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El número uno de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, su superior general, Jesús Etayo, llegó ayer a Bilbao para conmemorar el 25 aniversario de la apertura de la unidad de Cuidados Paliativos de Santurtzi. En ella, paradojas de la vida, murió hace ... sólo unas semanas Maribel Tellaetxe, la vecina de Portugalete que quiso la eutanasia y se convirtió, con su muerte, en estandarte del movimiento a favor de esta práctica en la última campaña electoral. El sacerdote navarro (Fustiñana, 1958), diplomado en Enfermería y máster en Bioética, lo tiene claro:«La eutanasia es un fracaso de la vida», defiende.
– San Juan de Dios nació para atender a los necesitados. ¿A quiénes se dirigen ustedes en el siglo XXI?
– Atendemos a una cantidad de personas necesitadas muy grande en el mundo. Desde pacientes de medicina general a enfermos terminales, salud mental, discapacitados; estamos en las prisiones, en países en vías de desarrollo; y, en los últimos años, hemos reforzado la atención de inmigrantes y refugiados.
– ¿Cómo encaja el espíritu de San Juan de Dios con una red de hospitales de titularidad privada?
– La nuestra es, ciertamente, una orden privada sin ánimo de lucro. Durante siglos, cuando no había sistemas sanitarios como los actuales, los hermanos mantenían los centros gracias a las limosnas. Más del 90% de nuestra actividad en España se financia a través de conciertos con las instituciones públicas. Antes pedíamos limosna al pueblo y ahora el pueblo nos ayuda a través de los impuestos. En el fondo, es algo parecido.
– Viene usted de Roma, donde vive, a Bilbao para hablar de cuidados paliativos, cuando España se prepara para regular la eutanasia.
– No son lo mismo. Los cuidados paliativos son una muy buena respuesta para los enfermos en la última fase de su vida. Procuran una cosa que es fundamental, humanizan el proceso de la muerte.
– ¿Debe regularse la eutanasia?
– La eutanasia es la petición de una persona, en un momento concreto, para que su vida finalice. Yo la considero, por este motivo, un fracaso de la vida. Los paliativos ayudan a que ese proceso se viva con sentido y dignidad, humanamente. Suponen un control del sufrimiento, del dolor, acompañamiento... Es duro hablar de la muerte, pero la vida forma parte de ella.
– Ustedes atendieron en este centro de Santurtzi a Maribel Tellaetxe.
– Sí, parece paradójico. Uno puede estar bien atendido, pero por medio surgen cuestiones a las que no se puede dar la respuesta adecuada. Los paliativos atienden bien el final de la vida, pero somos muchos y cada persona puede tener sus motivaciones.
– ¿Diría que España, que se propone regular la eutanasia sin haber desarrollado los paliativos, no se rige por principios éticos?
– Probablemente se necesiten otras cosas, pero yo personalmente no considero adecuado que se regule legalmente la eutanasia.Es como tirar la toalla, es tanto como reconocer el fracaso de la vida de uno. La sociedad, los poderes públicos, todos tenemos que desarrollar espacios y modos que ayuden a las personas a vivir.
– En pocos años quizá este debate ético también deje de serlo.
– Quizá. Somos muy mediáticos;y a veces las cosas tienen fuerza según cómo se recogen en los medios.
– ¿Cada uno no es libre de elegir?
– No le quito libertad a nadie. Yo también soy libre y ésta es mi opinión. La eutanasia, para mí, es un fracaso de la vida a nivel personal y social. Cuando sucede algo así es porque desde el ámbito asistencial, de alguna manera, no hemos sabido ayudar a estas personas.
– Y usted, ¿ha pensado como quiere el final de su vida?
– No en profundidad, pero sí. Me gustaría que sucediera con el dolor controlado y rodeado de los míos, de mi familia y de mis hermanos, sobre todo, los religiosos.
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