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Los colegios de modelo D podrán decidir si sus estudiantes realizan la prueba PISA –cuya próxima edición tendrá lugar en abril– en euskera o ... en castellano. Mientras los alumnos matriculados en los modelos A y B se examinarán en español, en el caso de la inmersión lingüística en euskera, por primera vez, serán los profesores quienes tengan la última palabra.
Hasta ahora, era una aplicación informática la que establecía la lengua de la prueba, en función de la información aportada por los estudiantes al rellenar un cuestionario. En esta ocasión, el proceso será el mismo pero, si el aplicativo propone el castellano, el tutor asignado podrá decidir que el alumno se examine en euskera. Y al revés.
El objetivo es que «cada estudiante realice la prueba en la lengua en la que previsiblemente mejor pueda demostrar sus competencias», explica la consejería que lidera Begoña Pedrosa en una respuesta parlamentaria. Fuentes de Educación añaden que el cambio obedece a una «reivindicación histórica» de los centros educativos.
La consejería responde, de esta manera, a una interpelación del portavoz de EHBildu en materia educativa, Ikoitz Arrese. El parlamentario soberanista señalaba que «varias personas del Departamento de Educación, en las formaciones PISA impartidas al profesorado, han afirmado que está demostrado empíricamente que el alumnado desarrolla mejor sus competencias en su lengua materna». Y preguntaba: «¿Considera la consejera de Educación que está demostrado que el alumnado desarrolla mejor sus competencias en su lengua materna?».
Pedrosa elude responder a esta cuestión y se limita a señalar que, en el caso del alumnado de modelo D, «las personas responsables del centro podrán mantener» la lengua asignada por el aplicativo «o cambiarla, en función de su conocimiento del perfil de cada estudiante, de manera que realice la prueba en la lengua en la que previsiblemente mejor pueda demostrar sus competencias».
En un informe de 2004, el Instituto Vasco de Evaluación e Investigación Educativa ya indicaba que los estudiantes «obtienen su nivel óptimo de rendimiento en la lengua que más dominan, generalmente su lengua familiar, y no en la lengua de instrucción». Es una afirmación que el organismo dependiente del Departamento de Educación ha repetido en otras ocasiones.
Esta constatación quedó de nuevo patente en la última edición de PISA, celebrada en 2022. Los alumnos castellanoparlantes que realizaron la prueba en su idioma obtuvieron resultados sensiblemente mejores que quienes hicieron el examen en euskera. En Lectura la diferencia fue de 45 puntos. Una distancia de 30 equivale a un curso, por lo que la brecha en esta competencia fue abismal.
El patrón se repitió, de forma menos pronunciada pero aun así significativa, en Matemáticas y Ciencias. El caso de los alumnos vascófonos fue distinto. No se registraron tantas diferencias y, además, hubo muchos menos casos de alumnos que se examinaron en una lengua distinta a la materna.
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