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Adelantar a Apple. Es lo que se ha empeñado Google en hacer con sus teléfonos desde hace tiempo. Y este año, en el sentido más literal de la frase porque presentó su nueva familia de Pixels en agosto para poder anticiparse en un mes a los iPhone, algo que, por otro lado, ya hacía Samsung con sus Note y ahora con sus plegables. ¿Ha merecido la pena el esfuerzo?, ¿estamos ante el mejor teléfono Android? Para poder responder a estas preguntas hemos analizado a fondo el Pixel 9 Pro XL. Y, como adelanto a la conclusión final, si yo fuera Tim Cook estaría muy preocupado.
iPhone parece…
Las cosas como son. Este año el diseño de los Pixels es casi un calco de los últimos iPhones. Sus formas rectas excepto en los extremos ligeramente curvados lo delatan. A ello hay que unir sus bordes de aluminio cepillado. Y eso no tiene por qué ser necesariamente malo. De hecho, los teléfonos de la manzana mordida son posiblemente los más atractivos del mercado. Puede que el móvil de Google haya perdido un poco de personalidad, pero lo compensa en su parte trasera con su característico módulo de cámaras en línea con reborde metálico. Eso sí, ahora no ocupa toda la superficie longitudinal y se transforma en una isla flotante que sobresale más de lo que me gustaría. Un cambio que tiene a partes iguales sus defensores y detractores, entre los que me encuentro, aunque, por otro lado, reconozco que le da al teléfono un 'look' de lo más elegante.
Y es que por vez primera tenemos la sensación de encontrarnos ante un terminal premium a la altura de los mejores del mercado gracias a la calidad en su construcción. Eso incluye la protección extra de contar con la capa de Corning Gorilla Glass Victus 2, la mejor del mercado, tanto para su cristal trasero como para el delantero. Y además es tremendamente manejable pese a sus grandes dimensiones con sus 162,8 mm de altura, 76,6 de ancho, 8,5 de grosor y un peso de 221 gramos bien repartidos. Pese a ello, cuidado con los resbalones porque su parte trasera se puede deslizar fácilmente de nuestras manos, por lo que es recomendable ponerle funda para evitar accidentes indeseados. Y no podríamos acabar este apartado sin hacer mención al nuevo sensor ultrasónico de huellas, mucho más rápido y eficaz que en generaciones anteriores, aunque el reconocimiento facial también sea un buen método de identificación, excepto cuando estamos a oscuras.
Una televisión en miniatura
Como sucedía con su antecesor, el Google Pixel 8 Pro, la pantalla de este teléfono es una maravilla. Posiblemente, la mejor de la gama alta. A destacar tanto la nitidez de la imagen como el realismo de los colores con una profundidad de 24 bits y un contraste brutal. Ayuda también contar con un panel Super Actua OLED de 6,8 pulgadas con resolución de 1.344 x 2.992 píxeles y compatibilidad con HDR10+. Una generosa pantalla compatible con un brillo máximo de 3.000 nits, lo que provoca que podamos ver todos los contenidos perfectamente a plena luz del sol. En ese sentido, hay que poner de manifiesto lo bien que funciona el brillo automático en todas las circunstancias sin apenas rectificar manualmente la intensidad tanto en entornos al aire libre como a oscuras. A destacar también su tasa de refresco adaptativa de 1-120 herzios, que garantiza la suavidad y la rapidez en el scroll a la hora de navegar.
Un talón de Aquiles
Año tras año, cuando hablamos de los Pixel, siempre surge la misma polémica. Su procesador no está a la altura de los mejores, lo que resulta algo indigno para un móvil que supera los 1.000 euros. Y esto es lo que sucede también en el caso del Tensor G4 diseñado por la propia Google y fabricado por Samsung. Lo que también es cierto es que pese a no liderar los rankings de potencia, los famosos e incluso denostados benchmarks, el 9 Pro XL vuela. Se beneficia, claro está, de un sistema operativo prácticamente limpio, sin aplicaciones basura que no hacen más que gastar memoria y recursos internos. A la hora de ejecutar aplicaciones complejas y exigentes videojuegos, se comporta perfectamente. Y en esta ocasión, incluso se calienta menos que el resto de buques insignia. Otra cosa es a la hora de ejecutar procesos complejos como edición de vídeos y demás, donde ya no es tan rápido.
