Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
El Departamento de Educación celebra mañana la apertura oficial del curso. Llega con una larga lista de deberes. El refuerzo de la lectura y el aprendizaje del euskera, avanzar en la coeducación, la lucha contra el 'bullying', la atención a la diversidad cada vez más ... presente en las aulas, o el impulso a las ciencias y la tecnología en los programas educativos son algunas de las tareas que aparecen en la agenda 'escolar' de la consejera de Educación, Cristina Uriarte, y que ella ha avanzado en los últimos meses. A esos retos se suman las peticiones concretas de docentes, directores, familias, alumnos y el resto de la comunidad escolar, que vive el día a día en las aulas.
Una de las consignas que se han trasladado a los colegios es la de reforzar el euskera y la lectura para mejorar los resultados académicos de los estudiantes. Es una de las medidas que dictó Educación ante las malas notas en PISA y las evaluaciones internas del Gobierno vasco. En PISA los alumnos suspendieron comprensión lectora y competencia científica -no llegaron a la media española ni de la OCDE- y retrocedieron su puntuación en matemáticas; y en la evaluación diagnóstica 2017, el 30% no superó el nivel inicial de destreza hablada y escrita en euskera y sacaron peores notas que en la anterior prueba de 2015 en la mayoría de las asignaturas.
El Departamento ha puesto a disposición de los colegios un plan lector, un proyecto recogido en la web Irakurgunea, que reúne materiales, metodologías y recomendaciones de libros y actividades para que los profesores trabajen en clase. Los centros educativos van a incidir en el uso del euskera dentro y fuera del aula y en las nuevas metodologías más prácticas de enseñanza de idiomas.
Los estudiantes se van a encontrar este curso con más proyectos de ciencia y etnología. Los responsables de la enseñanza vasca han decidido impulsar la estrategia 'STEAM Euskadi' con un doble objetivo: fomentar las vocaciones científicas y tecnológicas en todas las etapas educativas y principalmente entre las chicas. Esta estrategia integra la ciencia, la tecnología, la ingeniería, las matemáticas y las artes y aplica con los alumnos modos de enseñanza a través de resolución de problemas.
La consejera presentó a final del curso pasado uno de sus proyectos estrella, el Plan Marco para la Escuela Inclusiva, que da prioridad a fomentar la convivencia en las aulas, la detección temprana de problemas, la igualdad o el apoyo a las dificultades de aprendizaje. Recoge los programas de coeducación, atención de inmigrantes y alumnos con necesidades especiales o 'Bizikasi', el plan contra el acoso. Todos estos proyectos van a funcionar este año en los colegios y facilitarán que los escolares trabajen competencias para la convivencia positiva en las clases y que los docentes reciban formación específica en prácticas inclusivas.
El plan de inclusión incluye iniciativas concretas dirigidas tanto a alumnos con dificultades como a los de altas capacidades. El Departamento mantendrá los cerca de 160 grupos de diversificación curricular, en los que se adapta el programa educativo a los chavales para que puedan acabar sus estudios, y reforzará con maestros las escuelas con mayores necesidades de apoyo por su tipo de alumnado. Este curso se estrenan, además, los planes de escolarización complementaria dedicados a los 'menas', los adolescentes extranjeros que llegan a Euskadi solos.
Este mes Educación pondrá en marcha una experiencia piloto en centros públicos para mejorar la detección de niños con altas capacidades. Los 747 alumnos superdotados registrados de forma oficial en las aulas vascas suponen el 0,20% de la población escolar, cuando la OMS establece que el porcentaje de altas capacidades es del 3% de los estudiantes. El Departamento probará con ellos una nueva «herramienta», una serie de tests y cuestionarios que en el futuro se aplicarán a todos los escolares vascos para tratar de identificar al mayor número posible de superdotados.
La igualdad de género va a ser una materia de trabajo diario en la escuela. El plan de coeducación plantea la erradicación del uso sexista de las imágenes y los textos en los materiales escolares, la integración de la figura de mujeres destacadas desde la ciencia a la tecnología en los currículums y la utilización equitativa de los espacios: por ejemplo, diseñar patios que no releguen a las alumnas. La oferta de extraescolares tratará de acercar a las niñas a actividades en las que casi no tienen presencia.
La lucha contra la violencia machista «se trabajará desde el aula» por primera vez, adelantó la consejera. El Departamento ha distribuido materiales en los colegios sobre las diferentes manifestaciones de violencia contra las mujeres para reforzar la «detección» de agresiones machistas desde los centros. Activará, además, un sistema de recogida de datos para contabilizar los casos registrados en colegios.
