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Un grupo de alumnas se dirige a clase en la primera jornada del curso pasado. maika salguero

Los colegios vizcaínos ven «imposible» aplicar la nueva ley de Educación al inicio del curso

Aseguran que la Lomloe se aprobó «demasiado tarde» y que la falta de los curriculums oficiales les impide trabajar

Sábado, 9 de julio 2022, 00:54

Los centros educativos vascos, tanto públicos como privados, están «de los nervios», según coinciden varios directores. A comienzos de septiembre, cuando arranque el curso, colegios e institutos deberán aplicar la nueva ley educativa, la Lomloe, pero a fecha de hoy carecen de los currículos oficiales ... con los que desarrollar los temarios -los docentes sólo disponen de unas guías provisionales volcadas en la plataforma del Departamento para Primaria y Secundaria, pero no se sabe nada de Bachiller-. Así que muchos de los centros han decidido que dentro de dos meses empezarán a dar las clases con los viejos temarios a la espera de que avance el curso y se desarrollen los contenidos que deben aprender los alumnos.

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«Hemos adaptado a la nueva ley las horas para las asignaturas y poder cumplir así la legalidad, pero otra cosa es la forma de dar las clases. No se puede improvisar de la noche a la mañana. Aún no se han aprobado los curriculums oficiales y es prácticamente imposible trabajar en estas condiciones. Hemos tenido que encargar los libros sin saber si se ajustan a lo que ahora se va a necesitar», explica el director de un colegio de la Margen Izquierda, que prefiere mantenerse en el anonimato para evitar «conflictos» con la administración. «Para hacer una chapuza, lo mejor es no hacer nada y trabajar los cambios según avance el curso».

En el origen de todo este conflicto figura la tramitación de la nueva ley. La Lomloe fue aprobada en las Cortes el pasado mes de diciembre y, a continuación, necesitó un proceso de concreción por parte de los técnicos para bajar a ras de suelo la línea que marcaba la recién nacida normativa. Un desarrollo que provocó una demora en cascada porque ese material tuvo que ser enviado a las comunidades autónomas con competencias en Educación -Euskadi regula el 50% del curriculum al disponer de dos lenguas oficiales- para que fuera revisado por los expertos del Gobierno de Vitoria y se adaptara todo el texto.

Incertidumbre

«Vivimos en el caos y la locura», denuncian los responsables de varios centros educativos

«Vivimos en el caos y la locura», explican desde un instituto del Duranguesado. Una queja que se repite en todos los centros consultados, tanto concertados como públicos. Algunos reconocen que los inspectores de Educación ya les han confesado que van a ser «comprensivos» y que, aunque «van a estar encima» de que se aplique la nueva ley, son «conscientes» de que el proceso «llevará un tiempo de adaptación». Es lo que muchos directores piden al Gobierno vasco: que tenga «flexibilidad» en un año que va a ser complicado.

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Destinos asignados en agosto

Porque el proyecto para aplicar la Lomloe contempla que la adaptación se lleve a cabo en primero, tercero y quinto de Primaria, en primero y tercero de Secundaria y en primero de Bachiller. Un proceso que luego, en el curso 2022-23, tocaría repetir para que todos los niveles estuvieran al día con la nueva metodología.

Aplicación de la ley

Los directores piden a Educación tenga «flexibilidad» en un año que va a ser complicado

A toda esta complejidad se le añade otro problema: muchos profesores no conocerán sus destinos exactos hasta el mes de agosto. «Sí es cierto que algunos docentes ya saben dónde les va a tocar porque Educación ha sacado ya algunas listas, pero va a haber gente que se entere de dónde tiene que dar clase a unas pocas semanas de que arranque el curso. Y así es difícil preparar nada en condiciones. Si das matemáticas no tienes problema, pero si lo que te corresponde es dar la nueva Educación en Valores Cívicos y Éticos...», insiste una educadora de Las Encartaciones.

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Todas las fuentes consultadas admiten que el cambio de ley «es necesario» y lo aceptan -«la nueva realidad social nos pide hacer otras cosas»-, pero no comparten la manera en la que se ha llevado a cabo, la celeridad y el ritmo de su aplicación. «Todo nos ha llegado en el último trimestre del curso, cuando los profesores estamos a otras cosas», se quejan. Asumen, no obstante, que tratarán de sortear la «locura» en la que se va a convertir el inicio del curso en septiembre, porque «ya nos hemos acostumbrado a vivir así». Y aluden, en este sentido, a los constantes cambios e «improvisación» que desde hace años está experimentando la Educación.

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