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A.G.
Jueves, 11 de abril 2019, 09:22
Fósiles hallados en una cueva de Filipinas sugieren la existencia de una nueva especie de homínido que habitó la isla de Luzón a finales del Pleistoceno, hace más de 50.000 años, según un estudio divulgado en el último número de la revista 'Nature'. ... Los restos desenterrados hasta el momento por un grupo de expertos del Museo de Historia Natural de París –varios huesos de pies y manos, un trozo de fémur y dientes– son diminutos en comparación con los humanos modernos. Sugieren que esos homínidos, que han sido bautizados como Homo Luzonensis, medían menos de 1,20 metros.
Los trece restos fósiles hallados en la cueva de Callao pertenecen al menos a tres individuos, uno de ellos un niño. En concreto, se encontró un hueso de pie que databa de hace 67.000 años. En la misma capa estratigráfica, los expertos Florent Détroit, Armand Mijares y Philip Piper, al frente de un grupo de investigadores del museo francés, descubrieron los otros doce huesos y dientes.
Según el equipo investigador, los nuevos especímenes presentan llamativos premolares, visiblemente diferentes de los encontrados en otros homínidos de las islas del sureste asiático, como el Homo Floresiensis, descubierto en 2004 y apodado el 'Hobbit'. El Homo Luzonensis era probablemente algo más pequeño que este. Ambas especies vivieron hace unos 50.000 años y fueron contemporáneas del Homo Sapiens, los neandertales y los denisovanos. La presencia de especies anteriormente desconocidas en esa región pone de manifiesto la importancia de esa zona en la evolución humana.
Los científicos creen que tanto los Luzonensis como los Floresiensis quedaron aislados en territorios limitados, lo que probablemente hizo que su tamaño se fuera reduciendo en respuesta a los escasos recursos. Los dientes del nuevo homínido, en particular, representan un enigma para los investigadores, dado que mezclan características que hasta ahora se habían visto en especies diversas. Una de las hipótesis es que los especímenes recién descubiertos provengan del Homo Erectus, una especie bípeda que había salido de África. Sin embargo, uno de los huesos de pie desenterrados aparece curvado, una característica que facilitaba la escalada y que liga esta especie al más antiguo Australopithecus.
Los científicos planean seguir excavando en la cueva de Callao, y aunque creen que el ADN no se habrá conservado en el clima húmedo y cálido de Asia, esperan extraer proteínas de los huesos que permitan profundizar en el conocimiento de esos homínidos.
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