Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
La realidad demográfica de Euskadi está cambiando como consecuencia de la baja tasa de natalidad de la población autóctona y de los flujos migratorios. No es un proceso exclusivo del País Vasco ni tampoco donde se da con mayor intensidad. Pero lo cierto es que ... la transformación ya está aquí. Y las aulas de los centros educativos así lo reflejan.
Según el último informe del Consejo Escolar de Euskadi, entre 2020 y 2023 el alumnado de nacionalidad extranjera ha pasado de suponer el 8,7% al 9,8% del total. Son 35.949 jóvenes en una población estudiantil de 359.017 personas. Y la previsión es que su peso no deje de crecer en los próximos años, toda vez que uno de cada tres nacidos en Euskadi es de madre foránea (nacer en España no supone obtener automáticamente la nacionalidad).
Más allá de la evolución, es interesante fijarse en la fotografía fija que arroja el estudio. En el curso 2022-23, último que analiza, la proporción de alumnado extranjero era más o menos igual en todas las etapas (en torno al 10%) salvo en dos: en Bachillerato (sólo eran el 4,4%) y en la FP Básica (el 30,9%, casi uno de cada tres). En términos absolutos, son 1.421 estudiantes en Bachiller y 5.403 en todos los ciclos de FP.
Noticia relacionada
A partir de aquí, surgen las interpretaciones. En la FP Básica no estudian sólo chavales que no han podido adaptarse al sistema educativo y que no acaban la ESO. También hay jóvenes recién llegados y adultos que no tienen acreditado el graduado escolar. Para todos ellos la FP Básica supone una oportunidad de integración social, primero, y acceso al mercado laboral, después. De hecho, con el objetivo de reflejar esta realidad, el Departamento de Educación le ha cambiado el nombre a FP inicial. Afirma que esta etapa «cumple una importante labor en el ámbito de la cohesión social y garantiza que la educación sea un vehículo de avance social».
Por eso, a los expertos no les sorprende que los inmigrantes estén sobrerrepresentados en este nivel. «Es una cuestión lógica», apunta Julia Shershneva, directora de Ikuspegi, el Observatorio Vasco de la Inmigración. No obstante, a su juicio, la estadística tiene varias limitaciones. La más grave, que sólo considera alumnado inmigrante a aquel de nacionalidad extranjera. Eso excluye a todos los nacidos de padres foráneos pero que han obtenido la nacionalidad española, lo cual limita el análisis.
Eso podría explicar en su opinión la baja proporción de extranjeros en Bachillerato. «Normalmente a esta etapa llegan los que llevan escolarizados desde el principio del sistema educativo. Para cuando acceden al Bachiller, ya tienen la nacionalidad», lo que los oculta en las estadísticas. Pasa lo mismo con los censos laborales, por ejemplo.
Julia Shershneva
Ikuspegi
Pese a la falta de datos, explica Shershneva, el perfil más habitual entre quienes llegan al Bachillerato, a la FP Superior y a la universidad son los inmigrantes de segunda generación (es decir, los nacidos ya en Euskadi) y los latinoamericanos con pasaporte español (son quienes lo tienen más fácil: basta con acreditar dos años de residencia legal; los demás, en general, necesitan diez años).
Eso significa que el resto de nacionalidades tienen más presencia en ciclos como la FP Básica. Entre ellos, los adolescentes recién llegados, a menudo en solitario y sin referentes ni una red que los acoja. En el centro de FP de Otxarkoaga conocen bien este perfil. Juan Antonio Arrieta, su director, y Xabier Rastrero, director de innovación, explican que llegan con «carencias académicas y emocionales serias». Por eso, lo primero que se hace es «un diagnóstico» de la situación de cada chaval para poder luego diseñar un «itinerario personalizado». Puede ser en la FP, en formación para el empleo o en ambas. «Les ofrecemos algo a medida», exponen desde el centro, y subrayan sus «ganas de trabajar». «Vienen buscando un oficio», afirman. Y muchos encuentran empleo «antes de acabar» su formación.
Aquí es clave la necesidad imperiosa de nuestro tejido productivo de perfiles técnicos. En el sector industrial, por ejemplo, el 65% de los empleos requieren una cualificación de FP, según Confebask. Esto ofrece una oportunidad a estos alumnos y explica también que la mayoría continúen sus estudios en grados medios y superiores. Así lo hizo el 94% de los estudiantes de FP Básica el año pasado, según datos de Educación.
Xabier Aierdi
Begirune
Claro que una cosa es la realidad y otra, las expectativas. Shershneva explica que, según distintas encuestas, más del 80% de los inmigrantes afincados en Euskadi querrían que sus hijos fuesen a la universidad. En este sentido, sería relevante saber cuántos alumnos (no está cuantificado) no acaban en la FP Básica porque son recién llegados, sino porque no han podido superar la ESO. Y en este punto, cabe preguntarse qué papel juega la política lingüística de la educación vasca. Un dato: en Infantil, el 88% de los extranjeros estudia en modelo D, íntegro en euskera; en Primaria lo hace el 80%; y en la ESO, el 57%. Sin embargo, al insertarse en la FP las tornas cambian. En la Básica, casi el 90% estudia en castellano (modelo A). En Grado Medio lo hace el 65% y en el Superior, el 74%. En Bachillerato, el 68%.
¿Por qué? Es probable que la diferencia tenga que ver con una cuestión de oferta. En las etapas iniciales apenas hay opción de estudiar en castellano, especialmente en la pública, donde se matricula la mayoría del alumnado. Para el departamento, lo que estos datos revelan es que «hay margen de mejora para avanzar en la normalización del uso del euskera en los entornos profesionales».
El factor lingüístico se antoja relevante. De acuerdo a la encuesta de la EPIE de 2018, sólo el 14% de los extranjeros afincados en Euskadi mayores de 16 años alcanzaron la universidad. Pero hay diferencias según el modelo en el que estudiaron. Entre los que lo hicieron en castellano, el 16% cursó estudios universitarios; en el modelo B, la proporción era del 9%; y en el D, del 5%.
La cuestión lingüística no es el único elemento a tener en cuenta a la hora de lograr el éxito académico. Según la literatura científica, el capital educativo, socioeconómico y cultural de los progenitores es clave. Por ello, para Xabier Aierdi, doctor en Sociología, fundador de Ikuspegi y miembro de la Fundación Begirune, «desde una perspectiva histórica de las migraciones, es normal que los extranjeros tengan más presencia en la FP».
El experto recuerda, en este sentido, que la población española nacida entre los años 50 y 80 del siglo pasado es hija de quienes «venían del campo o tenían estudios mínimos». Gracias a esas generaciones, las siguientes accedieron a la educación superior y a los «altos estándares sociales». Considera que la población extranjera en Euskadi se halla ahora en un momento similar.
«Otra cosa es que de aquí a 50 años lo único que les ofrezcamos sea eso mismo», advierte. «Lo lógico es que su presencia en la parte superior» de la pirámide académica y social «vaya creciendo». Eso sí, «no sucede de un año a otro, son procesos dilatados en el tiempo». El problema es que las cifras alertan de un estancamiento. La proporción de inmigrantes en la FP Básica apenas ha variado en los últimos quince años. En el curso 2009-10 también eran el 30%. Un año después suponían el 37%, mientras que en 2018-19 suponían el 25%, la cota más baja.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.