El Gobierno vasco celebra la reforma

Para evitarlo, el ministerio quiso acelerar e implantar ya este año la nueva Selectividad. Se habló de plantear una «prueba de madurez», que consistiría en que los alumnos comentasen una serie de artículos, imágenes, etc. e hiciesen una reflexión con sus conocimientos de Historia, Filosofía, Matemáticas... También se planteó reducir a la mitad el número de exámenes, que se alargarían hasta los 105 minutos.

Nada de eso gustó a las comunidades autónomas, que tienen transferidas las competencias en materia educativa. Primero, por las prisas. El propio consejero vasco de Educación, Jokin Bildarratz, denunció la «celeridad» con que el ministerio quiso introducir cambios de tanto calado. «No es el momento ni el procedimiento», dijo en julio de 2022, justo después de que pasara lo peor de la pandemia.

Con estos antecedentes, fuentes del departamento no ocultaban ayer su satisfacción por el hecho de que los cambios en la PAU no hayan supuesto «ninguna revolución» y que se hayan aprobado «poco a poco». «A medida que se implantaba la evaluación por competencias en todo el currículo, era lógico adaptar también la Selectividad», añadieron, tras señalar que «ha habido mucho trabajo entre los dos gobiernos».