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Una marea de padres recorrió este domingo por la mañana las calles de Bilbao y lo hizo a pesar del diluvio que caía sobre la capital vizcaína. La manifestación de las asociaciones de padres de alumnos (AMPAS) de los centros afectados por la huelga ... de la enseñanza concertada, que reunió a unas 4.000 personas, según la Policía Local, partió a las once de la mañana desde el Sagrado Corazón y se dirigió hacia la Plaza del Arriaga. La masiva asistencia pese a la lluvia constante tuvo algo de exhibición de fuerza en medio de una huelga de ocho días y que suma ya catorce jornadas de paro desde el arranque del conflicto. «Pedimos salvaguardar la enseñanza concertada y proteger el derecho a la formación de nuestros hijos», destacaron los organizadores, que aglutinan a unas 40 asociaciones y que leyeron un comunicado conjunto al terminar la marcha, pasadas las 12.00 horas.
Tras una manifestación donde sólo pudieron cerrarse los paraguas en un breve periodo de tiempo, entre Moyua y la plaza Circular, las AMPAS concretaron su posición. «No tomamos partido ni por unos ni por otros. Nosotros defendemos a nuestros hijos», aclararon en el comunicado conjunto. «Kristau Eskola, sindicatos y Gobierno vasco deben asumir su responsabilidad», añadieron antes de pedir «implicación» al Ejecutivo que lidera Íñigo Urkullu. «El Gobierno pone los baremos, hace los requisitos y paga los salarios en estos centros y debe desbloquear está situación», reclamaron. «Debe defender a los más vulnerables, que son nuestros hijos y debe garantizar que no siguen siendo los rehenes del conflicto». Con la esperanza de que «la unión de las familias lograda en solo diez días» sirva para que se acerquen posturas, anunciaron «que nos seguiremos movilizando si hace falta».
El cartel con el que las AMPAS han realizado el llamamiento a la manifestación de este domingo habla por sí solo. «Si tienes algo más importante que tus hijos, no vengas» rezaba el lema de las concentraciones, tanto en esta marcha como en la celebrada la semana pasada en la Plaza Indautxu, que fue secundada por unos cientos de familias. «Que se sienten todas las partes implicadas, patronal, sindicatos y Gobierno vasco, a negociar y que no se levanten hasta que lleguen a un acuerdo», han resumido las asociaciones de padres y madres, que han exigido que «no se utilice a nuestros hijos e hijas como un instrumento de presión».
Es mayúscula la preocupación por la posibilidad de que el conflicto desemboque en una huelga indefinida. Unos 120.000 alumnos de 215 colegios se están viendo afectados por los paros. La falta de sintonía y acercamientos entre las partes preocupa especialmente a quienes tienen hijos a las puertas de las Selectividad y, de forma más general, a los mayores de los colegios que tienen sobre ellos una mayor presión de la carga lectiva. Varios centros, como jesuitas de Durango, han habilitado fórmulas para recuperar horas antes de las pruebas y evitar que se resientan los resultados académicos.
Los profesores -hay 10.000 trabajadores llamados a secundar los paros- aseguran que «las cargas de trabajo son insostenibles» y recuerdan que tienen sus salarios congelados hace una década. Los sindicatos convocantes, ELA, Steilas, CC OO, LAB y UGT, creen que los servicios mínimos decretados por el Gobierno vasco tratan de «invisibilizar» el conflicto. Desde la patronal Kristau Eskola se pone el foco en el escaso margen existente y en que sólo un 28% del personal está secundando los paros.
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