Todas las escuelas e institutos públicos cuentan este curso con los grupos 'BAT' -Bullyingaren Aurkako Taldea, grupos contra el acoso-, formados por el director, el jefe de estudios, el orientador o consultor, y los dos profesores encargados de Convivencia e Igualdad, que se encargarán de prevenir y actuar ante agresiones psíquicas y físicas. Educación ha formado ya a directores y profesores de la red pública en este programa, Bizikasi, con el que espera mejorar la lucha contra el 'bullying', que el pasado año sumó 79 casos reconocidos de las más de 550 denuncias presentadas.
374.957 estudiantes hubo el pasado curso. El 50,6% estudia en centros públicos y el 49,4% en concertados. Las cifras del año académico que comienza mañana serán similares, con una reducción de alumnos en Infantil -hubo 2.215 menos en 2018-19 respecto del anterior-.
8.500 escolares con necesidades especiales. Desde 2014 se han incrementado un 22%, gracias a la mejora las herramientas para detectar los casos. La enseñanza vasca acoge a más de 33.000 alumnos extranjeros.
Indicadores Euskadi invierte 9.054 euros por alumno en centros públicos, la cifra más alta de España. El gasto en Educación en el País Vasco supera el 5% del PIB, por encima de la media europea. La cifra de abandono escolar temprano, 6,9% es la más baja del Estado.
Haizea es profesora en una haurreskola, así que ella y Leo tienen bastante claro lo que buscan que sus hijos aprendan en el aula. «Le damos mucha importancia a que se trabaje desde la coeducación y la diversidad cultural. Queremos que se eduquen en el respeto y en la integración con niños de diferentes países», recalcan. Esa fue una de las principales razones que les llevaron a matricular a June, de 6 años, y Markel, de 3, en el colegio público Múgica del Casco Viejo bilbaíno. «Queríamos que fuera una escuela pública y encima en esta hay alumnos de orígenes muy diferentes. Que estudien con ellos es más enriquecedor, les abre la mente», dicen.
La familia Martín Villar afronta «con ilusión» la vuelta al cole, que este año implica un doble salto. June empieza 1º de Primaria, por lo que comenzará a llegar a diario a casa con deberes. «De momento no creo que tengamos problemas para ayudarle, pero si veo que necesita algo de refuerzo, me plantearé llevarle a clases particulares», cuenta Haizea. Por su parte, Markel cursará 1º de Infantil tras haber pasado por el aula de dos años: «Es un poco más movido que su hermana, que es mucho más tranquila y siempre presta más atención. Seguro que en clase está algo inquieto, pero confiamos en que los profesores sepan tratar con él».
A los progenitores les gusta la metodología de la escuela bilbaína, enfocada al trabajo en torno a proyectos y no tanto a las asignaturas genéricas. «Van más contentos a clase y encima creo que sacan mejores resultados», se felicitan. Además, el horario -salen a las cuatro de la tarde- les ayuda a organizarse mejor. «No somos de meterles en muchas extraescolares, pero algo ya hacen. June va a clases de baile moderno y este año va a empezar a ir a unos talleres de robótica. Y Markel, aunque todavía es pequeño, ya se ve que le gusta mucho la música, así que le vamos a apuntar a clases», plantean Haizea y Leo.
En casa de los Roa Salazar, en el barrio vitoriano de Adurza, los libros de texto de toda la vida están en peligro de extinción. Y no es porque los chavales hayan terminado sus estudios: Julen empieza 3º de la ESO, «un curso muy duro», mientras María da el salto desde Primaria a Secundaria «con nervios» añadidos por el cambio de centro escolar. Lo que ocurre es que ahora la principal herramienta de aprendizaje para ambos es el ordenador. «Bueno, siguen haciendo trabajos en papel, tienen cuadernos y para la asignatura de Inglés conservan el libro», matizan José Ignacio e Irene, sus padres.
El uso de las nuevas tecnologías en el aula convence a los progenitores. «Aunque tienes que comprar el ordenador, a la larga te sale más barato que los libros. Encima están tan habituados a las pantallas que yo creo que les cuesta menos», analiza la madre. Este será el primer curso que los dos hermanos vayan juntos al campus de Nieves Cano del colegio Egibide, a cinco minutos de casa. «Estamos contentos porque se van haciendo mayores, tienen más independencia y ahora, al estar en el mismo sitio, es más fácil organizarse», se congratulan los adultos. El horario se concentra por la mañana, lo que les permite contar con más tiempo por las tardes para los deberes y las actividades extraescolares.
