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Los adolescentes vascos recibirán formación en sus colegios para prevenir el suicidio

Los adolescentes vascos recibirán formación en sus colegios para prevenir el suicidio

Educación y Salud han presentado el nuevo protocolo para reducir estas conductas en los colegios de Euskadi después de que se hayan incrementado los problemas mentales entre los jóvenes a raíz de la pandemia

silvia osorio

Jueves, 13 de octubre 2022, 13:01

Por primera vez, los adolescentes vascos hablarán del suicidio en clase. Alumnos de Secundaria y Bachillerato recibirán sesiones formativas específicas a partir del curso que viene sobre cómo prevenir esta terrible conducta que busca poner fin a la vida y que el año pasado provocó tres muertes de menores en Euskadi. El Departamento de Educación ha presentado este jueves el primer protocolo anti-suicidio en los colegios de la comunidad, que se ha elaborado junto al área de Salud y en el que han colaborado expertos de la UPV/EHU y Osakidetza. La nueva estrategia trata de abordar de forma integral esta práctica, desde la prevención, la intervención y la actuación en el peor de los desenlaces, el fallecimiento por suicidio, en el entorno escolar.

El nuevo plan, de aplicación obligatoria en todos los centros de enseñanza del País Vasco y denominado Estrategia de prevención, intervención y posvención de la conducta suicida en el ámbito educativo, busca dar seguridad a los profesionales de la docencia a la hora de tener que abordar estas situaciones, pero también romper los tabúes que existen en el ámbito educativo respecto a esta práctica. Para ello, se tratará de desestigmatizarla con acciones dirigidas al estudiantado y ofrecerles pautas sobre cómo ayudar a identificar señales de alerta en quienes no encuentran otra salida para acabar con su sufrimiento.

«Se trata de generar una ayuda entre iguales que les puede aportar un valor añadido. Que ellos hablen de estas cuestiones, que conozcan y tengan información. Hay que hablar, pero con conocimiento y la manera es eliminando todos esos mitos que lo que hacen a veces es ensalzar una conducta suicida en un adolescente», ha manifestado la directora para la Diversidad e Inclusión Educativa del Gobierno vasco, Lucía Torrealday.

Por su parte, la viceconsejera de Educación, Begoña Pedrosa, ha afirmado que con esta novedosa iniciativa se persigue dar continuidad a acciones similares relacionadas con el bienestar de los estudiantes que ya se han ido implementado en estos dos últimos años a través del programa 'Bizikasi' y que se han llevado a cabo en horas de tutoría. Sin embargo, en esta ocasión se busca hablar del suicidio sin tapujos, sin medias tintas, visibilizar la realidad tal y como es. «Buscar esos espacios de manera natural para que el alumnado tome conciencia de si un compañero necesita ayuda a quien tiene que acudir, y cómo afrontarlo. Eso es prevenir y sensibilizar, pero en espacios ya de por sí rutinarios del día a día. Se tiene que convertir en algo natural para el alumnado», ha señalado.

El documento, que todavía no se ha remitido a los centros educativos, no define qué cursos serán los que abordarán esta problemática. Sin embargo, Torrealday ha señalado que lo «ideal» sería que los alumnos de 15 años en adelante participen en estas dinámicas de trabajo que se desarrollarán con materiales didácticos. «El alumnado adolescente es el más vulnerable», ha recordado. En la elaboración de esta nueva estrategia, además de la mayor sensibilización sobre esta problemática, ha tenido mucho que ver la influencia de la pandemia. José Antonio de la Rica, director de Atención Sociosanitaria del Departamento de Salud, ha asegurado que «somos conscientes del impacto de la covid en la salud mental de los jóvenes» y que se ha producido un «incremento asistencial tanto en la gravedad como en la precocidad de los casos». «El suicidio es uno de los principales y más graves problemas de salud pública, que afecta a todos los países, a todas las edades», ha advertido.

