La rectora de la UPV, Eva Ferreira, confirma que se presentará a la reelección

Tal y como adelantó EL CORREO, Ferreira ha sondeado a su actual equipo para comprobar los ánimos de cara a un posible segundo mandato. «Es algo que es 'vox populi'», ha confirmado, en una entrevista en 'Radio Euskadi'. Sin embargo, no ha querido entrar en detalles y se ha limitado a señalar que el plazo para presentar candidaturas no se abre hasta octubre. Será entonces cuando dé a conocer su equipo y programa completo.

La actual rectora, por otro lado, ha celebrado que el nuevo Gobierno vasco cuente con un departamento exclusivo para Universidades. Estará liderado por Juan Ignacio Pérez Iglesias, que fue rector de la UPV entre 2004 y 2008, y con quien Ferreira mantiene una excelente relación. Según ha explicado este viernes, ambos dirigentes aún no han podido reunirse pero tienen agendado un encuentro «pronto».

La comunidad universitaria será llamada a las urnas en noviembre. Por primera vez desde 2008, los electores deberán elegir entre dos planchas. En los últimos tres mandatos (el segundo de Iñaki Goirizelaia, el de Nekane Balluerka y el de la propia Ferreira) sólo se presentó una candidatura. Algo anómalo, teniendo en cuenta la relevancia del puesto. También es cierto que, durante los años del terrorismo, el rectorado de la UPV fue un campo de batalla habitual entre constitucionalistas y nacionalistas vascos, que presentaban proyectos muy politizados. Tras el fin de la violencia, la situación se desinflamó y la universidad actual nada tiene que ver con la de inicios de siglo.

Ferreira someterá al escrutinio de las urnas su gestión en una legislatura irremediablemente marcada por la pandemia del coronavirus y el despliegue, en ocasiones a marchas forzadas, de la educación 'on line'. Uno de sus principales hitos es el inicio de las obras de la nueva Facultad de Medicina en Basurto, tras una demora de más de un año como consecuencia del incremento desmesurado de los costes derivado de la crisis inflacionaria por la guerra en Ucrania.

Sin embargo, el elemento que probablemente más le pueda suponer un desgaste sea la situación del profesorado sustituto. Los sindicatos y la plataforma de afectados ya han amenazado con retomar las movilizaciones con el nuevo curso si no se encuentra una solución. Denuncian que la UPV hace una lectura restrictiva de la Ley de Universidades, lo que les condena a sólo poder sustituir la labor docente de los profesores de baja, y no la de investigación. Eso conlleva contratos a media jornada y sueldos «de 800 euros». La rectora ha negado una y otra vez que ésta sea su voluntad y viene a decir que la universidad tiene las manos atadas en esta cuestión.

Conocedor de ello, Bengoetxea, quien será su rival en las urnas, se ha prodigado en las últimas semanas en lanzar el mensaje de que la situación del profesorado sustituto debe solucionarse y que la UPV debe ofrecer «condiciones dignas» a sus trabajadores. Éste será, sin duda, uno de los ejes de la campaña que se abrirá oficialmente en noviembre.

El voto en la comunidad universitaria no se reparte de manera homogénea. El mayor peso le corresponde al profesorado doctor con vinculación permanente a la Universidad, cuyo voto tiene un peso del 56,25% en el resultado final. Los docentes no doctores con vinculación permanente suponen el 7,50% y el resto de personal docente e investigador, el 2,09%. Por otro lado se sitúa el personal de administración y servicios, con el 12,08%. Y, por último, el voto del alumnado, que en términos absolutos es el grueso del electorado, representa el 22,08%. En las últimas elecciones, celebradas en plena pandemia, apenas participaron 857 de 40.819 estudiantes con derecho a sufragio.