La negociación se atasca mientras 100.000 alumnos ven alterada la vida académica

El acuerdo parecía más cerca al comenzar la jornada de ayer, después de que el miércoles la central mayoritaria, ELA, y la patronal de más peso en el sector, Kristau Eskola, abrieran una vía de diálogo. Las centrales confirmaban lo que la dirección de los colegios religiosos anunciaba el miércoles: el «avance sustancial» en la negociación para «encauzar el conflicto».

Antes de comenzar la manifestación celebrada en Bilbao, la representante de ELA en el sector, Miren Zubizarreta, puntualizó que, a pesar del acercamiento con la patronal, «aún no hay un acuerdo cerrado» y «preferimos ser muy cautelosas». «Hasta que no haya un acuerdo con unos contenidos garantizados que respondan a nuestras reivindicaciones laborales vamos a seguir con el calendario de huelgas». Y puntualizó: «Solo con los paros y movilizaciones se ha conseguido que la patronal haga nuevas propuestas». Esta prevención y estos malos presagios se confirmaron en torno a las once de la noche, al concluir las reuniones sin un acuerdo.

Las centrales que apoyan las movilizaciones –ELA, Steilas, CC OO y LAB– acudieron por la tarde al Consejo de Relaciones Laborales, donde mantuvieron encuentros con patronal, Educación y el mediador durante varias horas. Dieron pasos adelante en varios puntos de las demandas laborales, pero sin llegar al acuerdo definitivo. Al parecer, el motivo del desencuentro fue el plan de recolocación de los profesores que se queden sin trabajo por la caída de las matrículas. No obstante, las centrales mostraron anoche su disposición a continuar hoy con el diálogo.

Solo UGT –que se desmarcó de las huelgas– quedó ayer fuera de estos contactos. Los portavoces de esta central acusaron a Kristau Eskola y a ELA de «generar y alargar el conflicto por intereses propios». Censuraron que llevaron las negociaciones a «un callejón sin salida» y «ahora quieren lavar su cara atando un acuerdo forzado por la presión externa recibida».

En paralelo a las negociaciones, ayer tuvo lugar una nueva jornada de huelga que los sindicatos valoraron satisfactoriamente. El seguimiento fue «más amplio» que el logrado en mayo, dijeron, y lo cifraron en un 70%. A su juicio, este respaldo es «una muestra del descontento que existe en los centros de trabajo», así como «una interpelación de los trabajadores a la responsabilidad de la patronal y Educación». Kristau Eskola rebajó ese respaldo a un 19%. El mayor seguimiento, según sus datos, fue en Bizkaia (27%), un 16% en Álava y un 10% en Gipuzkoa. La patronal explicó que ayer no acudieron a su puesto de trabajo «1.600 trabajadores de un total de 8.218». Las centrales denunciaron los «servicios mínimos abusivos» que ha establecido el Gobierno vasco y anunciaron que estudian recurrirlos judicialmente.

Cerca de 4.000 trabajadores de centros de iniciativa social volvieron a salir a la calle ayer para reivindicar una mejora en sus condiciones de trabajo. La marcha partió al mediodía de la sede del Gobierno vasco en Bilbao (Gran Vía 85) y finalizó en el Arriaga. Los trabajadores avanzaron tras una pancarta en la que se pedía negociación «ahora» y otros carteles en los que se exigía una mejora de la situación laboral de los colectivos que consideran más precarizados, los docentes de ciclos de Infantil y los técnicos de Educación Especial.

Los portavoces sindicales defendieron que sus reivindicaciones son «justas y muy medidas». Incluyen subidas salariales que permitan recuperar el poder adquisitivo perdido en diez años sin convenio, la reasignación de plazas a los docentes afectados por el cierre de aulas, y la reducción de las cargas de trabajo.