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El confinamiento supuso para muchos niños una invitación hacia una vida sedentaria. La suspensión en marzo de las clases y cualquier actividad extraescolar eliminó el deporte de sus rutinas de forma repentina. Por eso, con la inminente vuelta a las aulas, las tres diputaciones ... y el Gobierno vasco ultiman la redacción de protocolos 'anti-Covid' para recuperar estas actividades. Pero a punto de llegar a la fecha en la que tradicionalmente se iniciaban, clubes y familias apenas tienen noticias. Las instituciones aseguran que trabajan en diversos escenarios. Entre ellos, según ha sabido EL CORREO, una tercera vía entre la normalidad y la suspensión: entrenamientos sin competición para garantizar grupos estancos de menores donde el seguimiento de cualquier posible contagio sea rápido y eficaz.
«El esfuerzo está centrado en que haya deporte escolar, pero no podemos abstraernos de la situación actual», recalcan fuentes de las diputaciones, las competentes en la materia. Una de las dificultades reside en que la actividad educativa se desarrollará con grupos-burbuja para limitar los contactos entre los niños, por lo que ese mismo principio también debería respetarse en la práctica deportiva. De ese punto nace la posibilidad de desarrollar una actividad sin ligas ni campeonatos. «No sólo aliviaría en parte la situación de los clubes, sino que atendería parcialmente la aportación que el deporte realiza para el desarrollo de los chavales», afirman.
Es una posibilidad acorde con el criterio de expertos como el bermeotarra Unitxer Zenón, licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte especializado en edad escolar. «El deporte genera beneficios físicos –que tal vez son los menos importantes–, sociales y psicológicos. Estamos hablando de jóvenes en una época de desarrollo en la que necesitan relacionarse en un ámbito de ocio controlado distinto al aula. Hay que primar la salud, obviamente, pero también hay que evitar el sedentarismo y el deterioro del desarrollo óseo, muscular y cardiovascular».
Según el deporte y las propias características de cada equipo, se presentan distintos problemas. Las limitaciones de aforo provocarán que en aquellas modalidades que inevitablemente se celebran a puerta cerrada se reduzcan los grupos. «No tenemos ni la menor idea de lo que va a pasar, pero nosotros habitualmente trabajábamos con 150 gimnastas y ahora me imagino que podría reducirse a 60. ¿Cómo lo haremos? ¿A través de un sorteo o una selección? Me temo que no quedará más remedio que retrasar los cursos de iniciación de los más pequeños», comenta Israel Sánchez, del club de gimnasia Aritza de Vitoria.
Unitxer Zenón | Experto deporte base
En el caso de que se desarrolle en un centro escolar habrá que combinar los protocolos que fije el Gobierno vasco para la enseñanza con la práctica deportiva. Una tarea harto complicada a la que se puede añadir la posibilidad de que gimnasios, polideportivos y frontones se utilicen para dar clases, lo que limitará las alternativas. «Lo idóneo incluso para combatir contra la enfermedad sería aprovechar las instalaciones exteriores, pero vivimos en Euskadi y dentro de unos meses se esconderá el sol y empezará el mal tiempo», recuerda Zuriñe Bolinaga, coordinadora de Deportes del colegio Corazonistas de la capital alavesa.
En cambio, si se trata de clubes deportivos queda por ver si los ayuntamientos –dueños de la inmensa mayoría de instalaciones– finalmente les permiten acceder. «Sólo hemos empezado los entrenamientos en categorías nacionales y el protocolo es bastante espartano porque los jugadores ni siquiera pueden utilizar los vestuarios. Estamos esperando que las diputaciones nos marquen el rumbo», comenta el entrenador Iñaki Ocenda. Esa notificación previsiblemente llegará esta semana y en ella probablemente se incluya la necesidad de realizar cursillos para que los monitores y formadores sepan cómo actuar ante la sospecha de un caso de Covid-19.
«Es muy probable que el fútbol base se pase el año en blanco», alertó esta misma semana Luis Mari Elustondo, presidente de la Federación Vasca. Todos los clubes consultados acumulan llamadas de unos padres a quienes no saben qué responder porque, si bien están preparados ante cualquier escenario, siguen pendientes de la decisión que tomen las instituciones. Una cuestión que no es puntual, ya que entre Álava y Bizkaia hay cerca de 40.000 niños inscritos a medio centenar de modalidades que van desde los populares fútbol y baloncesto hasta otros como la halterofilia y el golf.
«Antes de pensar en que esto pueda cortar futuras carreras deportivas, lo esencial es que no hacer deporte perjudica emocionalmente a los pequeños porque tiene un efecto de catarsis importante. Una entrada a canasta, la última brazada en la piscina o el galope del caballo pueden servir para desahogarse de esos problemas que tienen en casa o en el colegio», insiste Zenón.
40.000 niños hay inscritos en Álava y Bizkaia al medio centenar de modalidades que componen el deporte base. Desde el fútbol y el baloncesto hasta la natación, la halterofilia y el golf.
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