Educación en la sombra

Tan importante como conocer su magnitud es discernir el motivo principal, si es el interés que despierta un aprendizaje concreto o, por el contrario, un recelo sobre esa capacidad de nuestras aulas para abordar un determinado estudio. En uno de los casos la pretensión sería ampliar o perfeccionar, es decir, suplementar lo que el sistema ya proporciona, mientras que en el otro se trataría de suplir lo que el sistema no facilitaría apropiadamente. E igualmente importante resulta conocer si late la preocupación por evitar un riesgo de fracaso académico o una inquietud por el futuro laboral.

El caso vasco destaca por la extensión de estos estudios no reglados que alcanzan a más de la mitad del alumnado, pero también porque buena parte de su consumo se produce en el ámbito de la enseñanza de idiomas, lo cual resulta paradójico dado que el 40% del currículo oficial está destinado al aprendizaje lingüístico. Parece conveniente que se realicen más investigaciones en este sentido, aunque no se puede ser optimista con una Administración Educativa como la nuestra, reacia a indagar en las raíces de nuestros problemas.

Obviamente, el sistema educativo no puede sustraerse de la competitividad exterior, pero sí puede y debe proporcionar mayor confianza en su capacidad, desarrollando en sus aulas estrategias y metodologías correctas y suficientemente fructíferas. Es muy posible, como señalaba recientemente la profesora García Gurrutxaga en la revista 'Grand Place', que esa idea heredada de que una lengua hace «daño a otra» mantenga prácticas infructuosas, en contra de las investigaciones que apuntan en dirección contraria, en que los idiomas se apoyan y se retroalimentan en su aprendizaje.

La otra gran preocupación que suscita el estudio de Esade EcPol es la desigual distribución de este esfuerzo de las familias. Quienes más invierten en esta «educación en la sombra», en la afortunada calificación del equipo investigador, son aquellas que cuentan con más altos ingresos, lo que contribuye al desequilibrio social. Resulta imprescindible una mayor extensión de los programas plurilingües, especialmente en la enseñanza pública, así como la correcta evaluación y potenciación de programas específicos ya en marcha como Bidelaguna, destinado a mejorar los índices de éxito escolar del alumnado en situación de desventaja social.