No obstante, si alguien tiene miedo de adquirir este celular por su menor potencia respecto a la competencia, puede estar muy tranquilo porque no le va a defraudar en el día a día. Ayudan sus 16 GB de memoria, algo que se nota también en el empleo de funciones de Inteligencia Artificial. El año que viene con la fabricación de los chips por parte de TSMC, la misma compañía que se encarga del de los iPhones, puede cambiarlo todo al pasar de los 4 nanómetros actuales a los 3. Hasta entonces, toca conformarse. Por fortuna, también tenemos 256 GB de memoria interna, suficiente para guardar un montón de fotos y vídeos en alta resolución, como compensación extra.
Muy buena, pero…
No se me entienda mal. La batería de 5.060 mAh del Pixel 9 XL Pro cumple con creces los estándares de autonomía que se le debe exigir a un teléfono de gama alta. Con un uso normal, es posible llegar al final del día con un 40% de batería. Hablamos de entre 7-8 horas de pantalla. El problema surge con un uso intenso y con conectividad 5G. Ahí la autonomía se desploma a un 20-10% cuando llega la noche, seguramente por tener un procesador de 4 nanómetros, más gastón que los más modernos. Y esos porcentajes son muy peligrosos si no tenemos un enchufe a mano. La sensación final que a uno le queda es que la autonomía de su antecesor era algo mejor en esas mismas circunstancias.
Por si fuera poco, su carga rápida tampoco es de las mejores del mercado con sus 37W por cable y sus 23 por inalámbrica, aunque esta política de no optar por grandes velocidades para proteger las pilas de los móviles también la siguen fabricantes como Apple o Samsung. Por algo será. De esta forma, con 20 minutos podemos obtener un 40% de carga. Pasar del 0 al 100 nos llevará poco más de una hora. Asimismo, hay que destacar lo poco que consume en reposo. Podemos pasarnos horas y horas casi con el mismo porcentaje de batería. Una muestra más del excelente trabajo de optimización que hace Google con sus dispositivos.
Buena integración de la IA
Se hace muy raro no hablar de una nueva versión de Android cuando nos referimos a un último modelo de Pixel. Google adelantó el lanzamiento de los 9, pero no el de su sistema operativo que acaba de llegar ya en pleno mes de octubre. Para compensar este retraso, el teléfono contó con Gemini, su propio modelo de Inteligencia Artificial, perfectamente integrado en el sistema y en castellano, algo que todavía Apple no ha podido cumplir ni tan siquiera en EE UU y en inglés con sus nuevos iPhones. El caso es que Gemini ha sustituido al limitado asistente digital de toda la vida y los resultados no podían ser mejores. Entiende mucho mejor nuestras órdenes, incluso a viva voz, y es capaz de responder a nuestras preguntas de forma mucho más precisa. Y ahora también puede ocuparse de poner alarmas, contestar mensajes y agendar determinados eventos en el calendario. Y esto sólo no ha hecho más que empezar. Punto para Google.
Otro aspecto positivo de los nuevos Pixel es la promesa de Google de siete años de actualizaciones. Con lo cual,si queremos, tenemos móvil para rato, superando a Apple también en este apartado. Es una gozada recibir puntualmente las actualizaciones de sistema mensuales con parches de seguridad y las trimestrales con nuevas funciones, además de la anual con los sucesivos saltos de Android. Algo que no sucede en móviles de otras marcas. Por lo demás, seguimos esperando a la llegada oficial a España y en castellano de Gemini Live, el nuevo modelo conversacional de Google que permite mantener charlas casi tan naturales como si la tuviéramos con un humano. Los que han visto la película 'Her' sabrán de lo que les hablo. Hasta el momento, sólo se puede activar en inglés.
¿El mejor del mercado?
Llegamos al que tradicionalmente ha sido el punto fuerte de los Pixels: la excelencia fotográfica gracias a su avanzado procesamiento digital. Y esta generación recoge el testigo de sus antecesores para ofrecer al usuario un móvil en el que lo difícil es hacer una mala foto gracias al uso potenciado de la Inteligencia Artificial. Como en teléfonos anteriores, contamos con tres objetivos muy similares a los del año anterior recluidos en la isla trasera que, gracias a su nueva colocación, ha permitido reducir los destellos y artefactos indeseados tan presentes en modelos anteriores.
