Subrayaba el consejero de Educación en la presentación de los resultados vascos de la última edición del Informe PISA, la necesidad de no atender lo que no sea una «diferencia estadísticamente significativa». La cuestión es que analizando los últimos diez años, alejados por lo tanto ... de coyunturas puntuales, observamos que nuestros estudiantes han bajado en este periodo 26 puntos en Ciencias y 32 puntos en Competencia Matemática y Lectora. Los estudios internacionales indican que un curso equivale a alrededor de 30 puntos. ¿No le parece acaso un descenso estadísticamente significativo?
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La Unión Europea tiene como objetivo que no haya más de un 15% de alumnado en los niveles iniciales de las principales competencias. PISA documenta que Euskadi cuenta con un 21% de alumnado en un bajo nivel en Ciencias, un 23% en Matemáticas y un 26% en Lectura. Son estudiantes que no son capaces de seleccionar y aplicar estrategias simples de solución de problemas, interpretar y usar representaciones basadas en diferentes fuentes de información, ni razonar directamente a partir de ellas. No pueden identificar claramente problemas en diversos contextos. No saben vincular distintas partes de un texto y relacionarlas con sus conocimientos, aunque sean cuestiones familiares o cotidianas. ¿No resultan aspectos suficientemente reveladores para nuestras autoridades educativas?
Sabíamos que quienes han realizado con quince años estas pruebas PISA no cursaban una enseñanza eficaz. Y lo conocíamos porque fueron quienes pasaron, entre otras, las pruebas del estudio PIRLS en 4º curso de Educación Primaria en 2016 donde el País Vasco acabó en última posición de todas las comunidades que habían concurrido con muestra ampliada. Pero preocuparon tan poco a nuestras autoridades que ni practicaron una investigación específica que detallase qué ocurrió y por qué. «Era previsible», declaró la consejera Uriarte. Y ahora, acaban la enseñanza obligatoria con un escaso conocimiento.
No es el número creciente de «rezagados» el único síntoma de una política educativa que no funciona. Quien piense que tener recursos o escuchar euskara desde la cuna garantiza la mejora se equivoca. Solo un 3% de nuestro alumnado está en el nivel de excelencia en lectura, esto es hay ocho veces más estudiantes en el nivel bajo que en el avanzado. Y solo un 5% del total se encuentra en el escalón más alto en Matemáticas. A lo más, mediocre.
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Habrá quien piense que al departamento que dirige Bildarratz no le interesan los estudiantes con menos posibles y más aprietos, pero puede que no le importen ni esos ni los demás. ¿Saben por qué hemos caído tan bajo en PISA, como en otras evaluaciones practicadas, y lo que es peor, por qué seguiremos cayendo en las que todavía no han hecho públicas? Porque estamos a otras cosas que no son la educación, porque no hacemos frente a sus problemas de fondo, porque ni siquiera llegamos a analizarlos, aunque sean «estadísticamente significativos». Y así ninguna dificultad se supera.
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