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Nekane Artola fue nombrada hace pocos meses presidenta de Ikastolen Elkartea, la federación de ikastolas que aglutina a unos 114 centros en Euskadi, Navarra y ... el País Vascofrancés. Agurne Barruso ha sido designada esta semana directora general. Asumen sus cargos en un momento vibrante, con una Ley de Educación vasca recién aprobada y con la crisis demográfica como principal reto para el sistema educativo.
- ¿Cómo prevén que les afecte la caída de la natalidad?
- El diagnóstico que hacemos es que tendremos que cerrar aulas pero no centros. Parece que es un problema sólo de la educación, pero en unos años trascenderá y a ver qué hacemos. Es un problema de país. Pero bueno, el planteamiento que le hacemos al Gobierno vasco es: vamos a aprovechar esta mala circunstancia para mejorar la calidad de la educación. Si hay menos niños pero mantienes los recursos, se puede hacer.
- ¿Cómo?
- Creando nuevas figuras, bajando ratios, explorando opciones como la codocencia, mejorando la atención al alumnado con necesidades especiales... Es una oportunidad para mejorarlo todo.
- ¿Ven viable mantener las plantillas de trabajadores?
- Es una de nuestras apuestas.
- Acaban de firmar un preacuerdo con LAB para actualizar el convenio colectivo.
- La apuesta firme por el mantenimiento de los puestos de trabajo es un punto importante. Y otro es la equiparación salarial (con los empleados de la red pública), que es una reivindicación sindical de hace varios años.
- La 'paz social' que hay en las ikastolas contrasta con el resto de la red concertada...
- Siempre hemos dicho que somos una comunidad. Hemos alcanzado un preacuerdo que todavía tiene que hacer su recorrido. Pero queremos darle ese enfoque colectivo. Vamos a estar lo mejor posible todos, tanto las familias como los alumnos y los trabajadores.
- Entiendo que esa equiparación está condicionada al aumento de financiación pública.
- Un porcentaje muy elevado del sueldo de los docentes los financia directamente el Gobierno a través del sistema de pago delegado. Y luego hay otra parte que se financia a través del concierto. Evidentemente, para que se pueda dar esa equiparación salarial , el Gobierno vasco tiene que poner los medios económicos necesarios. Además, hay que tener en cuenta que tenemos trabajadores no docentes cuyos sueldos no se financian y se pagan desde las ikastolas. Por ejemplo, los de transporte, comedor...
- Ikastolen Elkartea dijo públicamente que con la nueva ley no iba a ser posible acabar con las cuotas. ¿Qué tiene que pasar para alcanzar la gratuidad real?
- Que se financie. Si el Gobierno hace una apuesta por financiar lo que falta, tanto de los conciertos como de los sueldos y del pago delegado, nosotros bajaremos las cuotas. Pero también tenemos que ser conscientes de que en una cuota se cobran también servicios no financiados que se seguirán cobrando de esta manera.
- ¿Por ejemplo?
- Pues aparte del comedor, transporte, extraescolares, etc., el mantenimiento de los centros. Y hay aspectos que ahora no están cubiertos al 100%, como el sueldo de los trabajadores. Pero que no se confundan las cosas. Si el preacuerdo completa su recorrido y el Gobierno está dispuesto a pagar los sueldos, eso no significa que se financie el funcionamiento total de las ikastolas. Hay que hacer un camino hacia la gratuidad, que acaba de empezar, y nosotros estamos dispuestos a recorrer.
- ¿Qué pasos hay que dar?
- La ley recoge el Servicio Público Vasco de Educación. Nuestro movimiento quiere participar porque nuestra vocación es de servicio a la sociedad. Y si cumplimos con esos principios y las obligaciones, lo que pedimos es que se nos reconozca como parte de ese servicio. Esa es la clave.
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- ¿Les preocupan los resultados de Euskadi en PISA?
- Esos datos nos dicen que el sistema en general tiene motivos para preocuparse. Tenemos que darle una vuelta. Y dentro de ese sistema estamos nosotros. Pero es verdad que cuando cruzamos esos datos con otras evaluaciones, la Selectividad... vemos que el movimiento de ikastolas está un poco mejor que el sistema. Eso no quiere decir que sea bueno, ¿eh? Tenemos que seguir mejorando.
