«Hay un desfase entre la expectación social y el ritmo lento al que van las delegaciones»

- Todavía no se ha acordado nada en la cumbre, pero le voy a pedir una valoración.

- Uf... Es un poco pronto, porque además estas reuniones suelen estar estructuradas en dos partes. Los primeros días se dedican a cuestiones muy técnicas, y desde fuera producen cierta sensación de que no hay movimiento. Hay una especie de desfase entre la expectación social, que además ha crecido por los últimos informes científicos que son más que contundentes, y el ritmo al que van las delegaciones de la cumbre, que por ahora es muy lento.

- ¿Qué se puede esperar?

- Esta cumbre está enfocada de cara a la siguiente, la de Glasgow en 2020. Pero ha coincidido con un gran despertar social. La sociedad está pidiendo a los dirigentes que hagan algo ya. Y algo que suponga un cierto grado de cumplimiento por parte de los países comprometidos. Sería deseable que de aquí saliera una declaración firme con un mayor grado de compromiso de los países y medidas concretas para reducir las emisiones.

- Usted valora mucho la movilización juvenil.

- Sí. Los jóvenes han entendido mejor que nadie que cuando la ciencia dice que si sobrepasamos el umbral de grado y medio el proceso de calentamiento es irreversible y por lo tanto las condiciones de habitabilidad del planeta para el ser humano no van a ser buenas. Y piden soluciones ya.

- ¿Qué opinión tiene de la figura de Greta Thunberg?

- Greta es un símbolo. Es una chica de 16 años que ha asumido muchos riesgos, empezando por dejar de ir a clase. Ahora es un icono. Representa a un movimiento mucho más potente, que es el de los jóvenes. Creo que es un elemento muy positivo, porque hay que sumar siempre. El hecho de que haya tanta crítica sobre ella, sobre cómo viaja o si deja de hacerlo, hace esto o lo otro, es un reflejo de que su mensaje ha calado e incomoda a las élites. Incomoda a la clase política porque dice verdades como puños y que es difícil refutar.

- Enfrente tiene al negacionismo. ¿Qué lo sostiene si la comunidad científica es unánime en señalar el problema?

- Los negacionistas son gente con una concepción muy retrógrada del mundo que además se arroga la representación de los más débiles, cuando en realidad es la voz de los más poderosos. El negacionismo emana de las grandes compañías petroleras, de las eléctricas, de las financieras, que van transmitiendo ese mensaje, atribuyéndose la defensa de los desfavorecidos cuando han sido ellos, con su sistema, los que han causado el problema.

- Las eléctricas están presentes en esta cumbre.

- Tenemos a eléctricas sufragando parte de los gastos de la COP25. Pero su compromiso se tiene que demostrar con hechos concretos. Me creería su postura si realmente hubiera un plan de abandono de los combustibles fósiles y de las ayudas a estos combustibles. Pero cuando ves que estas ayudas se siguen manteniendo, y se posterga para el final de la década el cierre de las térmicas de carbón, o de las nucleares a 2035, realmente no hay un cambio de modelo excesivamente rápido. La sociedad necesita certidumbres, medidas que se apliquen, no solo buenas palabras.

- España ocupa el puesto 38 entre los más vulnerables al cambio climático.

- Si, y además hemos empeorado.

- ¿En qué lo nota el ciudadano de a pie?

- Hay cuatro fenómenos: las cada vez más abundantes olas de calor, las inundaciones, las sequías y los incendios forestales, de una intensidad desconocida. ¿Cuántos daños tendrá que haber para que se tomen medidas reales. Y hay otro efecto del cambio climático.

- ¿Cuál es?

- El de los emigrantes climáticos. La gente no solo cruza el mar huyendo de la guerra, lo hace escapando de las sequías en el Sahel, del hambre provocado por el calentamiento. Nadie ha cuantificado todavía este fenómeno.