El lehendakari, Imanol Pradales, ha pedido este viernes «autoexigencia» para «mejorar los resultados» académicos de los estudiantes vascos. Una tarea que implica «a toda la comunidad escolar», desde los propios alumnos hasta profesores, familias, equipos directivos y, cómo no, la Administración. «Nuestra sociedad nos ... demanda un sistema educativo de máxima calidad», ha subrayado.
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Pradales ha protagonizado su primera apertura del curso escolar como jefe del Ejecutivo autonómico. El acto tuvo lugar en la escuela pública Orokieta de Zarautz. La consejera de Educación, Begoña Pedrosa, ha acompañado al lehendakari en la visita, junto con el alcalde de la localidad, Xabier Txurruka (PNV), y el equipo directivo del centro.
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Las autoridades han dado así el pistoletazo de salida al curso escolar 2024/25, que arranca con 3.090 alumnos menos en las aulas de los colegios, institutos e ikastolas de Euskadi como consecuencia de la caída de la natalidad. La previsión es que la tendencia continúen a la baja al menos hasta 2030; hasta entonces, según estudios del Departamento de Educación, se cerrarán 4.200 aulas por la pérdida de 65.000 alumnos.
En este contexto, la población escolar para este año está compuesta por 358.463 estudiantes. El descenso en las matrículas se acusa en las etapas de Infantil y Primaria, donde caen un 3%. En la ESO y Bachillerato se mantienen estables. Por contra, las inscripciones en Formación Profesional aumentan considerablemente, más de un 6%, hasta llegar a las 48.772. El período de inscripción termina en octubre, así que aún hay tiempo de que crezcan todavía más.
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El alumnado se reparte casi en dos mitades iguales entre la red pública (que acapara el 51,6% de los estudiantes) y la concertada (48,4%). El modelo D, con el euskera como lengua de aprendizaje, continúa siendo hegemónico y ya lo escogen el 70% de las familias (el 94% en la pública). En la FP apenas supone el 30% de las matriculaciones, aunque ha subido respecto del 27% de hace un año. El modelo B sólo lo eligen el 16% de los estudiantes y el modelo A, íntegro en castellano, el 13%.
Otra de las novedades del nuevo curso es el refuerzo en la plantilla de la red pública, que incorpora 756 plazas a tiempo completo. Es el segundo año consecutivo que aumenta el colectivo docente, tras las 600 incorporaciones del año pasado, a lo que hay que sumar la estabilización de unos 5.000 profesores en los últimos cursos. Desde 2020, la plantilla de la pública ha crecido en torno a un 3%, mientras que la de la concertada apenas lo ha hecho un 0,1%.
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Más allá de los números, el sistema educativo vasco afronta varios retos. Uno de ellos, quizá el más acuciante, es el bajón en el rendimiento académico. El lehendakari, consciente de ello, ha subrayado la necesidad de que los alumnos «sean capaces de comunicarse bien en euskera y castellano y, por qué no, también en inglés». La nueva Ley de Educación, aprobada el pasado diciembre, indica que los estudiantes deben acabar la escolarización obligatoria a los 16 años con un nivel B2 en ambas lenguas oficiales y un B1 en inglés. Un objetivo que, hoy por hoy, se encuentra lejano, a la luz de los resultados obtenidos en las Evaluaciones Diagnósticas de los últimos años. Baste un dato: más de la mitad de los escolares de 2º de ESO (13 y 14 años) no superan el nivel inicial de euskera; y un tercio tampoco aprueban en lengua castellana.
Durante su intervención, el mandatario ha defendido que «sin educación, no hay progreso social». Y aquí ha enlazado con otra de las prioridades de la educación vasca: la lucha contra la segregación escolar. «Es necesario abordar el problema, debemos coger ese toro por los cuernos», ha resumido Pradales. No se trata de una cuestión menor. Euskadi es, tras Cataluña, la comunidad autónoma que más segrega al alumnado por su origen; es decir, es uno de los lugares donde más difícil es que los niños inmigrantes se mezclen en la escuela con los de origen vasco.
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Esto tiene sus consecuencias, ya que, en la práctica, condena a muchos de estos estudiantes a una espiral en la que sólo se relacionan con otros niños de origen extranjero, que a menudo son también los más vulnerables. No sólo en términos socioeconómicos, sino también culturales. Si a eso se suma que muchos se matriculan en un idioma, el euskera, que les es ajeno y que en los grandes municipios, como Bilbao o la Margen Izquierda, apenas tiene presencia en las calles, deriva en un grave déficit académico.
Ello explica, en gran medida, que los alumnos de origen extranjero en Euskadi fueron los que peores resultados obtuvieron en el último Informe PISA de toda España en lectura, ciencias y matemáticas y van dos cursos por detrás que sus compañeros autóctonos en esta última materia.
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Ya se están dando pasos para revertir la situación. El más conocido es la reserva de plazas en las aulas de dos y tres años para alumnos vulnerables en todos los centros públicos y concertados. «Euskadi necesita un sistema educativo de calidad, integrador, que garantice la igualdad de oportunidades y que dé los mejores resultados», ha enfatizado Pradales. «La Ley de Educación y el pacto social contra la segregación son dos herramientas que debemos aprovechar», ha insistido. Precisamente el pacto contra la segregación es una de las medidas contempladas en el acuerdo de gobierno con el PSE.
La consejera de Educación, Begoña Pedrosa, que integra el Gabinete Pradales como independiente, ha avanzado las líneas principales líneas de trabajo del departamento para este año académico. En puridad, no suponen ninguna novedad, sino que consistirán en «profundizar» en lo hecho hasta ahora y en lo que plantea la nueva Ley de Educación. Por ejemplo, diseñar el I Plan Estratégico de la Escuela Pública vasca, que buscará su «transformación y mejora». Los trabajos para el desarrollo del documento ya han comenzado.
Pedrosa, que conoce la Administración ya que durante la última legislatura fue viceconsejera, ha situado la «convivencia y el bienestar» del alumnado como una de sus prioridades. En los últimos años el departamento ha llevado a cabo varias iniciativas en este sentido. Tras el diseño, en 2019, de la Estrategia de Prevención del Suicidio, en 2022 se elaboró, de la mano de Salud, un protocolo específico para el ámbito escolar. La proliferación de casos de bullying y ciberacoso es una cuestión que preocupa a la comunidad educativa. «Los centros deben ser lugares seguros», ha lanzado la consejera. En materia de convivencia, el curso pasado también se aprobó un protocolo de atención al alumnado trans.
Durante su intervención, Pedrosa ha subrayado la necesidad de alcanzar un pacto social contra la segregación escolar que cuente con el «consenso» de los distintos agentes. «Debemos poner la equidad en el centro», ha incidido. Asimismo, ha señalado que el «liderazgo pedagógico» de los docentes y equipos directivos y la implantación de «modelos de aprendizaje y evaluación efectivos, basados en la investigación» serán otros de los ejes del año. También ha hablado del refuerzo en la orientación educativa, de los proyectos digitales de los centros y de la implementación del nuevo currículo.
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