- Las evaluaciones propias del departamento indican que más de la mitad de alumnos de 13 y 14 años está en un nivel inicial en euskera y uno de cada tres, en ese mismo nivel de castellano. ¿Creen que está relacionado con la evolución negativa en PISA?
- ¡Puf! Solemos analizar los resultados de la evaluación de las ikastolas en comparativa con el sistema y nuestro alumnado no está en esas franjas. Pero es cierto que son datos preocupantes como país. Y corroboran que todavía la aportación de las ikastolas en ese ámbito también es importante porque el modelo lingüístico que aplicamos da mejores resultados que el resto de planteamientos, con todo lo que tenemos que mejorar.
- Durante el debate de la ley, plantearon un sistema de inmersión lingüística generalizado. ¿Qué les hace pensar que mejoraría los resultados?
- No decimos que mañana todos los centros tengan que aplicar un sistema de inmersión. Sabemos que eso no es real. Pero, desde nuestra experiencia en el sistema de inmersión, y viendo que es el que mejores resultados da, lo que planteamos es vamos hacia allá. Sabiendo que no es fácil y que hacen falta recursos y que el que menos tiene necesitará más. Pero hagamos un plan poniendo los proyectos lingüísticos en el centro. Tenemos el sistema de inmersión en Lodosa o Labastida y está funcionando sin que haya ningún trauma.
- ¿Y cómo habría que hacerlo en los lugares donde la legua mayoritaria sea el castellano?
- Cuando una familia se acerca a la ikastola Abusu de Bilbao o a la de Azpeitia, nuestro objetivo lingüístico es el mismo. El recorrido, evidentemente, no. Por eso los proyectos lingüísticos abarcan no sólo el centro educativo, sino también el tema del ocio, de extraescolares, necesita que participen las familias, las asociaciones... Tiene que ser un trabajo conjunto. No se puede implantar un modelo de inmersión si no viene acompañado de otras políticas. Por eso valoramos como muy adecuado los objetivos que se ponen en la ley.
- El objetivo es que al acabar la ESO todos los alumnos tengan un B2 en ambas lenguas oficiales. ¿Lo ven realista?
- Si se ponen recursos y se hace un plan bien concreto y planificado, creemos que se podría hacer. Sabiendo que es un camino largo. A ver a qué llegamos, pero vamos a intentarlo. Porque si el alumnado no sale de la educación postobligatoria, del Bachillerato, con una capacidad lingüística suficiente, no va a utilizar el euskera.
- Se acerca el proceso de matriculación para el próximo curso. ¿Qué expectativas tienen?
- Según el sondeo que hemos hecho entre las ikastolas, se corrobora la apuesta que muchas familias hacen por nuestro modelo. Mantendremos la matriculación, más en porcentaje que en números absolutos, teniendo en cuenta la caída de la natalidad.
- El año pasado se generó una fuerte polémica con el reparto del alumnado vulnerable. ¿Sucederá lo mismo?
- El año pasado lo que denunciamos fue la opacidad a la hora de clasificar el alumnado como vulnerable o no vulnerable. La opacidad sigue siendo la misma.
- ¿El departamento no les ha dado ninguna explicación?
- En estos momentos no tenemos más información. No sabemos qué pasará con otro tema muy importante y que fue motivo de enfado: cómo se adjudican los alumnos en base al índice de vulnerabilidad de cada centro. Nosotros dijimos que el retorno tenía que ser en la misma cantidad; es decir, que por cada alumno no vulnerable que saliera debía venir otro vulnerable. Hemos tomado unos compromisos y sabemos que tenemos que dar pasos adelante. Pero las reglas del juego deben ser las mismas para todos.
- ¿Se corrigieron esos desequilibrios?
- En algunos casos sí, pero en la mayoría, no.
- Dijeron que, si no llegaban esos alumnos vulnerables, matricularían a los estudiantes ordinarios que habían escogido sus centros. ¿Qué pasó con esos alumnos? ¿Dónde están estudiando?
- El que matricula es el Gobierno vasco. Lo que sí hubo fueron decisiones familiares. Hubo quien matriculó a su hijo en el centro que le habían adjudicado aunque no quisiese y este año intentará cambiarlo. Y hubo quien prefirió quedarse con los niños en casa sin matricular e intentarlo de nuevo ahora.
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