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La Formación Profesional mejoró el pasado curso sus índices de inserción laboral pese a que la economía aún no se había recuperado de forma total ... del azote del coronavirus. El informe que ha presentado la asociación de centros concertados Hetel, basada en 2.500 encuestas a titulados en 25 centros, desvela que el 72,5% de los estudiantes habían encontrado ya un puesto de trabajo tras finalizar sus estudios en junio de 2021. Es decir, un 6% más que el año anterior, según valoró el director de Hetel, Julen Elgeta.
La tasa de inserción laboral es mayor en los ciclos industriales y tecnológicos, donde llega al 73,3%, mientras que en el resto es del 70,1%. Llama la atención, además, que la tasa de empleabilidad media es mayor en mujeres. En ellas, la inserción laboral seis meses después de finalizar sus estudios es del 77,9%. Entre las que estudian ciclos superiores llega al 81%. Lo resultados de la encuesta son extrapolables a todo el alumnado de FP y ofrecen la mejor radiografía del alumnado de formación profesional vasco, según la asociación de centros concertados.
A medida en la que se incrementa la cualificación, la tasa de inserción laboral es aún mayor. Así, 757 de cada 1.000 alumnos que estudiaron Grado Superior encuentran un empleo de calidad seis meses después de finalizar sus estudios. Mientras, el 73% de los estudiantes de ciclos industriales y tecnológicos encuentra empleo, mientras que el 70,1% de los alumnos que estudian ciclos de servicios.
La empleabilidad crece en tres puntos en la modalidad de FP Dual. La tasa media de inserción laboral es aquí del 75,5%, aunque «en algunos ciclos formativos es total, del cien por cien», asegura Elgeta, que explica que «la FP vasca está lanzando al mercado a gente muy cualificada», ya que los datos demuestran que el 45% de los alumnos que terminan la FP básica se matriculan en un Grado Medio. Mientras, el 41% de los que finalizan esta formación deciden seguir estudiando un Ciclo Superior. Y 27 de cada 100 alumnos que salen de esta última etapa siguen formándose.
La gran asignatura pendiente, explicó Elgeta, es que el alumnado sigue siendo, sobretodo, masculino. Solo el 28% de los estudiantes en las tres etapas formativas - FP Básica, Media y Superior- en los centros de Hetel son mujeres. Ellas son el 57% del alumnado en ciclos no industriales, pero el porcentaje de mujeres que realizan ciclos industriales o tecnológicos (los denominados STEAM) sigue estanco y alcanza el 9,4% y en todas estas ramas formativas apenas llegan al 10% del alumnado. «Se trata de un importante reto, nos encontramos con la necesidad de atraer el talento femenino a estas ramas formativas», ha explicado Nora Sarasola, directora de Obra Social de la Fundación BBK.
Por ejemplo, más de la mitad de las mujeres que finalizaron sus estudios en junio cursaron nueve ciclos formativos, de los que solo dos se consideran STEAM: se repartieron en Administración y Finanzas, Atención a Personas en situación de dependencia, Gestión Administrativa, Integración Social, Asistencia a la Dirección... Eso sí, en las familias profesionales de Química, Artes Gráficas, Industrias Alimentarias, Comercio y Marketing y Hostelería y Turismo sí hay equilibrio de género porque ellas son entre el 40% y el 60% del alumnado que finalizó sus estudios en 2021.
Elgeta destacó que las condiciones laborales suelen ser adecuadas desde el principio y que mejoran mucho al de tres años entre el alumnado. «Una persona que estudia FP Dual, como mínimo, tanto en la modalidad de beca como en la modalidad de contrato, cobraría al menos el salario mínimo, de 965 euros al mes por 14 pagas, y si está en la modalidad contrato y ésta está recogida en esta modalidad, cobrará según el convenio. Después, durante el proceso de formación y aprendizaje, su sueldo puede moverse entre los 1.200 y 1.400 euros y al de 3 años, irá progresando en función del tipo de empresa y de las características del puesto de trabajo», explicó el dirigente de Hetel.
Noelia Díez, 22 años, forma parte de ese escaso 9,4% de alumnas que estudian ciclos industriales y tecnológicos. Cree que aún hay cierto miedo por parte de las mujeres jóvenes a adentrarse en estas ramas formativas por miedo a desentonar, a ser minoría. Ella está encantada y sabe que «tengo un puesto de trabajo garantizado». Esta bilbaína estudió bachillerato tecnológico en Jesuitas de Indautxu. Después, estudió un Grado Superior en Mantenimiento Electrónico, y ahora cursa en último curso de otro Grado Superior en Automatización y Robótica Industrial en Salesianos de Deusto. Decidió decantarse por la FP en vez de por la Universidad porque sabía que la formación era más práctica y que el contacto con el mundo laboral era mayor. En febrero iniciará un periodo de tres meses de prácticas en empresa. «No cambiaría nada de lo que he hecho. Hay mucha demanda y cursar solo uno de los dos ciclos superiores me ha abierto bastantes puertas así que ahora tengo el doble de oportunidades. Y a mí me gustaría trabajar aquí, no tenerme que ir al extranjero», expuso.
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