Unos estudiantes de la Universidad de Granada, durante una novatada Afp

Novatadas y plagios, hasta tres años de expulsión

El Gobierno prepara un régimen disciplinario para los campus públicos que liquidará el anacronismo de que sigan regidos por un reglamento franquista de 1954

Martes, 25 de mayo 2021, 13:26

Los campus públicos españoles, 43 años después de la aprobación de la Constitución, van por fin camino de regirse por un código disciplinario democrático. Tras décadas de exigencias de los estudiantes, de los rectores y de reiteradas reclamaciones del Defensor del Pueblo, el Gobierno estudia ... hoy el borrador del proyecto de ley de Convivencia y Disciplina Académica en la Enseñanza Universitaria, que quiere remitir al Parlamento para su aprobación al final del verano.

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Esta norma, que podría entrar en vigor en algún momento del próximo curso, viene a terminar con un anacronismo inexplicable como es que las normas de comportamiento y las sanciones en las escuelas y facultades públicas españolas, al menos sobre el papel, se rigen por un reglamento franquista, de 1954, impregnado de nacionalcatolicismo y justamente alumbrado por el propio dictador -firmó el reglamento en el Pazo de Meirás- para amordazar a las universidades y los universitarios, uno de los centros de la resistencia democrática al régimen. Un texto «vetusto» y «obsoleto», como lo define la propia norma que pretende sustituirlo, y que el Ministerio de Universidades ha pactado con los rectores, que luego tendrán que adaptarlo a cada campus, y con los representantes de los alumnos.

El proyecto de ley, que acabará con artículos con intenso olor a alcanfor como el que establece graves sanciones por «manifestaciones contra la moral católica», pretende solucionar la mayor parte de los incidentes y conflictos de la vida universitaria mediante el diálogo, las mediaciones y el buen trabajo de las comisiones de convivencia, pero también especifica un régimen de sanciones para los hechos más graves, castigos académicos que no libran a su autor de otras penas de tipo administrativo o penal, si es que su comportamiento fuese acreedor de ellas.

Los actos más reprochables contra la convivencia universitaria constituyen faltas muy graves y estarán castigados con la expulsión de la universidad por tiempo de dos meses a tres años o con la anulación de parte de los derechos de matrícula, según el caso. Recibirán estas sanciones extremas los plagios en las tesis doctorales y trabajos de fin de grado o de máster, las novatadas en el campus que menoscaben la dignidad de afectado, la falsificación de actas, documentos o notas, la discriminación por razones de sexo, género, lugar de nacimiento o discapacidad, el acoso y la violencia sexuales, el acoso o la violencia grave contra cualquier miembro de la comunidad universitaria, y las suplantaciones de alumnos en exámenes.

También recibirán los máximos castigos académicos los actos que impidan la celebración de procesos electorales, la mutilación o sustracción de propiedades de la universidad, y el incumplimiento grave de las normas sanitarias de la institución, como pueden ser los casos de profesores que se han negado a dar clase con mascarilla durante esta pandemia.

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Dureza con las chuletas

Entre las faltas graves, sancionadas desde un día a un mes de expulsión, o con la anulación de la inscripción por ese curso en la asignatura afectada, están copiar de forma organizada o premeditada en un examen, obtener de manera fraudulenta el mismo examen, acceder sin autorización a los sistemas informáticos de la institución, o impedir la celebración de clases, conferencias y otras actividades universitarias, de investigación o de transferencia de conocimientos, lo que podría incluir a los piquetes y los escraches violentos.

En la lista de las infracciones leves, sancionadas con amonestación privada, están algunas como copiar a alumnos próximos en un examen o acceder a instalaciones universitarias que no esté permitido. En el caso de las faltas leves y graves, las sanciones precedentes, si así lo acuerdan los órganos designados o así se pacta con los afectados, pueden ser sustituidas por actividades o trabajos en favor de la comunidad.

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