien la encontrara. No fue así.

No dio con la prueba ansiada, y su dictamen fue demoledor. «Nuestra conclusión es que en los últimos veintiún años no se ha obtenido nada del estudio de los ovnis que se haya añadido al conocimiento científico. La consideración cuidadosa de los expedientes a nuestra disposición nos lleva a concluir que no se puede justificar un estudio más amplio de los ovnis con la esperanza de que suponga algún avance para la ciencia», escribió en el prólogo del estudio. El tocho, de 1.465 páginas y titulado 'Final report of the scientific study of unidentified flying objects' (Informe final del estudio científico de los objetos volantes no identificados), llegó a las librerías estadounidenses en enero de 1969. Popularmente conocido como el 'Informe Condon', supuso el final del Proyecto Libro Azul y fue demasiado para Hynek.

Los casos inexplicados

El astrofísico llevaba unos años diciendo a quien le quisiera escuchar que había que acometer una investigación sistemática del fenómeno. Era lo que había hecho la Fuerza Aérea con el estudio dirigido por Condon, quien había contado con un equipo de científicos y el respaldo de la Universidad de Colorado. Pero los resultados del trabajo no fueron del agrado de Hynek, que admiraba a Condon como físico, y eso le llevó a cambiar definitivamente de bando. Pasó de ser la bestia negra de los ufólogos a convertirse en el primero de ellos. Vista a posteriori, la conversión ya se vislumbraba en una carta, titulada 'Ufo's merit scientific study' (El merecido estudio científico de los ovnis), que publicó en 1966 en la revista 'Science'. «¿Estaremos cometiendo el mismo error que la Academia de Ciencias de Francia cuando rechazaba las historias de 'piedras que caen del cielo'?», se preguntaba comparando los ovnis con la histórica negación de la existencia de los meteoritos.

Hynek, el cuarto por la izquierda, en una reunión preparatoria, presidida por Kurt Wadheim, de su comparecencia en la ONU de 1978.

Para Hynek, la clave estaba en los casos inexplicados tras haber sido investigados. Admitía que la Fuerza Aérea no tenía pruebas de que los ovnis fueran naves extraterrestres o muestras de una tecnología avanzada «de cualquier tipo», pero puntualizaba que eso no zanjaba una cuestión que debía «obviamente permanecer abierta» mientras existiera un residuo de no identificados. Más de medio siglo después, ese residuo, que entonces se situaba en torno al 10%, ronda el 2%, según el organismo oficial francés que investiga el fenómeno, dependiente del Centro Nacional de Estudios Espaciales. Es más, ninguno de los casos clásicos de la historia ufología, esos que aparecen en todo libro o documental sobre platillos volantes que se precie, ha resistido el paso del tiempo. Respecto al residuo inexplicado, todos los estudios apuntan a que se debe a factores exógenos –falta de datos, deficiente investigación, engaño por parte del testigo...– más que a que haya algo intrínsecamente inexplicable en esos sucesos.

El ascenso de Hynek a lo más alto de la ufología fue rápido. En 1972 publica su primera obra sobre el tema, 'The ufo experience', y funda el Centro para el Estudio de los Ovnis (CUFOS), todavía en activo hoy, y en noviembre de 1978 pide en la ONU que se cree una agencia multinacional para la investigación de los objetos volantes no identificados. «Según lo estudiado por mis colegas y por mí, el fenómeno ovni refleja la acción de alguna forma de inteligencia», dice en un discurso redactado en colaboración con otros dos ufólogos, los franceses Jacques Vallée y Claude Poher. Para entonces, Hynek era ya una celebridad, gracias al cine.

Spielberg y los ovnis

Apasionado por los platillos volantes desde la adolescencia, Steven Spielberg había querido siempre rodar una película sobre el fenómeno. El éxito de 'Tiburón' (1975) le ofreció esa oportunidad. Después de darle muchas vueltas a la trama y leer el primer libro de Hynek, eligió como título de su película el nombre con que el astrofísico había bautizado los encuentros con entidades humanoides. Cuando Hynek se enteró por la prensa, escribió una carta al joven cineasta diciéndole que, ya que el filme parecía estar basado en su trabajo, le hubiera gustado haber sabido del proyecto con anterioridad. Spielberg le respondió quehabía obligado a su equipo creativo a leer 'The ufo experience' y, respecto al título de la película, que los productores habían optado por 'Watch the skies!' (¡Vigilad los cielos!), por la frase final de 'El enigma de otro mundo' (1951).

Joseph Allen Hynek, en 'Encuentros en la tercera fase'.

Spielberg consiguió dos meses más tarde titular su película 'Close encounters of the third kind' (Encuentros cercanos del tercer tipo). Los productores ofrecieron a Hynek 1.000 dólares por el uso de su título y otros 1.000 por los derechos de las historias incluidas en su libro. Al final, el ufólogo recibió 10.000 dólares en concepto de derechos cinematográficos y otros 1.500 como asesor técnico de una película cuyo presupuesto ascendió a 20 millones de dolares. Además, salió en pantalla 8 segundos, aunque se había rodado una escena mucho más larga, desechada en el montaje, con él interactuando con los visitantes. Sea como fuere, gracias a 'Encuentros' el exasesor de la Fuerza Aérea pasó a ser 'el ufólogo', el experto cuya presencia en cualquier congreso sobre ovnis eclipsaba al resto y cuya palabra era tomada como una verdad revelada.

El Hynek ufólogo fue un tipo capaz de hacer al mismo tiempo gala de un rigor casi científico y de renunciar a él. Así, en agosto de 1976, calificaba en 'People' las abducciones de «basura» y en la revista 'Ufo Report' decía que no había que descartar los casos de encuentros con humanoides. «No hay duda de que el fenómeno ovni exhibe inteligencia. Aunque yo, sencillamente, no sé de dónde proviene esa inteligencia. Puede venir de grandísimas distancias, y también puede ser que venga de un lugar más cercano, de una realidad paralela», especulaba en diciembre de 1982 en una de las principales radios de Uruguay. Hynek murió a consecuencia de un tumor cerebral cuatro años después, antes de que la ufología derivara en las historias de visitantes de dormitorio, los programas de hibridación, los acuerdos entre las grandes potencias y los visitantes, y otras locuras ahora comunes en los programas y revistas esotéricas.

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