Dos semanas después de que el buque 'Mare Doricum' soltara al mar miles de litros de petróleo en Ventanilla, a 30 kilómetros al norte de Lima, se empieza a vislumbrar el verdadero alcance del desastre ecológico. En un primer momento la compañía Repsol, dueña de ... la refinería de La Pampilla donde se produjo el incidente, reconoció que, por el impacto de una gran ola generada por la erupción del volcán de Tonga, se habían derramado 6.000 barriles. Ahora la empresa admite 10.396 y las autoridades hablan de 11.900 (1,9 millones de litros). En todo caso, ya manchan hasta 100 kilómetros de costa, incluidas dos reservas naturales.
Publicidad
100son los kilómetros afectados por el vertido de crudo. Manchan también la Reserva Nacional Sistema de Islas, Islotes y Puntas Guanerasy la Zona Reservada de Ancón.
Las autoridades peruanas acusan a Repsol de ocultar el verdadero alcance del vertido, de no poner los medios para atajarlo y de carecer de un plan de contingencia para hacer frente a este tipo de catástrofes. El pasado viernes la Justicia andina prohibió salir del país durante 18 meses a cuatro directivos de la petrolera -uno español- y ordenó la «incautación» del buque involucrado. Este lunes el Gobierno ordenó a la multinacional que paralice la carga y descarga de hidrocarburos en buques. «No podrá retomar estas actividades hasta que se brinden garantías técnicas de que no se va a producir otro daño en el mar de los peruanos», anunció el ministro del Ambiente, Rubén Ramírez. Para la multinacional, las medidas son «desproporcionadas e irrazonables» pero han ofrecido su «plena colaboración» al país y a las poblaciones más afectadas.
Mientras tanto, la mancha negra de crudo ha sido arrastrada por las corrientes marinas hacia el norte, hasta unos 140 km de la refinería, según la Fiscalía, «provocando la muerte de una cantidad indeterminada de peces, aves y mamíferos marinos». Tanto el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre como el de Áreas Naturales Protegidas trabajan sin descanso en las zonas afectadas. Les ayudan colectivos ecologistas, ciudadanos, personal de Repsol y militares.
Lobos marinos, aves, cangrejos, pulpos, caracoles, estrellas de mar y erizos son algunas de las víctimas. Los vídeos de nutrias marinas muertas son especialmente dramáticos, ya que la especie está en peligro de extinción. En aves y mamíferos el chapapote actúa sin piedad. Adherido a sus cuerpos, les hace perder su permeabilidad y anula su mecanismo regulador de temperatura. Mueren de frío o abrasados si les da el sol.
Publicidad
Guanayes y piqueros lo pasan especialmente mal debido a sus hábitos de caza. Se lanzan en picado sobre los peces desde las alturas, así que cada vez que realizan una zambullida se empapan de petróleo. Al final, «ya no pueden abrir sus alas y quedan varados, flotando en el mar, sin poder emprender vuelo. Los mata el hambre o la hipotermina», cuentan desde el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas. Rescatarlos es complicado, más aún limpiarlos y que salgan adelante. Muchos mueren por el estrés del proceso. Los que logran sobrevivir pasan por procedimientos de rehabilitación y reinserción que puede durar varios meses.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.