El principal es una lente de 50 megapixeles, con un tamaño de 1/1,31 pulgadas y una anchura de 1,2 µm para cada píxel, sumado a una impresionante apertura de f/1.68 con una distancia focal de 6,90 mm. Todo ello nos permite, junto a su estabilizador de imagen (OIS) y enfoque láser integrados, hacer disparos perfectos incluso de noche. Las fotos destacan por su naturalidad y, al mismo tiempo, vibrantes colores gracias a su HDR Ultra que supone un paso más allá a la hora de representar las diferentes texturas luminosas. Fotografía computacional en estado puro.
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Es cierto que hay muchas personas a las que no les gusta fotos con tanto procesado, pero en el caso de los nuevos Pixels el algoritmo se ha suavizado respecto al de años anteriores y es imposible no caer rendido ante la belleza de los resultados tanto si se decide disparar en 12 mpx como en 50 mpx, sobre todo a plena luz. Fotos que no precisan ninguna edición añadida para despertar el aplauso unánime en las redes sociales como las que te enseñamos a continuación. Buen contraste, sin apenas grano, sin zonas quemadas… No se puede pedir más. Por algo Dxomark, la web de referencia en análisis fotográficos sitúa a este teléfono en los primeros puestos por delante del nuevo iPhone.
Cuando cae la noche, el Pixel es capaz de representar escenas muy iluminadas con un muy buen balance de blancos aunque haya luces artificiales y casi sin pérdida de detalle. Algunas veces quema más de lo debido las partes más iluminadas pero no es nada preocupante. Aquí algo curioso, si se decide disparar en 50 mpx el móvil parece tener problemas para enfocar correctamente. Afortunadamente es un fallo de software reconocido por la propia Google y que será subsanado próximamente a través de una actualización. En todo caso, cuando se trata de sacar una foto con baja iluminación, lo aconsejable es optar por los 12 mpx para poder contar con ese brillo extra que nos aporta la combinación de los megapixeles de la cámara principal.
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Este sensor está acompañado por un telefoto de 5x óptico, con resolución de 48 mpx, con un tamaño de 1/2,55 pulgadas, anchura de 1,25 µm para cada píxel, apertura f/2.8 con distancia focal de 17,91 mm y OIS, ideal para hacer fotos a largas distancias. Los resultados son muy buenos, sobre todo hasta los 10x. A partir de ahí, el efecto acuarela se irá incrementando al mismo ritmo que se pierde resolución, sobre todo cuando se llega al máximo de 30x. Por suerte, a un 20x todavía tendremos una fotografía más que digna para compartir en redes sociales como se puede comprobar a continuación. No es el mejor del mercado, ese honor hay que dárselo al Samsung S24 Ultra, pero sin duda está entre los primeros puestos.
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El Pixel 9 Pro XL incorpora también una lente ultra gran angular de 48 mpx, con un tamaño de 1/2,55 pulgadas, anchura de 1,25 µm para cada píxel, y apertura f/1.7 con distancia focal de 2,02 mm y auto enfoque, lo que le permite hacer fotos de lo más espectaculares incluso de noche, muy similares en calidad al sensor principal. Y ese es el mejor cumplido que se le puede hacer. Al contrario de lo que le ha sucedido a Apple con su polémico gran angular, las instantáneas tienen una gran nitidez y colores vibrantes, por lo que podemos jugar con el uso de esta lente que hasta ahora era menospreciada por los fabricantes de teléfonos quedando siempre a gran distancia respecto al principal en términos de calidad.
En el caso del móvil de Google, además, esta cámara, que va un paso adelante respecto a la generación pasada al recoger más luz, sirve para poder hacer fotos a objetos desde muy cerca. Como se puede comprobar aquí, los resultados del modo macro son muy buenos.
Respecto a su mejorada camada delantera respecto al modelo anterior, contamos con un sensor de 42 MP, apertura f/2.2 con distancia focal de 2,713 mm y autoenfoque que nos ofrece la posibilidad de hacer selfies que llaman la atención por la fidelidad a la hora de representar los colores de la piel, también en entornos con poca luz. Y con varias personas, gracias a la posibilidad de abrir un poco más su campo de visión cuando es necesario y así poder sacar a todo el mundo en las mejores condiciones tanto el modo normal como en el retrato. En este último caso, sigue sin convencerme del todo un efecto bokeh tan elevado, al igual que sucede con el sensor principal. De hecho, aunque lo reduzcamos posteriormente editando la foto, se sigue viendo artificial, aunque, si nos ceñimos a un punto de vista meramente técnico, los resultados son impresionantes diferenciando perfectamente el sujeto del fondo.