Julen juega en un equipo de rugby y María lleva tres años practicando gimnasia rítmica. «Siempre les hemos dicho que algún deporte tienen que hacer. No pueden tener una vida sedentaria», explica José Ignacio. Además, los chavales reciben clases de refuerzo porque él se las ve y se las desea con Lengua, y ella trae de la ikastola un nivel «un poco flojo» en Inglés, así que se tiene que poner las pilas. En todo caso, los padres dicen no ser demasiado exigentes con los resultados: «Nos importa más la actitud. No queremos dieces, pero tampoco que vayan a por el cinco porque si no, se quedan en el cuatro. ¡Y eso ya sí que no!».
Hacen falta nuevas y mejores metodologías de aprendizaje, más prácticas -por proyectos, trabajo colaborativo...- que respondan a una sociedad cambiante y a las necesidades de un nuevo tipo de alumnos. El presidente de la agrupación de directores de centros públicos, Iñigo Salaberria, hace esa petición y apunta que es indispensable facilitar la formación de los profesores en esas técnicas innovadoras. Considera que hay que dar un paso también en la digitalización pero, aclara, contar con más recursos tecnológicos debe ir de la mano de esos nuevos sistemas de aprendizaje. «No podemos utilizar los métodos de enseñanza del siglo XIX con tecnología del XXI». Aconseja también «no relegar la formación en Humanidades».
Hace falta una atención más humana y personalizada. Es la petición de Oihana Plazaola, maestra del colegio público vitoriano Lakuabizkarra. «El profesorado necesita tiempo para responder a los problemas emocionales de los alumnos, que influyen en su rendimiento académico, y para ayudar e integrar a las familias con dificultades». Se queja de la burocracia, «la gran cantidad de papeleo con la que nos han cargado a las escuelas». Considera que los planes que pone en marcha Educación, aunque son necesarios, están diseñados para toda la comunidad, pero cada escuela «debe» adaptarlos a su realidad, a su entorno y para eso «hace falta más personal dedicado a aplicar esas líneas teóricas a la practica y ofrecer formación a los docentes».
Menos alumnos por aula, más profesores y dedicar mayores recursos a la atención de los escolares con necesidades especiales son reclamaciones comunes de responsables de centros de enseñanza, familias y docentes. Coinciden en que «no hay suficientes» logopedas, fisioterapeutas, expertos en educación especial y pedagogía terapéutica para atender los chavales con discapacidades o dificultades de aprendizaje. Recuerdan que el número de estudiantes que precisan algún apoyo y están integrados en aulas de centros de enseñanza ordinarios ha crecido un 22% en cinco años. Resaltan también que atender a los escolares inmigrantes, que han aumentado diez puntos en una década, exige más medios a las escuelas e institutos. «Cuando un niño llega de otro país no solo necesita un apoyo lingüístico para aprender el idioma sino que requiere también ayuda académica en general», dice la maestra vitoriana Ohiana Plazaola.
El responsable de la asociación de directores de centros públicos, Iñigo Salaberria, pide «mayor autonomía» para que los colegios definan el personal «específico» que precisan con el fin de atender a los niños con problemas a lo largo del curso. «Hace falta una visión más flexible de la Administración para asignar los recursos con los que deben contar los colegios», sentencia. «A los padres nos gustarían clases con menos alumnos porque hay mucha diversidad en las aulas y para el profesor es muy complicado atender de forma adecuada a todos y lo que no se puede es unificar el nivel», señala Miriam González, responsable de las agrupaciones de familias de Kristau Eskola.
«Las direcciones de los colegios y los profesores tienen que dar un trato cercano y colaborar más con las familias, que no sea solo llamarnos para comentar cómo llevan el curso nuestros hijos», señala la portavoz de las agrupaciones de padres de centros religiosos. Los estudiantes también quieren ser escuchados. Las asociaciones de alumnos de varios colegios de la comunidad han pedido al Consejo Escolar de Euskadi «tener voz», que se escuchen sus propuestas para mejorar los aprendizajes y participar en las decisiones en el ámbito educativo. Las familias de la escuela pública reclaman, además, que el reparto de escolares inmigrantes y con dificultades sea más equilibrado entre su sector y el concertado.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.