En torno a 230 centros educativos de toda Euskadi cuentan como mínimo con un aula en la que estudian menos de diez alumnos, pese a que la normativa exige que en Infantil y Primaria sean al menos once, en el caso de la pública; y ... trece en el de la concertada. La falta de escolares se deja notar en los tres territorios y afecta a ambas redes, aunque más a la pública y en Bizkaia. En algunos casos es lógico, al tratarse de pequeñas escuelas rurales. Pero también hay casos de colegios ubicados en las grandes ciudades.
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Según los datos de la consejería, en el País Vasco hay más de 1.100 centros educativos, entre escuelas infantiles privadas y públicas (haurreskolak), colegios, escuelas, ikastolas, institutos y centros de FP. Es decir, que uno de cada cinco centros educativos vascos tiene algún aula semivacía, unas 350 en total. De ellas, 130 son aulas de un año. El resto de clases sin apenas estudiantes se concentran entre el aula de dos años y 6º de Primaria (12 años). Sólo hay nueve situaciones de este tipo en Secundaria o FP y ninguna en Bachillerato.
No es la primera vez que la educación vasca afronta una caída de este calibre en el número de matrículas. Entre el curso 1983/84 y 1994/95 la matrícula en Infantil disminuyó un 33% por la caída de la natalidad de principios de la década de los 90.
Aquella crisis se afrontó ampliando la escolarización por arriba y por abajo. Es decir, por un lado se universalizó la educación infantil: aunque nacían menos niños, se dispararon las matrículas en el aula de dos años y siguientes, que hasta entonces estaba casi vacías. Por otro, la entrada en vigor de la Logse amplió la educación obligatoria de los 14 años a los 16, lo que permitió reorientar los recursos para reforzar los cursos superiores y el Bachillerato, etapa que ganó cada vez más peso. También se dio un salto de calidad en cuanto a comedores y extraescolares.
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Algunos expertos consideran que la revolución debe venir ahora por la parte de optimizar recursos. El 'think tank' educativo EsadeEcPol aboga por crear centros educativos de tamaño mediano, de entre dos y tres líneas, en vez de contar con muchos centros pequeños. Su director, Lucas Gortazar, plantea repensar el uso del espacio docente y de los recursos humanos para reforzar los planes de lectura y euskera, tutorías personalizadas...
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