«Con la inteligencia artificial, igual los exámenes pierden sentido»

– Advierte de que señalamos más los riegos que las oportunidades de la digitalización.

– Exacto. Generamos un discurso oscuro que crea un poco de 'tecnofobia', que ya de por sí ya existe en el ámbito educativo. Apostamos por un discurso un poco más constructivo.

– ¿Cuáles son esas oportunidades?

– Señalamos tres ideas. Por un lado, la equidad digital. La tecnología nos puede ayudar a superar algunas barreras para responder a la diversidad que tenemos en las aulas. Por otro lado está la pedagogía digital. Las tecnologías emergentes pueden suscitar o empujar nuevas metodologías. Y luego hablamos de la identidad digital: nos amplía como personas, en la manera de comunicarnos, de conocer otras personas, otras culturas...

– ¿La irrupción de la inteligencia artificial va a obligar a repensar el sistema educativo?

– Claro. Hablamos de reenfocar la educación. ChatGPT, por ejemplo, está muy ligado a los exámenes.

– Se puede usar para copiar.

– Podemos enfocarlo como una amenaza y prohibirlo porque los alumnos van a copiar. O podemos reenfocarlo y decir: 'esta es la nueva realidad, la tecnología que tienen a mano nuestros estudiantes'. ¿Eso qué nuevo enfoque exige en educación? Pues igual los exámenes pierden su sentido, vamos hacia una educación basada en competencias. El cambio no es tanto sobre la herramienta en sí.A lo mejor debemos adaptar los nuevos planteamientos pedagógicos.

– Este debate no es nuevo, ¿verdad? Ya se planteó cuando se extendió el uso de las tablets.

– No, no es nuevo. Lo que pasa es que no se ha agotado porque el cambio no se ha hecho realmente. Lo que se ha hecho es poner sobre la mesa la necesidad de ese reenfoque, pero hasta que no viene algo que nos pone en una tesitura, como sucedió con la pandemia, entonces no abordamos el cambio.

– ¿Y eso ha pasado ahora?

– El Chat GPT lo que ha hecho es poner entre la espada y la pared a la gente que hace su evaluación utilizando únicamente los exámenes. Ahora ya hay una tecnología que me fuerza a reenfocar. Y esa es la novedad realmente.

– ¿Hay un uso excesivo de las pantallas? Los estudiantes utilizan tablets, luego llegan a casa y están con el móvil...

– Sí hay ese riesgo. Sabemos que ofrecemos mucho tiempo a las pantallas y se lo quitamos a otras actividades importantes. Yo subrayaría que no hay que utilizar siempre las tablets. Ahora que hemos superado la fase de que todos los centros, en general, cuentan con las infraestructuras tecnológicas necesarias, el enfoque que debemos plantearnos es qué uso hacemos de la tecnología. Cuándo es pertinente utilizarla. Y subrayo el término de pertinencia didáctica.

– ¿A qué se refiere?

– La pregunta es para qué queremos utilizar la tecnología. Por ejemplo, si hay una plaza y estoy trabajando cuestiones de geometría, igual es más fácil salir con mis estudiantes y calcular el perímetro de la plaza en vez de entrar en una aplicación de la tablet. La tecnología tiene que ofrecer un valor añadido.

– En Euskadi, la tecnología está presente en uno de cada tres casos de acoso escolar. ¿Cómo se puede prevenir el ciberbullying?

– Lo primero que necesitamos es formación. Tanto el profesorado como las familias debemos tener el nivel de competencia digital suficiente para poder acompañar al alumnado en el uso crítico de la tecnología, porque el ciberacoso es un tema que hasta que no aparece no lo trabajamos. La UNED y Mondragón participamos en un proyecto para sensibilizar sobre esta cuestión. La idea es utilizar el metaverso en una experiencia inmersiva para después poder trabajar el tema en el aula.