Educación empieza a apercibir a las familias que no llevan a sus hijos a la haurreskola

Con el curso 2023/24 entrando ya en la recta final, desde el Departamento vasco de Educación, que dirige Jokin Bildarratz, van a empezar a apercibir a los padres que no han cumplido con esa asistencia obligatoria. De momento, «este curso van a ser apercibimientos informativos», recalcan fuentes de la consejería, y no medidas punitivas como «dar de baja al niño» de la haurreskola, medida que se puede leer en la web de haurreskolak en el caso de que el alumno «no llegue al 80% de asistencia durante dos meses o no acuda al centro durante 10 días seguidos laborables sin justificación». En este último caso la sanción conllevaría la baja del niño y la prohibición en lo que resta de curso de inscribirle en otro centro del Consorcio de Haurreskolak. «Nos vamos a sentar a hablar con esas familias que han incumplido estos criterios, pero no van a ser sancionadas», matizan.

El sistema de control de asistencia se ha estrenado este curso y consiste en que las familias introduzcan en una base de datos, mediante una aplicación informática, la justificación pertinente para cada jornada de ausencia del menor a la haurreskola. «Cuando el niño falta a clase, el centro registra dicha falta y a la familia le llegará un mail y un SMS, así como una notificación al portal de Ikasgunea», explican sobre el procedimiento. Es en ese portal donde deberán entrar para introducir los motivos de la ausencia a clase.

Como es lógico, no se considerarán faltas de asistencia aquellas que hayan sido debidamente justificadas -por ejemplo, una cita médica-. A los niños inscritos en las haurreskolak se les exige una asistencia mínima del 80% al mes y se les realizará un seguimiento mensual con la colaboración del servicio de inspección del departamento de Educación del Gobierno vasco.

El Consorcio de Haurreskolak afronta este periodo de matrícula para el curso que viene con el número de alumnos en máximos históricos. Según datos oficiales, en abril hay 6.754 niños de entre 0 y 2 años apuntados en alguno de los 238 centros de la red. En esa misma fecha del año pasado, el número de matrículas era de 5.811 (un 16% menos). Por territorios, Bizkaia y Gipuzkoa han crecido un 18%, mientras que en Álava el aumento es más moderado, de un 8%. Si la comparación se realiza con las cifras registradas hace dos cursos, el incremento es todavía más espectacular. El número de matrículas prácticamente se ha triplicado.

La gratuidad del servicio, lógicamente, ha supuesto un importante esfuerzo económico para del Departamento de Educación. El presupuesto de la red de guarderías públicas este año es de casi 77 millones de euros, un 17% más que el año pasado. La novedad de la gratuidad provocó hace doce meses un aluvión de inscripciones que probablemente se repita este año, lo que genera un problema. Si se tienen en cuenta sólo los números, es cierto que la red tiene capacidad de sobra para absorber a todos los niños. El consorcio, en el que participan 180 ayuntamientos, tiene más de 8.759 plazas para los citados 6.754 alumnos. Sin embargo, no se reparten de igual manera. En el centro de Bilbao, por ejemplo, la red está saturada.

El año pasado, más de un centenar de familias se quedaron sin plaza. Para evitar la situación, el Gobierno prometió 200 plazas nuevas para el curso que viene (y otras tantas en San Sebastián, donde existe el mismo problema). Sin embargo, en los Presupuestos de este año sólo está prevista la ampliación de la haurreskola de San Ignacio y la construcción de otra más en Loiu, pese a que el problema de falta de plazas se da, sobre todo, en los barrios del centro de la capital vizcaína.

En cualquier caso, el aumento de matrículas en la red pública tiene su reflejo en la privada. Hasta el curso pasado, la escolarización se distribuía más o menos de forma equitativa entre ambas. Sin embargo, desde que las escuelas infantiles públicas son gratuitas -y se financia el aula de dos años de los centros concertados-, las privadas sufren un continuo vaciamiento. No afecta a todos los centros por igual, pero sí ha provocado que algunos se hayan visto obligados a cerrar. Este curso 2023/24 había seis centros privados menos que el año previo, según datos del Gobierno vasco. En lo que va de año académico, al menos otros dos han tenido que bajar la persiana.