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Euskadi se mantuvo durante el curso 2021-2022 como una de las comunidades autónomas con menor tasa de alumnos repetidores. Así se desprende de los últimos datos publicados por el Ministerio de Educación y Formación Profesional, que indican que en el País Vasco el 2% ... de los alumnos de Primaria, el 5,1% de los de ESO y el 3,5% de Bachillerato repitieron curso. Todos ellos son valores por debajo de la media de España.
La comunidad con menos alumnos repetidores en la ESO fue Cataluña, con un 2,7%. En segunda posición aparece Euskadi (5,1%). Les siguen Navarra (5,6%), Asturias (5,7%), Cantabria (6,2%) y Canarias (6,4%). En el otro extremo se sitúan Melilla (18,4%), Ceuta (16,9%), Murcia (11,7%), Andalucía (10,5%) y Castilla-La Mancha (10,5%). Se toma como referencia el índice en la Educación Secundaria porque las tasas de repetición en Primaria históricamente han sido bajas y porque Bachillerato es una etapa optativa.
Los datos son interesantes porque reflejan la actividad escolar durante el primer curso tras la pandemia. Los años 2019-2020 y 2020-2021 estuvieron irremediablemente condicionados por la emergencia sanitaria. Los colegios tuvieron que adaptarse de la noche a la mañana a un entorno digital, con los estudiantes siguiendo las clases por vía online, lo que hizo crujir las costuras del sistema educativo.
El Ministerio ordenó entonces a las comunidades autónomas (que tienen amplias competencias en esta materia) aplicar una serie de medidas, desde reducir temarios a flexibilizar las evaluaciones o los exámenes online, para evitar que gran parte de los estudiantes se quedasen descolgados. Como consecuencia, los dos cursos en los que duró la emergencia sanitaria registraron un notable descenso en las tasas de alumnos repetidores. La cifra de alumnos que pasaron de curso fue de récord en España. En Euskadi, por ejemplo, se pasó de un 5,8% de alumnos repetidores en 2018-2019 a un 3,6% en 2020-2021.
Una vez superado lo peor de la pandemia, los datos confirman que aquel descenso fue un espejismo. Todas las comunidades autónomas han registrado un incremento en el número de repetidores en el curso 2021-2022. Y esto sucede, además, a pesar de que en 2021 entró en vigor la nueva ley educativa, la Lomloe. La norma pretende, precisamente, atajar la repetición y señala que debe ser un «recurso excepcional» que deberá aplicarse únicamente cuando se considere la opción más beneficiosa para la trayectoria educativa del estudiante.
¿Las diferencias entre comunidades son sinónimo de una brecha en la calidad de la educación? «No», responde Lucas Gortazar, investigador de Esade y especialista en educación y política social. «Simplemente reflejan que unas son más permisivas que otras». Un ejemplo: Cataluña tiene una tasa muy inferior a Madrid pero ambas obtienen buenos resultados en las pruebas internacionales, como Pisa.
A juicio del experto, la repetición es reflejo de la «gestión de la diversidad y del rendimiento del alumnado». «Puedes reforzar los conocimientos en los que un alumno flojea o puedes hacerle repetir, en función de si crees que repetir curso es bueno o malo», analiza. Y explica que la tendencia europea (donde la media es de un 2-3%) es de reducir el número de alumnos repetidores y que es ése el espejo en el que deberían mirarse las comunidades. Por eso celebra que la tasa de repetición de las comunidades haya descendido respecto a los cursos anteriores al covid. «Vamos en la buena dirección», apunta. En su opinión, «cada vez hay una mayor conciencia entre las instituciones, docentes, inspectores, etc. de que hay que ir en la línea de reducir el número de repetidores».
Existe un amplio consenso entre la comunidad educativa contra la eficacia de repetir curso. En sus informes, el Consejo Escolar de Euskadi, el órgano consultor de la enseñanza vasca, lo ha dejado claro en repetidas ocasiones: «Hay una ingente cantidad de datos, informes e investigaciones propias e internacionales que confirman que la repetición es una medida injusta, cara y poco eficiente y que su uso en nuestro sistema tiene su origen en una arraigada tradición y, sobre todo, en una cultura profesional que la considera beneficiosa, sin tener en cuenta su real efectividad».
Euskadi aún no ha aprobado los decretos curriculares que concretan los contenidos de la Lomloe. Los centros están trabajando durante el actual curso con una orden de la consejería que da las pautas básicas para adaptar la normativa estatal. Los decretos deben estar aprobados antes del final de curso. Entre otras cuestiones, para que los claustros puedan evaluar a los alumnos con los nuevos criterios establecidos por la Lomloe. Por ejemplo, en la ESO ya no se pone nota numérica, sino que se ha optado por una evaluación cualitativa.
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