Adolescentes buscan respuestas

Participaban en el B24, una iniciativa del Colegio de Ingenieros de Telecomunicación de Euskadi que busca fomentar la innovación y el trabajo en equipo entre los adolescentes y, al mismo tiempo, despertar en ella el interés por las carreras tecnológicas. Hay una edición junior (la cuarta), que es la que se desarrolló entre las cinco de la tarde del viernes y las 18.00 de ayer; y una senior, para mayores de 16 años, que tendrá lugar el mes que viene en Getxo.

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Se parte de la base de que la industria vasca, tan necesaria para el tejido productivo, está ayuna de perfiles cualificados. «Entre 'telecos' no hay paro», asegura Álvaro Ubierna, decano del Colegio, porque «el mercado tiene una gran necesidad de estos profesionales». La iniciativa B24 lo que pretende es acercar a los jóvenes a las empresas y sus necesidades y enseñarles que la tecnología «además de ser algo que usan en el día a día, puede ser algo en lo que participen», aclara Zaloa Campillo, gerente del Colegio. Mientras habla en los pasillos de la ikastola llegan adolescentes en un goteo tímido para preguntarle detalles sobre el proceso para hacer las presentaciones, sobre los colores a utilizar, sobre cosas pequeñas que les preocupan.

Aclaremos de qué va todo esto con un par de ejemplos. Unicef, una de las entidades colaboradoras, planteó el reto de diseñar una herramienta para detectar de manera rápida problemas de salud mental en la juventud. «Hemos pensado en hacer una aplicación». Los siete miembros del grupo van alternando reflexiones muy juiciosas y explican que la herramienta tendrá el formato de un diario en el que se podrá tanto escribir como grabar audios. Mediante la utilización de inteligencia artificial se detectará la aparición de ciertos términos o tonos de voz que denoten «malestar emocional». En ese caso, la propia aplicación podrá invitar al usuario a formar parte de grupos formados por personas con el mismo problema que residan en el entorno «o darle ideas de como sentirse mejor». Incluso proponen crear «un mapa de emociones en el País Vasco» donde se represente el distinto estado de ánimo de la juventud. Como se ve, suena muy bien. Tanto, que fue el proyecto ganador.

La ingeniería Sener junto con la firma LST Bilbao lanzaron el reto de agilizar la gestión de contenedores en el puerto para mitigar el caos logístico postpandémico. El grupo de jóvenes que afrontó este caso propuso practicar «una rampa en el casco de los buques» y descargar la mercancía «por abajo, en vez de por arriba» mediante cintas transportadoras «como las que hay en los aeropuertos». El sistema «costaría 1,5 millones de euros». Una maqueta construida para la ocasión representa el proceso.

En la jornada de ayer también participaron la Diputación de Bizkaia, Euskaltel, el Palacio Euskalduna, IMQ, Mercabilbao, RKL, Bilbao Basket, la agrupación comercial Bilbao Centro, Agrostech y Greenkw. Hubo doce retos y otros tantos equipos generando ideas basadas en la tecnología para darles respuesta. Hubo esterillas, sacos de dormir, y bolsas de galletas. El ambiente era muy sano allí y a veces parecía mentira que gente de menos de 16 años se expresase con una precisión y una sensatez semejantes.