Xabier Garmendia | terry Basterra
Sábado, 9 de noviembre 2019, 00:33
Iñaki Varas se enfrentaba a un reto de los grandes: tratar de poner de acuerdo a las partes de un conflicto enquistado desde hace tres años, el de la educación concertada, y que tiene como «rehenes» a los alumnos y sus familias. La metodología de ... este abogado laboralista es la que ha permitido acercar posturas.
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Sabedor de que el enfrentamiento es enemigo del entendimiento, el mediador más respetado del Consejo de Relaciones Laborales optó por reunirse primero por separado con cada uno de los protagonistas del conflicto. Lo hizo con la patronal, los sindicatos y el Gobierno vasco. En esos encuentros recogía sus posturas y les preguntaba hasta dónde podían llegar en los principales temas de negociación: subidas salariales, cargas de trabajo, mejora de las condiciones de los expertos en Educación Especial y de los trabajadores de primer ciclo de Infantil, prejubilaciones y recolocación de los docentes que se queden sin trabajo por el cierre de aulas como consecuencia de la caída demográfica.
Cita a cita las partes fueron flexibilizando sus posturas hasta llegar a espacios de entendimiento en los diferentes puntos e incluso abrir un escenario relativamente optimista ante la posibilidad de cerrar en cuestión de días un acuerdo en la educación concertada que se les resiste desde hace años.
Además del papel de Vargas, también es cierto que los sindicatos de la red de colegios concertados de Euskadi han mantenido la presión hasta el final. Bilbao fue ayer el epicentro de las reivindicaciones de los docentes con una doble cita, una marcha de unas 200 personas que obligó a cortar de forma intermitente uno de los principales accesos a la capital, los túneles de San Mamés, y una concentración al mediodía ante la sede del Gobierno vasco en la Gran Vía en la que participaron cerca de 1.500 profesores procedentes de toda Euskadi ay que terminó ante el Ayuntamiento.
Pero fueron las últimas. Horas más tarde, el acuerdo entre las partes sellaba uno de los conflictos laborales más largos que ha vivido Euskadi en los últimos años y con una repercusión social especialmente intensa al afectar a más de 100.000 alumnos y sus respectivas familias.
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En total han sido casi tres años de conflicto y 29 jornadas de paro a lo largo de este tiempo, además de decenas de movilizaciones. Unas protestas que los sindicatos han ido endureciendo hasta la convocatoria de un mes completo de paro desde el pasado jueves e interrumpido por el acuerdo alcanzado esta pasada madrugada.
Con un convenio colectivo sin renovar desde 2009, los sindicatos iniciaron las jornadas puntuales de huelga en el curso 2017-2018 con tres días de paro ensu tramo final. Las protestas se endurecieron significativamente en el pasado año lectivo (2018-2019) con 24 jornadas de huelga a lo largo del curso. Ya en este, la convocatoria de un paro continuado entre el 7 de noviembre y el 5 de diciembre encendió todas las alarmas. 21 jornadas lectivas de huelga de las que solo se han perdido dos tras el pacto de esta madrugada
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Los sindicatos buscaban ayer en Bilbao un golpe de efecto para maximizar el impacto de su protesta. Si hace poco más de un mes las reivindicaciones de los trabajadores del metal vizcaíno colapsaron los accesos a la ciudad en plena hora punta, ayer lo intentaron los profesores de la concertada con una convocatoria de características muy similares. La marcha, que comenzó pasadas las ocho de la mañana frente la sede de EITB, obligó a cortar de forma intermitente los túneles de San Mamés, mientras que en la desembocadura se restringieron algunos de los carriles, ya que en esta ocasión, el Departamento de Seguridad no permitió el cierre total de la circulación. Los manifestantes respetaron las indicaciones de Ertzaintza y Policía Municipal y la marcha discurrió sin incidentes.
Esta primera convocatoria finalizó poco antes de las nueve y media en la rotonda del Sagrado Corazón y se reactivó a las 12.00 horas muy cerca de allí, ante la sede del Gobierno vasco en la Gran Vía. Cerca de 1.500 profesores procedentes de toda Euskadi avanzaron durante una hora hasta el Ayuntamiento, donde los líderes sindicales llamaron a no bajar la guardia. «Estamos muy cerca. Seguid luchando porque lo vamos a conseguir», lanzó Miren Zubizarreta, representante de ELA. Doce horas después, sus buenos augurios se cumplían.
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