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En las últimas semanas la unidad sindical en el sector educativo ha comenzado a resquebrajarse. No tanto en lo que se refiere a las huelgas, ya que todas las centrales mantienen las convocatorias, sino en la visión estratégica. Y hay dos actores fundamentales que mantienen ... enormes diferencias. ELA y LAB han convertido la educación concertada en el último escenario al que han trasladado su particular pulso. Los primeros son mayoritarios en los centros de iniciativa social. Los segundos, en las ikastolas.
El punto de inflexión tuvo lugar en junio del año pasado. El departamento se reunió en el santuario de Arantzazu con LAB, UGT y un sindicato nuevo que sólo tiene representación en la pública, Interinok Taldea. En aquella cita se firmó un documento que, entre otras cosas, contempla la equiparación salarial entre los trabajadores de la escuela pública y la concertada. Todo se enmarcaba en la nueva Ley de Educación, que mete a todos los colegios financiados con dinero público en el mismo 'saco': el Servicio Público Vasco de Educación. La idea es que si todos los colegios prestan un servicio público como es la educación se les trate igual a todos los efectos, aunque la titularidad de algunos sea privada.
En este contexto, LAB ha firmado un preacuerdo para trasladar a las ikastolas la equiparación salarial. Y ha propuesto hacer lo mismo en el resto de la red concertada. La patronal y el departamento están por la labor. El resto de sindicatos -ELA, Steilas y CC OO, que tienen el 90% de la representación-, no. Consideran que perderían capacidad de negociación y que no se les garantiza recuperar el poder adquisitivo perdido.
De fondo se sitúa un debate de largo alcance. «Peleamos por un sistema organizado de otra manera», admiten varios sindicatos. Kristau Eskola lo interpreta como que «hay una parte de la sociedad que quiere que desaparezcamos».
El responsable de un centro lo resume de la siguiente manera: «Esto es un tema que va más allá de lo laboral; es social y político». «El mundo de la educación religiosa no interesa en estos momentos, y más en un contexto de baja natalidad donde estamos a la pelea por el alumno», explica. Con unos sindicatos «que abogan por situar a la escuela pública como eje del sistema y en un clima preelectoral, permíteme que me pregunte si nosotros no somos más que un ariete», zanja.
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