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Hasta aquí el apartado de hardware, pero dónde Google marca realmente la diferencia respecto a otros teléfonos de la competencia es en la incorporación de la IA a la hora de editar las fotos. Mientras los usuarios de Apple siguen esperando un borrado mágico como el de Google presente en de forma nativa en la mayoría de los teléfonos Android desde hace varias generaciones, los nuevos Pixel incorporan la posibilidad de modificar elementos de las tomas para hacer nuevas composiciones sin que se note un añadido que no existe en la vida real. Es algo parecido a lo que hizo Samsung con sus últimos plegables: convertir un garabato dibujado por nosotros mismos en una imagen realista para enriquecer nuestras fotos.
Aquí los de Mountain View van un paso más allá al poder seleccionar el elemento de la instantánea que queramos cambiar (funciona mejor con fondos), y decirle a la Inteligencia Artificial que nos gustaría modificar a través de órdenes escritas, los famosos prompts. Y lo mejor es que sirve tanto para las tomas sacadas por nuestro teléfono como para las que tengamos guardadas de otros dispositivos. Como ésta donde he incorporado una tormenta elevando el efecto dramático de la fotografía. Es fascinante, y al mismo tiempo preocupante, lo fácil que resulta hacer una foto perfecta y, al mismo tiempo, totalmente falsa.
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Este teléfono también da una nueva vuelta de tuerca a las fotos grupales. Ya no se conforma con asegurarse de que todos los presentes salgan bien combinando gracias a la IA diferentes tomas como sucedía con el modelo anterior. Gracias al modo inclúyeme, ahora también podemos convertirnos al mismo tiempo en fotógrafos y modelos sin necesidad de usar un trípode o buscar a un desconocido para que nos saque una foto. Si activamos esta función, primero sacamos una foto a nuestros seres queridos intentando dejar un espacio libre. Una vez hecha, llamaremos a uno de nuestros amigos o familiares para que haga otra toma mientras nosotros nos incorporamos al grupo. Lo que hace la Inteligencia Artificial es rellenar los espacios libres de ambas instantáneas. Los resultados son espectaculares como he podido comprobar de primera mano, aunque funciona mejor en espacios abiertos y de día. Muy parecido a lo que se describe en el siguiente vídeo.
Para los que gusten de la edición de vídeo, Google también incorpora la posibilidad de subirlos a su nube para incrementar su calidad de imagen . No es un proceso instantáneo pero los resultados son espectaculares. Si se opta por dejarlos como están, los vídeos brillan con luz propia en cuanto a naturalidad y nitidez, como en balance de blancos o en la suavidad de las tomas sin apenas vibraciones gracias a sus procesos internos de estabilización. Incluso ahora es capaz de grabar en 8K a 30 fotogramas por segundo. De nuevo, el Pixel está entre los mejores y cada vez más cerca de los iPhones que siguen liderando este apartado multimedia.
Es muy complicado no recomendar el Google Pixel 9 Pro XL, si no fuera por el pequeño-gran detalle de su procesador. ¿A un teléfono que cuesta 1.199, casi como el iPhone 16 Pro, no se le debería exigir un chip a la altura de los mejores del mercado? Cuando estos modelos se situaban por debajo de los mil euros era algo que se podía perdonar, pero ahora es más difícil hacerlo. Por otro lado, el teléfono va tan bien que uno no tiene la impresión de que necesite un procesador más potente. Incluso a la hora de realizar tareas relacionadas con la Inteligencia Artificial, perfectamente integrada en el sistema operativo, y que debería ser un espejo para cualquier fabricante de smartphones que se precie. Por si fuera poco, el teléfono despliega un poderío fotográfico muy difícil de igualar. Si a esto le añadimos una pantalla extraordinaria y un diseño que enamora, aunque sea prestado de los de Apple, podemos concluir que es una de las mejores compras que podemos hacer en la actualidad, además de contar con siete años de actualizaciones aseguradas. Una ventaja extra que nos permitirá disfrutar de un teléfono extraordinario durante mucho, mucho tiempo.
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