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La Universidad del País Vasco tiene desde este martes un nuevo reglamento disciplinario. El vigente hasta ahora se remontaba a 1954. Entre las novedades más destacadas, la calificación de las faltas, que se clasifican en muy graves, graves y leves, y la posibilidad de sustituir las sanciones por trabajos sustitutivos. «La norma se adapta a los valores democráticos basados en modelos de convivencia más dialogantes y constructivos», ha subrayado la rectora de la UPV/EHU, Eva Ferreira. La modificación viene motivada por la aprobación en febrero del año pasado de la Ley de Convivencia Universitaria, que daba un año a las universidades para adaptar sus respectivas normativas.
Según el nuevo texto, se considerarán faltas muy graves las novatadas, el ejercicio de violencia grave física o verbal, el acoso por razón de sexo o género, la discriminación por cualquier circunstancia personal o social, el uso ilegítimo de documentos académicos, la destrucción o deterioro del patrimonio histórico y cultural de la universidad, el plagio o los fraudes académicos. Las faltas graves y leves se centran en garantizar el ejercicio de la libertad de todas las personas y la sanción de fraudes académicos o al aprovechamiento del trabajo intelectual e investigador de otras personas. Los castigos van desde la expulsión de la universidad por un tiempo en los casos de mayor gravedad hasta la amonestación privada en los asuntos más leves.
La aplicación de sanciones no será automática, ya que se contempla que puedan ser sustituidas por medidas «de carácter educativo o recuperador siempre que la persona que ha cometido los hechos los reconozca y se tenga el consentimiento de los directamente perjudicados». Entre las alternativas están la participación en actividades universitarias, la ayuda a las personas afectadas y la asistencia a cursos de formación. Cabe la posibilidad de que el proceso disciplinario se suspenda si las partes aceptan acogerse a un proceso de mediación.
También se han conocido los datos de consultas realizadas al Aldezle, el Defensor universitario de la UPV/EHU. El año pasado acudieron a Iñigo Urrutia 190 personas que plantearon 159 asuntos entre consultas (118), quejas (39) y peticiones de mediación (2). Todas las consultas y mediaciones fueron atendidas y se estimaron 16 de las quejas. Los estudiantes fueron los que más acudieron al Aldezle, con 61 peticiones, seguidos por el personal docente e investigador (55), el personal de administración y servicios (21) y de personas ajenas a la universidad (22). En conjunto, la cifra es superior a la de 2021, cuando se acudió a este servicio en 148 ocasiones.
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