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Compañerismo. Beatriz y Santiago intercambian impresiones en la zona de sofás ubicada junto a las mesas de trabajo. Mireya López
Reciclarse entre pantallas pasados los 50 en Urduliz

Reciclarse entre pantallas pasados los 50 en Urduliz

Innovación ·

42 Urduliz, el campus especializado en programación, oferta cursos especializados para dar un giro radical a la carrera laboral

Domingo, 1 de septiembre 2024, 18:54

Cuando Santiago Cardelle empezó a sospechar que iba a haber un «ajuste de personal» en el hotel en el que trabajaba como responsable, se puso a buscar alternativas. Y se acordó de que un sobrino le había hablado maravillas del centro 42, un innovador campus de Madrid centrado en la programación. También hay uno de esos centros en Urduliz. Santiago se decidió a probar suerte. A sus 50 años, pasó una prueba de acceso y se apuntó a una 'piscina', un exigente proceso de selección que consiste en una inmersión de 26 días consecutivos pasando pruebas relacionadas con la programación. Superó el filtro y ahora lleva unos pocos meses en la torre de Urduliz. Ve factible conseguir un trabajo en algo relacionado con la programación.

A su lado está Beatriz Lamíquiz, de 56 años, compañera de batallas contra el ordenador. A lo largo de su vida ha hecho un poco de todo. Socióloga de formación, montó su propia empresa relacionada con la distribución de productos en la industria del surf. También ha sido monitora de jantoki y se ha presentado a varias OPEs para distintos puestos de trabajo en la Administración.

Un buen día visitó el campus de 42 Urduliz. En realidad, estaba acompañando a su hijo de 16 años, que no tenía muy claro qué estudiar, en una jornada de puertas abiertas. El chaval salió espantado por la cantidad de horas que pasan allí dentro los estudiantes y por la exigencia. Pero a ella le fascinó. Y vio una oportunidad.

Santiago y Beatriz son dos de los 32 alumnos que participan en el proyecto 42 ZIP, un curso intensivo de formación en el ámbito de la programación para mayores de 45 años que se desarrolla en el campus vizcaíno. Ambos aseguran que no tenían grandes conocimientos de programación cuando superaron la famosa 'piscina'. «No sabía ni dar una tecla», reconoce ella. Ahora se manejan con el Java Script, Python y mil lenguajes de programación. Y tienen ganas de más.

La metodología del 42 es conocida. Es un centro gratuito en el que la Diputación pone las instalaciones y la Fundación Telefónica, los recursos y la metodología. No hay profesores, ni exámenes, ni libros de texto... Si a eso se le unen las mesas de ping pong, unas vistas espectaculares (el campus ocupa varias plantas de la torre Urduliz) y literas para echar una cabezada porque el centro está abierto las 24 horas del día, las comparaciones con Silicon Valley son inevitables. «Para mí, que vengo de la EGB, esto es una revolución», confiesa Beatriz.

«Aquí todos nos ayudamos». Coinciden en señalar que la gente y el ambiente de trabajo son lo mejor del campus. «Todos tienen ganas de ayudar». Es una filosofía «colaborativa, no competitiva». Los dos residen en Urduliz y, por tanto, tienen cerca el trabajo. Eso sí, se organizan como quieren. Santiago, por ejemplo, tiene una hija pequeña y trabaja con un horario de oficina para poder conciliar. Beatriz no es tan germana y, además, sus hijos también son más mayores, así que va un poco cuando quiere, incluidos, a veces, fines de semana. Eso sí, «en casa no abro el ordenador».

Un espacio seguro

Está entusiasmada. «Cada día aprendes algo nuevo, se nota la progresión a diario, te anima bastante, estoy súper contenta con mi progresión». ¿Por qué se animaron a probar? «Todavía nos quedan muchos años por cotizar y en este sector hay un montón de trabajo. Había que probar».

El proyecto de 42 lo puso en marcha un multimillonario francés que no encontraba gente cualificada para trabajar en el sector de la programación. De eso han pasado ya once años y ahora Urduliz tiene presencia en 31 países con 52 centros. En España está en Madrid, Barcelona, Málaga y Urduliz.

Además de la alfabetización en programación, el proyecto busca influir en una serie de cuestiones. Uno es la brecha digital, como es lógico; otro, la lucha contra el edadismo. Uno de los lemas que más repiten durante la conversación es que el campus es «un espacio seguro». Y es que en 42 Urduliz se lucha contra el edadismo. «Hay mucha discriminación por la edad, a parir de cierta edad te dejan de llamar para determinados trabajos. Prefieren contratar a chavales de 20 años». «Pero hacen falta tantos programadores que da igual su edad», abunda Estíbaliz León, responsable del campus.

Por eso se puso en marcha el proyecto 42 ZIP. Lo que prima es la vuelta al mundo laboral. Por eso es una formación exprés que pretende, en apenas un año, dotar a los alumnos de las destrezas necesarias para defenderse en el mundo digital y, en concreto, de la programación, un ámbito que se antoja crucial, y más con la revolución que se viene con la Inteligencia Artificial. Y en eso están.

Para desterrar tópicos, en Urduliz se trabaja codo con codo con gente de todas las edades. Porque, aunque estén en el proyecto concreto del ZIP, lo cierto es que en las mesas de trabajo lo mismo tienes un compañero de 50 años que uno de 18.

En cualquier caso, la Fundación Telefónica apostó por Urduliz para instaurar su programa para mayores de 45 porque Euskadi es una de las poblaciones más envejecidas de Europa. Aún están en la fase de prueba, porque Beatriz y Santiago pertenecen a la primera promoción, que todavía no ha salido al mundo exterior, pero las sensaciones son buenas. A tenor de lo que cuentan Beatriz y Santiago, inmejorables.

Tres años de campus y más de 350 empresas vascas interesadas

42 Urduliz ha cumplido recientemente su tercer aniversario con una empleabilidad del 100%. En estos momentos tiene más de 300 estudiantes con una edad media de 33 años (uno de cada tres son mayores de 40 años), de los que el 22% son mujeres. Tras la española, la nacionalidad más habitual es la venezolana. El campus, que es gratuito y está impulsado por la Diputación y la Fundación Telefónica, ha despertado un notable interés en el tejido económico vizcaíno. Ha recibido la visita de más de 350 empresas e incluso realizan formaciones específicas para las compañías que lo requieran en ámbitos como la computación cuántica, la ciberseguridad, la Inteligencia Artificial...

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