«Con la pandemia mis hijos dieron un paso atrás»
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Refuerzo escolar ·
Álex, Robert y Sara son tres niños de Markina que asisten a este programa de apoyoEl confinamiento de la población decretado en marzo de 2020 provocó que los colegios cerraran y los niños tuvieran que estudiar desde casa. Y no todos lo llevaron de igual manera. «Con la pandemia mis hijos dieron un paso atrás en el aprendizaje. Nos mandaron ... un enlace para seguir las clases y hacer los deberes pero a veces no nos podíamos conectar porque vivo a las afueras de Markina y tengo mala conexión», explica Estefanía, madre de Álex y Robert, y natural de Rumanía. Ella disponía de un ordenador pero había días en que le era imposible conectarse a la red. Tuvo que buscar alternativas. Habló con las tutoras del colegio de sus hijos. «Me daba las fichas semana a semana. Yo las recogía el lunes y se las llevaba el viernes y ellas las corregían. Les llamé porque me costaba mucho conectarme a internet», reconoce.
Aquellos meses sin colegio evidenciaron un problema en Euskadi. La brecha digital para aquellos alumnos que o no tenían ordenador ni tablet o no disponían de una buena conexión a la red. Muchos estudiantes quedaban descolgados del resto. Es lo que le sucedía a la pequeña Sara. En casa no tenían wifi. «Usábamos el móvil y las recargas. Tuvimos que contratarlo porque Sara lo necesitaba para estudiar y no podíamos estar todo el tiempo recargando los móviles», cuenta su padre Rashid, natural de Marruecos.
A todo ello se sumaba la dificultad para muchos pequeños de seguir un aprendizaje exclusivamente 'online'. «Con niños que necesitan ayuda el apoyo tiene que ser presencial, porque tienes que ver si están cansados o no, ver hasta dónde les puedes exigir», explica Itziar San Martín, profesora voluntaria del programa Aukerak Suspertzen del Gobierno vasco, que les ayuda en una sala del Ayuntamiento de Markina.
San Martín empezó a darle clases a Sara en noviembre de 2021, y después se sumaron Álex y Robert al programa. «Hemos ido acomodando horarios. Al principio se preveía una hora a la semana, pero me parecía muy poco. Aquí estamos dando tres horas semanales y hemos empezado también los sábados a la mañana. Uno de los objetivos del programa es que los padres se impliquen», reconoce San Martín.
Estefanía está muy agradecida con la labor que están llevando con sus dos hijos. «Itziar ha hecho un trabajo maravilloso con todas las horas que les dedica y sí que noto que Alex, por ejemplo, está más atento», cuenta. Muchos de los niños que participan en este programa se encuentran con problemas a la hora de aprender euskera. «Cuando iban a clase, por ejemplo, oían el euskera, pero cuando les sacaron de ese contexto y les mandaron a casa, pierden ese oído», añade San Martín.
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