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Hace sólo unos meses, Leire Gayoso se debatía entre Italia y los Países Bajos para irse de Erasmus. Esta estudiante de Periodismo de 20 años, vecina de Basauri, se decantó por Roma por el encanto de la ciudad, por la cultura, por la vida que ... se respira en sus calles. Irse a vivir a una ciudad extranjera nunca es sencillo. Sobre todo al principio. Con lo que Leire no contaba era con las grandes dificultades que iba a sufrir para conseguir encontrar un sitio digno para vivir a un precio moderado. Decenas de jóvenes españoles se encuentran en la misma situación. No sólo en Roma. También en otras ciudades como Ferrara. Las clases han empezado esta semana y muchos no tienen dónde dormir. «Hay gente que pasa las noches en las estaciones».
De hecho, hay chicos que ya han renunciado a la beca y han vuelto a sus casas porque no pueden pagar los precios que les piden por una habitación. «Las universidades deberían involucrarse para ayudarnos a encontrar un piso», explica. Leire no supo hasta finales de junio que se marchaba a estudiar a Roma. Empezó a buscar alojamiento y rápidamente comprendió que no iba a ser fácil. A finales de agosto encontró una pequeña habitación por 450 euros al mes. Pensó que había tenido suerte porque apenas había ya opciones.
En lo poco que quedaba libre pedían 900 euros por inquilino. Incluso se han dado casos de estudiantes que alquilaban -y pagaban- el cuarto a través de una plataforma de internet y que al llegar a Italia se han enterado de «que ya había sido reservado por otra persona en otro portal digital».
El precio de la habitación de Leire no era barato. Pero cuando llegó comprendió por qué no era tan caro como otros: su habitación es minúscula y las condiciones de la vivienda en general «son insalubres», confiesa. La cocina estaba «muy sucia», el baño también y las cucarachas aparecen con regularidad por toda la casa. De hecho, entre los compañeros de piso tuvieron que pagar a una empresa para que desinfectara el inmueble.
Esta vizcaína se marcha hoy mismo del piso. Ha encontrado una especie de hostal en la que le piden 50 euros por noche. Tendrá habitación y baño individual. Se ha dado un plazo de unas dos semanas para encontrar otro piso compartido porque no puede permitirse pagar tanto por el alojamiento en una ciudad en la que, además, el transporte tampoco es precisamente barato. Dos de sus amigos ya le han dicho que si no encuentra nada puede quedarse en el sofá de sus casas. Sabe que no es la mejor opción y es consciente de que el casero puede enfadarse si llega a enterarse de que hay alguien más viviendo en la casa. Pero después de tanta ilusión y trabajo por irse de Erasmus a Roma, lo que Leire no contempla es volver a Basauri.
La situación de esta joven no es ninguna excepción. Está metida en un grupo de 'wasap' en la que hay 250 estudiantes universitarios en Roma, la gran mayoría españoles. Todos -insiste- están buscando alojamiento y en el grupo no se habla de otra cosa. Este problema no afecta sólo a Roma ni a los universitarios de la península. En la localidad de Ferrara hay decenas de ellos en una situación similar. Algunos llegaron sin tener un techo asegurado. Y hay muchos que han decidido regresar a España porque no pueden seguir en esta situación.
En este contexto, el Servicio Español para la Internacionalización de la Educación (Sepie) ha señalado que Italia es el país preferido por los españoles con beca Erasmus+, unos 9.200, el 21 % del total. Tras asegurar que el objetivo «primordial» es «colaborar» para asistir, «en todo lo posible», a los afectados, Sepie ha indicado que la gestión de los alojamientos de estudiantes no compete al organismo.
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