En 2021, según los datos del EUSTAT, 148 vascos fallecieron por este motivo. Es decir, una muerte cada dos días. Por cada suicidio consumado, se producen entre 10 y 15 tentativas autodestructivas. La tendencia en suicidios e intentos de quitarse la vida se mantiene «estable» en la última década, pero la preocupación es evidente por el aumento de patologías y trastornos mentales entre los jóvenes. Y el ámbito escolar es clave para detectarlos a tiempo.

Uno de los pilares fundamentales de la nueva estrategia es la formación de los docentes. A partir de la próxima semana comenzarán diferentes acciones para dotarles de las herramientas necesarias. La escuela ha de potenciar círculos de apoyo y ayuda para las personas más vulnerables, de tal manera que por medio de éstos pueda identificar señales de alerta para detectar el sufrimiento. El centro escolar también debe estar abierto a la comunicación con su entorno, sobre todo con la familia y con otros profesionales de los espacios social y de la salud. «El profesorado debe estar preparado, saber cómo comunicarse con las familias, con Osakidetza... No buscamos que se conviertan en expertos, pero si ponerles las gafas de ver», ha remarcado Pedrosa.

Tres escenarios

El nuevo protocolo, basado en recomendaciones de la OMS y Unesco, define cómo deben actuar los centros en tres escenarios diferentes. La primera de las situaciones es la de un riesgo de suicidio identificado. El documento detalla algunas señales de alarma que pueden indicar conductas autodestructivas y ante las que habría que activar el protocolo. Algunas de ellas, verbales, tales como expresiones como «me quiero morir», sentimientos de desesperanza que puedan aflorar o que indiquen que la vida no tiene sentido o hablar de suicidio. El protocolo otorga una enorme importancia a la comunicación con el alumnado en riesgo de conducta suicida, para la prevención de ésta. Se pretende crear el clima para que el alumnado sea activo en la búsqueda de ayuda.

La detección de una alumna o un alumno en riesgo de conducta suicida en el centro requerirá de una presencia y acompañamiento cercano por parte de su círculo de apoyo y del resto de profesionales. Por ello, la estrategia detalla un procedimiento de actuación en crisis de conducta suicida. Este incluye, entre otros muchos pasos; la comunicación de la situación a la Inspección Educativa y al Berritzegune de referencia; la creación en el centro del Equipo de Respuesta de Crisis Suicida; o establecer una observación sobre el alumno o alumna, y no dejarlo sin supervisión. De acuerdo con la familia, se trata de crear las condiciones idóneas para desarrollar un trabajo colaborativo entre profesionales del ámbito de la salud mental, social y socioeducativo, junto con el escolar. «En definitiva, crear una red de trabajo cohesionado», han explicado.

El segundo caso para intervenir es el de un intento de suicidio. Ante esta situación, la prioridad será la reincorporación del alumno. Nuevamente, resultará imprescindible la implicación y coordinación entre centro educativo, familia, ámbito sanitario y el propio o la propia estudiante. Después de una tentativa de suicidio, en un número importante de casos, las y los adolescentes son hospitalizados. Cuando estos regresan al centro educativo traen consigo complejas necesidades socioemocionales y educativas por lo que los centros educativos requieren de un procedimiento formal para que la transición y reincorporación de estas personas, así como la adaptación de la comunidad educativa, sea satisfactoria.

Y, por último, la muerte por suicidio. El peor de los escenarios, pero ante el que hay que intervenir. El documento recoge acciones desarrolladas por, con y para las y los supervivientes del suicidio (el conjunto de la comunidad educativa) y tiene el objetivo de facilitar su recuperación psicosocial y prevenir otros efectos adversos (la manifestación de la conducta suicida o la aparición de sintomatología clínica). «Una buena estrategia de posvención es a su vez una forma de prevención de la conducta suicida en el entorno más próximo y vulnerable», han subrayado. Cuando la escuela recibe la noticia de que uno de sus miembros ha fallecido por suicidio, activará el Plan de Actuación de Respuesta de Crisis Suicida que, entre otros, contempla los siguientes pasos: confirmar la autenticidad de la información; informar responsablemente de la muerte a la comunidad escolar; prevenir el contagio de la conducta suicida; activar los servicios de apoyo; o desarrollar un plan de acto conmemorativo.

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