«Es mucho más fácil ejecutar un euro público en una universidad privada que un euro privado en una universidad pública». La rectora de la UPV/EHU, Eva Ferreira, ha reconocido este lunes que el exceso de burocracia lastra la competitividad de la universidad, especialmente ... en el ámbito de la investigación. En ese sentido, se ha fijado como objetivo reducir «a la mitad» el tiempo que se dedica a los trámites burocráticos.
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«La flexibilidad y la financiación» son las «claves» para una universidad pública «que se mire de frente con las universidades de referencia en el mundo» y que quiera «competir mejor con otras instituciones», ha subrayado la rectora, que antes de asumir el puesto de más responsabilidad de la universidad fue vicerrectora durante cuatro años y secretaria general de la UPV durante otros tres.
Transcurridos dos años desde que fue elegida, Ferreira ha comparecido, a petición propia, ante la Comisión de Educación del Parlamento vasco para hacer balance de la gestión de su equipo en el ecuador de su mandato y presentar las líneas principales de cara a los próximos dos cursos.
No ha sido un periodo sencillo. La pandemia del coronavirus primero y la guerra en Ucrania después han alterado por completo el normal funcionamiento de la universidad. En 2021, por ejemplo, Educación inyectó 12 millones extra a la UPV para poder hacer frente al aumento de costes derivados de la emergencia sanitaria. Y en el último año el consumo de gas en la universidad pública se ha reducido en un 40%, mientras que el de electricidad ha disminuido un 13%, en el marco de la crisis energética.
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Pese a todo, en este tiempo la UPV ha «duplicado» la producción anual de patentes, que son además la mitad de las que se crean en Euskadi. Alrededor del 60% de las producciones científicas vascas surgen de la UPV, así como dos tercios de las empresas derivadas (filiales) en el País Vasco. La universidad obtiene en estos momentos más de cien millones de euros anualmente de fondos externos para investigación y transferencia. No obstante, Ferreira ha pedido que el incremento de la financiación previsto en la nueva ley universitaria -de hasta el 1% del PIB- se ejecute «cuanto antes».
Ferreira también ha destacado la creación, en estos dos años, de nuevas cátedras y el impulso a los cursos de verano transfronterizos, en colaboración con la Universidad de Burdeos. En el plano laboral, ha incidido en la resolución de procesos selectivos de las OPE, «que supondrán la cobertura permanente de más de 1.100 plazas» de personal de administración y servicios. También se ha promovido un nuevo protocolo para las personas trans y no binarias, al que se han acogido ya 19 personas.
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Dentro de los objetivos planteados, Ferreira ha explicado que el reto para 2030 es situar a la UPV entre las 300 mejores universidades del mundo, según el prestigioso ránking de Shanghái, donde ahora figura entre las 400 primeras. Para ello, «es importante aumentar los recursos dirigidos a impulsar la investigación universitaria de excelencia». Otro de los principales objetivos de cara al futuro es que el 100% de los estudiantes de posgrado cuenten con una experiencia internacional al finalizar su formación.
Una de las grandes cuestiones que afronta la formación postobligatoria es adecuar la oferta de perfiles cualificados a la demanda de las empresas. Según un estudio de Adecco, el 53% de los directores de recursos humanos en Euskadi considera la dificultad para reclutar talento como el principal problema de su empresa. Las causas de esta falta de profesionales son diversas: desajuste en la formación, fuga de talento a otros países, poca atracción de ciertos sectores con condiciones de trabajo más duras o falta de relevo generacional en algunos oficios.
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51.000 personas
conforman la UPV, entre estudiantes, profesores y otros trabajadores
En este contexto, la rectora de la UPV ha hecho una reflexión en torno al papel de la universidad en ese puzle. «El trabajo de una universidad pública y generalista debe ser tener una oferta en todas las grandes ramas del conocimiento», ha analizado. Tras reconocer que «a veces hay desajustes entre la formación y las demandas» de las empresas, ha incidido en que la clave es combinar «qué sabemos nosotros como universidad, qué formación es la que demandan los alumnos, y qué prevemos que va a necesitar la sociedad» en el futuro.
En el equilibrio de estos tres factores está poder adecuar la oferta a la demanda. Aunque, para ello, es necesario hacer una «reflexión» como sociedad. A nivel estatal, «el 12% de ingenieros se va a trabajar al extranjero, pero la realidad es que necesitamos ingenieros», ha expuesto, a modo de ejemplo. «Habrá que darle una vuelta» y ver «por qué en algunos empleos, habiendo necesidades, la gente se va y no somos capaces de atraer gente de fuera», ha zanjado.
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En cifras absolutas, la UPV acoge a 51.000 personas entre estudiantes, profesorado, personal administrativo y de limpieza... En total, la componen tres campus, 20 facultades y 86 departamentos. Se ofrecen 107 títulos de grado y 350 programas de formación.
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