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El tiempo que abuelos y nietos pasan juntos puede ser muy provechoso. E. C.

¿Se pueden evitar los roces entre abuelos y padres por la crianza de los niños?

No hay que ver como un drama la disparidad de criterios entre unos y otros, pero es necesario gestionarla correctamente para no dañar las relaciones familiares ni perjudicar a los pequeños. El psicólogo Asier Bilbao apunta unas pautas para lograrlo

Jueves, 31 de mayo 2018, 01:29

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Ocurre en muchas familias. Incluso en la real, como se pudo comprobar recientemente en una escena captada por las cámaras donde se percibía un desencuentro entre la reina Sofía y la reina Letizia a la salida de una misa, con las infantas de por medio. ¿ ... El motivo? Parece ser que no tenían el mismo criterio sobre la conveniencia, o no, de que las pequeñas fuesen fotografiadas en ese momento. Más allá del revuelo que se formó a raíz de esas imágenes debido a la relevancia social de sus protagonistas, lo cierto es que la disparidad de opiniones y los roces entre padres y abuelos en lo que concierne a los pequeños es muy habitual, especialmente cuando los progenitores dejan a sus criaturas al cuidado de los abuelos durante mucho tiempo. Según estimaciones de la Unión Democrática de Pensionistas, el 25 % de los abuelos cuida a los benjamines de la casa alrededor de siete horas diarias. Toda una 'jornada laboral' que da para mucho: llantos, risas, mimos... y, a veces, polémicas entre adultos.

¿Por qué se originan los desencuentros entre padres y abuelos? La mayoría de las veces, porque las lógicas discrepancias entre ambas 'facciones' no se gestionan bien. «Los conflictos son inherentes a las relaciones humanas -tranquiliza Asier Bilbao, psicólogo del Colegio de Psicología de Bizkaia-. No hay que verlos como un fracaso, sino como una oportunidad de mejorar. Lo importante es saber afrontarlos de forma positiva: con respeto, empatía, responsabilidad y habilidades de comunicación». ¿Cómo se consigue esto? He aquí algunas pautas que pueden ayudar a que ese triángulo abuelos-padres-nietos sea lo más armonioso posible y no se convierta en el ojo del huracán.

Los padres no deben exigir a los abuelos cosas que ellos no hacen

En ocasiones, los padres que dejan a sus hijos muchas horas con los abuelos se vuelven muy críticos y se 'quejan' de que hacen o dejan de hacer ciertas cosas que repercuten negativamente en los pequeños (que si usan un lenguaje políticamente incorrecto, que si les dan chocolate a escondidas, que si les dejan ver la tele todo lo que quieren...). Llegados a este punto, es aconsejable un poco de autocrítica: muchas veces los padres tienen con los abuelos unas estrictas exigencias que no se aplican a sí mismos. Bilbao pone varios ejemplos. «Por ejemplo, se les pide a los abuelos que no lleven la contraria a los padres delante de los niños y se nos olvida que tampoco los padres se deben llevar la contraria entre ellos delante de los hijos, ya que esto puede menoscabar la autoridad de los adultos ante los menores», apunta. Otro ejemplo: «Oímos en muchas ocasiones que los abuelos son excesivamente permisivos con sus nietos, y es cierto. Pero no es menos cierto que muchos padres también lo son. Unos y otros no saben decir 'no' e impiden que los menores se enfrenten a la frustración y aprendan a superarla», manifiesta. En definitiva, para el psicólogo, la conclusión es clara y debe ser la base de una buena cooperación en la crianza: «Los roles familiares y sus límites deben de estar bien definidos si no queremos provocar desajustes en los pequeños. Pero los abuelos no deben ejercer de padres».

Nunca hay que airear conflictos delante de los peques

Los niños quieren a sus padres y también a sus abuelos. Y lo último que hay que hacer es mostrar delante de ellos las posibles desavenencias. «Muchas veces creemos que no saben de lo que hablamos y no es cierto. Debemos tener mucho cuidado, no solo de lo que decimos delante de los menores, sino también de la forma en que lo hacemos -advierte Bilbao-. Si hay un evidente malestar entre los abuelos y los padres, los menores lo notarán tomando partido por una de las partes. Es fundamental mantenerlos alejados del conflicto familiar», indica. Según alerta, pueden ocasionarse al niño problemas futuros. Si hay alguna discrepancia educativa, lo correcto es hablarlo tranquilamente -sin la presencia de los pequeños-, resolverla y fijar un criterio para actuar en el futuro.

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Los padres deben transmitir a los abuelos lo que esperan de ellos

Para evitar roces, lo mejor es prevenir: es importante transmitir a los abuelos qué se espera de ellos. Los sobreentendidos no siempre funcionan. «La existencia de normas y límites es necesaria en las familias. Pero tan importante como su existencia es su conocimiento (cuáles son, qué finalidad tienen...) y su aplicación correcta (quién o quiénes son los encargados de hacerlo, al margen de los padres)», explica el psicólogo. Es decir, es aconsejable sentar unas bases. Pero, ojo, esto no quiere decir que los padres tengan que dictar leyes inamovibles y los abuelos, decir 'amén' a todo. Las normas tienen que ser «aceptadas por las partes» y «flexibles», sobre todo, entendiendo que, en ocasiones, los abuelos van a mostrar una mayor permisividad, especialmente, si ven poco a sus nietos. Y muy importante: «Hay que escuchar y respetar el compromiso que quieran asumir los abuelos». ¿Y si no nos convence? «Hay que buscar otra forma de supervisar a los menores», zanja el experto.

Los abuelos tienen que saber decir no a los nietos... y a los hijos

Los abuelos, cuando se delega en ellos la responsabilidad del cuidado de los nietos 'full time', «deben pensar más en sus intereses y aprender a decir no a sus hijos», aconseja Asier Bilbao. «Si anteponen el cuidado de los nietos a sus vidas, tienen muchas probabilidades de frustrarse y de ser infelices, lo que también redundara en la calidad asistencial a sus nietos», advierte. Según opina el psicólogo, «no es justo cargar a los abuelos con responsabilidades que son de los padres». Según datos ofrecidos el pasado verano por la Unión Democrática de Pensionistas (UDP), en colaboración con la Unión de Asociaciones Familiares, el 82 % de los abuelos reconoce que si los progenitores participasen más en el cuidado de los menores, «ellos no tendrían por qué ayudar tanto». Por ello, solicitaron al Estado que ejecute políticas y medidas de conciliación para que el cuidado de los nietos «no recaiga» sobre los abuelos «de forma reiterada», reclamando así el reconocimiento por la labor de apoyo que este colectivo supone en muchas familias, así como su contribución social. Según manifestaron, ser abuelo-cuidador no debe ser una obligación porque impide un «envejecimiento activo y saludable».

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Ventajas de la relación entre abuelos y nietos

Bien gestionada, la relación entre abuelos y nietos es muy positiva para ambos. Para los mayores es un acicate para estar activos, trasmitir valores, realizar actividades de ocio… Y para los pequeños tiene la ventaja de que les ofrece otros modelos de comportamiento en los que fijarse, «al igual que con los tíos, primos, profesores, compañeros de clase, de juego», detalla el psicólogo Asier Bilbao. «Cuanto más entren en contacto con personas con roles diferenciados, más enriquecedora será su vida», apunta.

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